mercoledì 1 agosto 2012

2 capitulo


Hola chicas,no hicieron 10 firmas,por eso ayer no subì…Acà està el capitulo de hoy.
Si no firman no hay nove,ya que me parece inutil subir capitulos si no se si les gusta o no

SI QUIEREN MAS, FIRMAN


Allí, justo delante de ella, enmarcado por la ventana del despacho, estaba... estaba... Lali tragó saliva y trató de recuperar la compostura, pero aquellos fríos ojos parecían estar atrapándola en una red invisible de sutil poder. La hacían sentirse aturdida, desorientada, inmersa en sensaciones y emociones que la aterrorizaban y despertaban su hostilidad.
Sin embargo, bajo aquellos sentimientos había otro más fuerte, más oscuro, una instintiva conciencia de su vulnerabilidad hacia aquel hombre.
Su cuerpo parecía estar reaccionando no sólo ante el hecho de tenerlo delante, sino también a su aroma, varonil, potente y peligroso, que a la vez la impulsaba a aspirarlo con fruición y a cerrarse por completo a él.
Se estremeció interiormente.
-Ya te había advertido que mi prima no tiene precisamente el aspecto de la típica mujer de negocios, Peter -dijo Raoul.
¿Peter? ¿Peter Lanzani ¿El Destructor Griego? La mirada de Lali reflejó de pronto una abierta hostilidad.
-Señorita Esposito -el hombre hizo una breve inclinación de cabeza.
-Ahora que estás aquí, Lali, será mejor que entremos de lleno en el asunto. Peter no tiene mucho tiempo -dijo Raoul.
De manera que no tenía tiempo pero sí mucho dinero. Era una combinación muy peligrosa... como el hombre en sí, pensó Lali. Notó que no había hecho ningún intento por estrecharle la mano, cosa que agradeció, pues lo último que necesitaba en aquellos momentos era entrar en contacto físico con él.
Tampoco dio muestras de recordar su encuentro en la feria. Probablemente porque, a diferencia de ella, no la había reconocido al instante. Parecía un hombre totalmente ajeno a cualquier vulnerabilidad emocional.
Mientras Raoul empezaba a hablar expansivamente de los beneficios que supondría para todos que León adquiriera Francine, Lali tuvo que hacer verdaderos esfuerzos para centrarse en lo que estaba diciendo. Empezó a volverse hacia él con intención de evitar el efecto casi hipnótico que la presencia de León ejercía sobre ella.
Cuando. giró sobre sí misma vio de reojo que Peter avanzaba hacia ella y la sujetaba por un brazo. Sintió que su corazón latía más deprisa a causa de las sensaciones que le produjo sentir la fuerza de sus dedos, la calidez de su carne...
Volvió instintivamente la cabeza y se encontró mirando su cuello. Se sintió abrumada cuando una oleada de ardiente conciencia femenina recorrió su cuerpo. No estaba acostumbrada a sentirse así, a reaccionar así, a desear así, reconoció, temblorosa.
¿Pero cómo podía desear a aquel hombre? Era un desconocido, un enemigo, el representante de todo lo que despreciaba.
De pronto notó que inclinaba la cabeza hacia su garganta. Fue imposible contener el intenso temblor que la recorrió cuando sintió la calidez de su aliento en la piel.
-Al menos, el perfume que lleva hoy supone una gran mejora respecto al que llevaba en la feria.
Cuando deslizó la mano por el brazo de Lali y la sostuvo por la muñeca a la vez que presionaba delicadamente con el pulgar contra su frenético pulso, ella lo miró a los ojos y se sorprendió al comprobar que su previa frialdad había sido sustituida por un ardiente brillo que hizo que se le desbocara el corazón.
-Es obvio que se trata de un perfume con muchas posibilidades de ser comercializado -dijo él a la vez que Lali se libraba de su mano y daba un paso atrás-. Es una lástima que no eligiera ponérselo durante la feria. El que se puso...
-Era una creación del padre de Raoul y no tenía nada que ver conmigo -espetó Lali, decidida a defender su prestigio profesional-. ¡Ni siquiera quería ponérmelo!
-Lo comprendo, sobre todo por su reputación -dijo Peter con suavidad-. Como supongo que sabrá, uno de los motivos por los que estamos dispuestos a pagar generosamente por Francine es que queremos combinar sus viejas fórmulas con su habilidad en el campo de la perfumería. Queremos introducir un perfume en el mercado bajo el nombre de Francine que...
El dinamismo de la actitud de Peter hizo que Lali volviera a la realidad.
Aquel hombre era su enemigo, un enemigo decidido a destruir todo lo que a ella le importaba profesionalmente, y más le valía no olvidarlo. Miró a su primo con expresión acusadora.
-Raoul, creo que...
Raoul la interrumpió cuando se volvió hacia Peter.
-Lali está tan excitada respecto a tus planes para Francine como yo mismo...
-No es cierto -dijo ella con firmeza-. Ya conoces mi punto de vista respecto a ese tema, Raoul -le recordó a su primo-. Y me aseguraste que tendríamos tiempo de hablarlo en privado hoy, antes de que nos reuniéramos con... con...
¿Qué le pasaba? ¿Por qué le costaba tanto decir el nombre de aquel hombre sin traicionar el efecto qué estaba ejerciendo sobre ella?
-Puede que Raoul conozca sus opiniones, pero, dado que yo no, tal vez estaría bien que me las comunicara -dijo Peter.
-Lali... -comenzó Raoul en tono de advertencia, pero Lali no tenía intención de escucharlo ni de dejarse intimidar por la retadora mirada que brillaba peligrosamente en los ojos de Peter.
Peter ya no era el hombre cuya presencia había desbaratado por completo sus defensas femeninas, el hombre que de algún modo había logrado afectar sus sentidos y emociones al nivel más primario posible. En lugar de ello era el hombre que amenazaba todo lo que más le importaba. Y de ningún modo pensaba romper la promesa mental que le había hecho a su abuela para cuidar y proteger del mejor modo posible lo que había heredado de ella.
Se volvió hacia Peter y habló con calma.
-Puede que sea socia minoritaria del negocio, pero poseo un tercio de las acciones.
-Y yo los otros dos -le recordó Raoul, enfadado-. Si quiero vender el negocio a Peter, como socio mayoritario...
-El negocio tal vez, Raoul, pero... -empezó Lali, cuyo rostro había enrojecido ligeramente a causa de la emoción.
-En realidad no me interesa cuál de los dos sea el socio mayoritario -dijo Peter-. Lo que nos interesa a mis socios y a mí es reintroducir en el mercado el perfume más famoso de Francine además de una nueva creación de la casa. Utilizando los métodos de producción modernos...
-¡Jamás crearé un perfume de ese modo! -dijo Lali apasionadamente-. Para mí, los perfumes sintéticos son abominables. Son una burla de lo que debería ser un verdadero perfume, que sólo puede conseguirse a partir de ingredientes naturales. Un auténtico perfume no refleja tan sólo sus orígenes, sino que también realza ciertas... características esenciales de quien lo lleva.
-¿Ciertas características esenciales? -las oscuras cejas de Peter se alzaron burlonamente-. ¿Se refiere a que realza la sensualidad de una mujer?
Lali notó con horror que se estaba ruborizando.
-Estás totalmente desfasada respecto a lo que pasa hoy en día en el mundo de los perfumes, Lali -dijo Raoul sin ocultar su enfado.
-Eres tú el que está desfasado -replicó ella-. Puede que el mercado mayoritario de perfumes esté dominado por productos de origen químico, pero comienza a haber una demanda creciente de productos manufacturados tradicionalmente. Si hubierais hecho vuestros deberes lo sabríais -dijo con firmeza-. Y el hecho de que no estéis al tanto me hace dudar seriamente sobre las posibilidades de éxito de cualquier producto que pretendáis lanzar al mercado.
Peter frunció el ceño y su boca se endureció.
-El mercado mayoritario de perfumes es un gran negocio -dijo con aspereza-. No me interesa producir un perfume que sólo pueda permitirse comprar una élite.
-Pues debería interesarle, porque son precisamente los perfumes que compra esa élite los que quiere usar todo el mundo. ¿Y por qué no iban a aspirar a ello? ¿Por qué darles un sustituto sintético que jamás se va acercar ni por asomo al verdadero?
-¿Tal vez porque el sustituto sintético es asequible y el otro no? -dijo Peter en tono irónico.
-Eso opina usted, pero sería posible -replicó Lali de inmediato-. Es perfectamente posible elaborar perfumes naturales a un precio razonable. Pero el beneficio sería mucho menor, y ése es el motivo por el que las grandes empresas como la suya se niegan a producirlos. Porque lo único que les importa es el beneficio. Usted y los hombres como usted son tan... tan desalmados como... ¡como un perfume sintético! -concluyó apasionadamente.
-¿En serio? -el sedoso tono de voz de Peter hizo que Lali se estremeciera, pero le sostuvo la mirada-. Supongo que está en condiciones de juzgarme, ¿no? A fin de cuentas me ha visto al menos... ¿cuántas veces? ¿Dos?
-Tres -corrigió ella, y sintió que todo el cuerpo le ardía cuando Peter la miró pensativamente.
-¿Tres veces?
-El número de veces que lo haya visto resulta irrelevante. El hecho es que la opinión del mundo sobre la corporación que dirige y sus metas y creencias aparece frecuentemente publicada en la prensa financiera y...
-¿La prensa financiera? -interrumpió Peter-. La prensa informa sobre la política de la compañía, pero no la dicta.
-Me da lo mismo lo que diga -protestó Lali con emoción-. Raoul sabe que estoy en contra de vender Francine. De hecho, venía con la esperanza de convencerlo para que no lo hiciera, pero veo que ya no hay nada que hacer. No puedo impedir que le venda la casa de perfumes, ya que es el accionista mayoritario, ¡pero jamás me prostituiré poniendo a su disposición mi olfato!
Lali se dio de cuenta pronto de lo silenciosos que se habían quedado ambos hombres. Raoul parecía enfadado y avergonzado, mientras Peter...
La frialdad había vuelto a apoderarse de sus ojos verdes, pero había un brillo en ellos, un destello de la fuerza y el poder ante los que Lali ya se sentía tan vulnerable.
Y aquél era otro motivo por el que no debía ceder, se dijo.
-Conmovedoras palabras. Es una lástima que no parezcan estar en sintonía con sus acciones.
Las frías palabras le resultaron a Lali tan inquietantemente peligrosas como la mirada que le había dedicado antes.
Indignada, se volvió hacia su primo en busca de apoyo, pero éste había ido a un extremo de la habitación a buscar unos papeles.
Peter se inclinó hacia ella.
-Cuando la vi en la feria resultó obvio que...
-Eso fue idea de Raoul -protestó Lali a la defensiva.
-La idea de Raoul, el perfume Francine... y su cuerpo. Por mera curiosidad, ¿qué clase de respuesta, aparte de la obvia, generó el espectáculo que montó? Me refiero a la cantidad de ventas, por supuesto, no al número de ofertas que recibió por su cuerpo.
Lali le lanzó una mirada furibunda.
-¿Cómo se atreve a decir eso? No tenía idea de que los hombres asumirían que yo también estaba disponible -replicó, totalmente ruborizada por el recuerdo.
-¿No tenía idea? -repitió Peter en tono desdeñoso-. Oh, vamos. No esperará que lo crea, ¿no? Se mostró abierta y deliberadamente vestida con...
-Vestía de un modo totalmente digno -interrumpió Lali-, y si hubiera sabido que aquellos supuestamente respetables hombres de negocios se iban a comportar como... como unos auténticos animales, jamás habría permitido que Raoul me convenciera para ayudarlo.
Con un cambio de tema tan inesperado que sorprendió por completo a Lali, Peter preguntó:
-¿Cuál es el perfume que lleva hoy?
Lali alzó levemente la barbilla y lo miró con expresión desafiante.
-Es un perfume mío.
-Me gusta. Sería un producto muy vendible bajo el nombre de Francine. De hecho, me sorprende que no estén vendiéndolo ya.
Los ojos de Lali destellaron de enfado y se volvieron tan brillantes como el sol que entraba por las ventanas.
-Creé ese perfume para mi consumo personal.
-¿Es totalmente original?
Lali frunció el ceño. ¿Por qué le estaba haciendo tantas preguntas? ¡Empezaba a enfadarse de verdad! Pag 12
-No exactamente. Está basado en un perfume llamado Myrrh, también de la casa Francine, y...
Lali dejó de hablar al ver que volvía a mirarla con el ceño fruncido.
-Myrrh... Comprendo. ¿Me equivoco al recordar que fue uno de los perfumes más exclusivos y exitosos de la casa Francine?
En aquella ocasión fue Lali la que frunció el ceño.
-No se equivoca -reconoció-. Ha investigado adecuadamente -admitió, y fue incapaz de resistirse a añadir-: O al menos alguien lo ha hecho por usted.
Sin duda alguna, un hombre como aquél pagaría a otras personas para que buscaran la información que necesitaba. Seguro que podía permitírselo.
-¿Y dice que el perfume que lleva está basado en el Myrrh? -Peter se volvió hacia Raoul-. Me sorprende que haya permitido jugar a Lali con algo tan valioso e irreemplazable.
Ofendida por sus palabras, ella tuvo el placer de replicar:
-Lo cierto es que Raoul no tiene poder para permitir que alguien haga algo con la fórmula original de Myrrh, ya que yo la he heredado directamente de mi abuela. Estoy segura de que mi primo tenía intención de ponerle al tanto al respecto.
Por su expresión, Lali supo de inmediato que Peter no estaba al tanto de aquello.
-De manera que es dueña de un tercio de las acciones y de la fórmula, ¿no?
-Sí -confirmó Lali enfáticamente.
-Es un asunto del que tendré que hablar con mis abogados. En mi opinión, el nombre Myrrh pertenece a la casa Francine y...
-Y el perfume Myrrh me pertenece a mí -interrumpió Lali, enfadada-. Y si cree que va asustarme hablando de sus abogados, se equivoca, porque me voy –se volvió hacia su primo para añadir-: ¡Ya he perdido bastante el tiempo!
-Lali... -empezó a protestar Raoul, pero ella lo ignoró y salió del despacho.
Mientras se encaminaba hacia su coche Lali pensó con amargura que la visita había sido una completa pérdida de tiempo. Ni siquiera había podido intentar persuadir a su primo para que no vendiera.
Con intención de calmarse, paseó por las antiguas calles de Grasse deteniéndose a ver algunos escaparates antes de llegar a la plaza principal de la población.
En la Place aux Aires había un mercado diario de flores frescas y comidas regionales, pero ya era tan tarde que se había vendido todo y los dependientes de los puestos estaban recogiendo. Lali decidió entrar a tomar un café en una de las cafeterías de los soportales mientras contemplaba la bonita fuente que adornaba el centro de la plaza.
Junto al lugar en el que había aparcado estaba el edificio vacío de una de las antiguas destilerías de la ciudad, abandonado y en desuso... ¡probablemente gracias a algún hombre como Peter!
Después de tomar el café, cuando estaba a punto de entrar en su coche algo le hizo mirar hacia la ventana del despacho de Raoul.
Se quedó petrificada al ver a Peter de pie ante ella, mirándola.
Enfadada, le sostuvo la mirada, decidida a no ser la primera en apartarla... hasta que un conductor impaciente por aparcar en su sitio empezó a tocar la bocina.


SI QUIEREN MAS FIRMAN

4 commenti:

  1. Me encanta, peter es como arrogante pero me gusta y es genial como hace enfadar a lali más!

    RispondiElimina
  2. Me gusta mucho!! Quiero maaaaaas!!!!
    Un besito, @clau_carpediem

    RispondiElimina
  3. Hola nueva lectora mas mas mas
    Mas mas me encanta

    RispondiElimina
  4. Los dos tienen su postura muy firme.

    RispondiElimina