mercoledì 22 agosto 2012

8 capitulo


Hola,buen dia chicas! Acà està el primer capitulo de hoy!
SI firman mucho subo otro!
+9 FIRMAS Y OTRO

 
Lali flotaba con el sueño. El vino la había amodorrado y no había tardado en dormirse. Aunque había dejado las puertas de la terraza cerradas, la brisa de la noche se colaba por las ventanas. Suspiró y cambió de postura mientras sentía la caricia del aire sobre la piel. Era una caricia delicada, como un ala de mariposa. Le rozaba los labios y luego bajaba hacia el cuello. Lali puso cara de placer. Tenía el cuerpo entregado, receptivo. Separó los labios mientras la besaban. Acercó al hombre que la besaba en sueños.
Sueños que parecían muy reales. El sabor del beso era tan dulce y nítido como el vino que aún le daba vueltas en la cabeza. Emitió un gemido lánguido de placer y siguió flotando. En el sueño, los brazos de Lali rodeaban al hombre sin rostro que la amaba. Al pirata, al fantasma. Éste susurró su nombre y aumentó la presión del beso y bajó la sábana que separaba los cuerpos de ambos. Lali notó el tacto de unos dedos firmes y familiares sobre la piel. Un cuerpo demasiado contundente y musculoso para ser un sueño se apretaba a ella. Las imágenes borrosas fueron aclarándose y el fantasma tomó forma. Tenía pelo negro, ojos negros y una boca pecaminosa.
El cuerpo le ardía. Lali gimió de nuevo y se dejó llevar por la pasión. Agradecía las caricias, pero su boca estaba insatisfecha, quería más. Entonces oyó una palabra cariñosa, un susurro en griego junto al oído.
De pronto, el telón de los sueños se levantó. El peso que sentía sobre su cuerpo era real y, en efecto, familiar. Lali empezó a forcejear.
—La diosa se despierta. Una lástima.

Lo vio a la luz de un rayo de luna. Sintió el cuerpo lleno de necesidades, notó la cabeza aturdida, sabedora de que había sido Peter quien las había despertado.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Lali y descubrió que apenas le entraba aire en los pulmones. Había sido la boca de Peter la que la había besado, estaba segura. Todavía podía saborear sus labios. Y sus manos...—. ¡Esto es el colmo! Si crees que voy a dejar que te cueles en mi cama mientras estoy durmiendo...
—Hace un momento no tenías ninguna queja.
—¡Serás...! Eres despreciable.
—Y tú muy sensible. Tu cuerpo reacciona de maravilla a las caricias —murmuró él al tiempo que le pasaba la yema de un dedo por el lóbulo de la oreja. Peter notó el pulso de Lali latiéndole bajo la mano. Sabía, aunque estaba intentando controlarlo, que también el suyo se había acelerado—. Parecía que te gustaba que te tocase. A mí tocarte me gustaba —añadió con un susurro íntimo y sensual.
—Largo de aquí —le ordenó por miedo a sucumbir.
—Dulce Lali... —Peter le dio un mordisquito en el labio inferior, la notó temblar, sintió el poder que ejercía sobre ella. Sería tan sencillo seducirla... y más arriesgado todavía—. Sólo pospones lo inevitable —agregó sonriente.
Lali le mantuvo la mirada mientras trataba de respirar con normalidad. Algo le decía que, aunque todo lo demás que Peter le había contado fuesen mentiras, la última afirmación era cierta.
—Esta vez no te he prometido que no gritaría.
Peter enarcó una ceja, como si sintiera curiosidad por averiguar qué ocurriría si lo hacía.
—Sería interesante explicarles esta situación a Agus y Cande. Yo diría que tu belleza me ha abrumado. Lo que no es mentira del todo. De todos modos, no vas a gritar.
—¿Por qué estás tan seguro?
—Ya me habrías delatado, o lo habrías intentado, si fuese a hacerlo —respondió él.
Lali se incorporó, se sentó en la cama y se echó el pelo al lado. ¿Acaso Peter tenía que tener siempre razón?, se preguntó enojada.
—¿Qué quieres ahora?, ¿y cómo demonios has entrado esta vez? He cerrado... —se quedó sin voz al ver que las puertas de la terraza estaba abiertas de par en par.
—¿Pensabas que un simple cerrojo me iba a cerrar el paso? —Peter soltó una risotada y le acarició la nariz con un dedo—.Tienes mucho que aprender.
—Ya está bien: escúchame...
—No, ahórrate las protestas para luego. Me doy por enterado —atajó él antes de enredar un dedo en un rizo de su cabello—. He venido para asegurarme de que no te inventarás un inoportuno dolor de cabeza que te impida venir a mi casa mañana. Quiero hablar de un par de cosas contigo.
—Yo también tengo que hablar de un par de cosas contigo —replicó furiosa Lali—. ¿Se puede saber qué hacías en la playa la otra noche? Y quién...
—Luego, Afrodita. Ahora mismo estoy distraído —atajó Peter—.Tu piel... me encanta cómo huele —añadió mirándola a los ojos.
—No sigas —Lali no se fiaba de él cuando empezaba a hablar en aquel tono tan seductor. De hecho, no debía fiarse de él en absoluto, se recordó—. ¿A qué ha venido el ridículo jueguecito que te traías esta noche?
—¿Qué jueguecito? —preguntó Peter abriendo mucho los ojos—. Lali, cariño, no sé de qué hablas. Estaba comportándome con la mayor naturalidad.
—Natural por las narices.
—No hace falta que te pongas agresiva —dijo él con suavidad.
—Hace la falta que me dé la gana —replicó Lali—. Esta noche has sido el invitado perfecto. Encantador...
—Gracias.
—Y falso —añadió, fulminándolo con la mirada.
—Falso no, correcto —matizó él—. Me he comportado como la situación lo requería.
—Claro, porque habría resultado un poco raro si te hubieses sacado del bolsillo un cuchillo en medio de la cena.
Se puso tenso. Respiró profundamente para relajarse. Lali no iba a dejarle olvidar aquel desafortunado incidente y Peter no conseguía quitarse de la cabeza la cara de pánico que ella había puesto en el momento de desmayarse.
—Pocas personas me han visto comportarme de un modo distinto a como me he comportado esta noche —murmuró él al tiempo que le hacía una nueva caricia en el pelo—. Que seas una de ellas es cuestión de mala suerte.
—Da igual, porque a partir de ahora no quiero verte de ningún modo.
—Mentirosa —dijo Peter sonriente—.Te recojo mañana a la una.
Lali soltó un exabrupto habitual en los círculos menos distinguidos de Italia, al que Peter respondió con una risotada.
—Agapetike, te advierto que en mis viajes de negocios he tenido ocasión de visitar los bajos fondos de Italia.
—Perfecto, entonces no necesitas que te lo traduzca.
—Tú estate lista —Peter la miró de arriba abajo—. Supongo que te resultará más fácil tratar conmigo a la luz del día... y con una indumentaria más adecuada.
—No tengo intención de tratar contigo en absoluto —arrancó ella en voz baja y hostil—. Ni de continuar con esta farsa absurda yendo a tu casa mañana.
—Claro que irás —contestó Peter con una sonrisa tan confiada como irritante—. Si no, te verías en la difícil situación de tener que explicarle a Cande por qué no quieres venir después de mostrarte tan interesada en mi casa. Dime, ¿qué es lo que te atrae de ella?
—Que tiene una estructura disparatada.
Peter soltó una risotada y le agarró una mano.
—Otro halago. Te adoro, Afrodita. Venga, dame un beso de buenas noches.
—Ni hablar —contestó Lali con el ceño fruncido.
—Venga, si lo estás deseando —dijo él y, con un movimiento veloz, se tumbó encima de Lali. Cuando ésta lo insultó, Peter volvió a reírse—. Eres irresistible.
Bajó la cabeza de golpe y se apoderó de sus labios con fuerza hasta que notó que Lali dejaba de resistirse. Poco a poco, Peter disminuyó la presión del beso, aunque no su intensidad. Una intensidad que la cargaba de energía y que fue aumentando la temperatura de su cuerpo hasta que sólo hubo pasión: pura, ardiente e insensata. Lali gimió, aceptó la pasión que la consumía y aceptó a Peter.
Éste notó el cambio. Se relajó un instante y se permitió disfrutar del momento.
Lali tenía un sabor que perduraba en los labios de Peter mucho después de dejar de besarla. Cada vez que la tocaba, sabía que, más pronto o más tarde, tendría que poseerla por completo. Pero no todavía. En ese momento todavía había mucho en juego. Lali era peligrosa y él ya se había arriesgado demasiado con ella. Pero el sabor de sus labios...
Peter se entregó al beso a sabiendas del peligro de volverse vulnerable, siquiera por un segundo, abandonándose a Lali. Si ella no hubiese estado en la playa aquella noche, si él no hubiese tenido que descubrirse ante ella, ¿serían las cosas distintas de como eran en ese momento?, se preguntó mientras el deseo empezaba a hundir sus garras. ¿Habría podido seducirla y abrazarla, acostarse con ella, con un par de galanterías y palabras inteligentes? Si se hubiesen encontrado por primera vez esa noche, en casa de Cande, ¿la habría deseado con tanta urgencia y desesperación?
Sentía las manos de Lali acariciándole el pelo. Peter descubrió que había dejado de besarla en la boca y se había deslizado hasta su cuello. Parecía como si la fragancia de Lali se concentrara allí con un sabor salvaje y peligroso. El convivía con el peligro y le gustaba; se enfrentaba a él con astucia y ganaba. Pero no podía calcular el riesgo de acercarse a esa mujer, del sentimiento que le despertaba. Por otra parte, la suerte ya estaba echada. Nada podía cambiar el camino que él tenía que seguir. Como tampoco podía cambiar el hecho de que ella estaba implicada.
Quiso acariciarla, rasgarle la seda que apenas cubría su cuerpo y sentir la piel de Lali cálida bajo su mano. Pero no se atrevió. Como hombre, conocía sus limitaciones y debilidades. Si era sincero, no le agradaba que Lali Esposito se hubiese convertido en una debilidad en un momento en que no podía permitirse flaqueza alguna.
Lali murmuró el nombre de Peter, introdujo las manos bajo su camiseta y las plantó sobre aquellos potentes pectorales. Peter sintió un trallazo de deseo, una descarga ardiente sobre la boca del estómago. Tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no dejarse arrastrar por la pasión y permitir que transcurrieran unos segundos, hasta que ésta se convirtió en un cosquilleo, todavía intenso, pero que podía controlar. Luego levantó la cabeza y esperó a que Lali abriera sus ojos azules. Algo se le clavó en la palma de la mano y, de pronto, Peter vio que había agarrado el medallón de Morgan sin darse cuenta. Apretó los clientes para no blasfemar y esperó un instante hasta estar seguro de que podría hablar con normalidad:
—Dulces sueños, Afrodita —se despidió sonriente—. Hasta mañana.
—Eres un... —Lali tuvo que pararse a recuperar el resuello y el ingenio necesario para insultarlo.
—Hasta mañana —repitió él al tiempo que le daba un beso en el dorso de la mano.
Lali lo vio salir por la terraza e iniciar el descenso hasta perderlo de vista. Completamente quieta, permaneció tumbada mirando al vacío y se preguntó dónde se había metido.
Me parece que lali tampoco es una santa jajaja
ADELANTO:Lali se hace preguntas y encuentra a Pablo Martinez....que pasarà entre ellos?Atracion?Quimica?Amistad?
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10 commenti:

  1. Mucha pasion entre estos dos!Me intriga ampliamente Peter !

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  2. La acbeza de lali dice una cosa pero su cuerpo le dicta otra!Por suerte por ahora gana su cuerpo! No puede resistirse a élVeremos q sucede luego!

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  3. Despertar así q vale la pena!

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  4. Q encierra esa doble faceta de Peter?

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  5. Sigo pensando con quien se la confundió a Lali esa noche en la playa?

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  6. Por ahora mucha intriga,q Peter,q Belen y yo q sospecho de Benjamin...el bueno nunca es lo q parece!

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  7. Me imagino q en esa visita por la casa de Peter algo pasará!Espero más!

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  8. Como estan estos?? Peter q se aprovecha de ella y ella q aprovecha de los supuestos sueños! me encanta más!

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