mercoledì 22 agosto 2012

10 capitulo parte 2


Tiene 3 partes ese capitulo…
+9 FIRMAS Y OTRO

 
Mientras se dirigían al salón, Lali se recordó sus prioridades. Tenía que conseguir respuestas... y las conseguiría. No podía permitir que un par de palabras amables y miradas intensas le hicieran olvidar la razón por la que había ido. Antes de llegar a formular pregunta alguna, sin embargo, un hombre apareció por la puerta.
Era bajo, de piel arrugada. Tenía pelo gris y tupido. Sus brazos eran grandes y musculosos. Era como un tanque a pequeña escala. Su bigote era una obra de arte. Nacía bajo la nariz y se arqueaba libremente por ambos lados de la boca hasta la barbilla. Al sonreír, enseñó varios huecos donde debía de haber dientes.
—Buenas tardes —saludó con respeto en griego, pero con mirada alegre.
Intrigada, Lali lo miró sin sonreír.
—Yiasou.
—Nicolas, la señorita Esposito. Nicolas es mi... ayudante.

—A su servicio, señorita —dijo sonriente el hombre. Se inclinó levemente, pero Lali no vio nada reverente en el gesto—.Ya me he ocupado del asunto del que hablamos, señor Lanzani. Tiene un par de mensajes de Atenas —añadió, dirigiéndose a Peter con respeto exagerado.
—Luego los oiré.
—Como desee —dijo el hombre antes de retirarse.
Lali frunció el ceño. Había percibido algo extraño en aquella breve conversación. Sacudió la cabeza mientras Peter le servía una copa. No era la relación de éste con sus criados lo que le interesaba.
Por fin, decidió que lo mejor sería abordar el tema que la preocupaba sin contemplaciones:
—¿Qué hacías en la playa la otra noche?
—Creía que habíamos acordado que estaba atacándote.
—Eso fue al final de la jornada —Lali tragó saliva y se atrevió a presionarlo un poco más—. ¿Estabas haciendo contrabando de algo?
Peter vaciló sólo un segundo. Le estaba dando la espalda, de modo que Lali no pudo ver su expresión de sorpresa. Una mujer muy perspicaz, pensó. Demasiado perspicaz.
—¿Y cómo has llegado a una conclusión tan asombrosa? —preguntó al tiempo que le entregaba una copa.
—Te lo estoy preguntando en serio —insistió ella, mirándolo a los ojos, después de agarrar la copa y sentarse—.Te he preguntado si te dedicas al contrabando.
—Primero, dime por qué crees que es posible —contestó Peter, que se había sentado frente a Lali.
—Olías a mar. Venías del agua.
Peter dio un sorbo a su copa.
—Y eso implica que soy un traficante —contestó él con sarcasmo.
—Si hubieses salido a pescar simplemente, no me habrías tirado al suelo intimidándome con un cuchillo —insistió Lali—. La costa de Turquía es un lugar propicio para el contrabando. Agus me dijo que había problemas con el contrabando.
—¿Agus? —repitió Peter interesado—. ¿Qué actitud tenía Agus exactamente con el tema del contrabando?
Llai dudó. La pregunta interrumpía su propio interrogatorio.
—Parecía... resignado, como quien acepta el mal tiempo.
—Entiendo —dijo Peter antes de dar otro sorbo a su copa—. ¿Te habló de cómo se realizan este tipo de transacciones?
—¡Claro que no! —replicó enojada por la habilidad con la que Peter le había dado la vuelta al interrogatorio—. Agus no tiene nada que ver con esas cosas. Pero creo que tú sí estás metido.
—Eso parece.
—¿Y?
—¿Y qué? —contestó Peter sonriente.
—¿Vas a negarlo? —preguntó Lali y descubrió que deseaba que lo hiciese. Lo deseaba con todas sus fuerzas.
—Da igual que lo niegue o deje de negarlo. No me creerías. Es evidente que ya has llegado a una conclusión —Peter la miró a los ojos y preguntó con desenfado—: ¿Qué haría si lo reconociese?
—Te entregaría a la policía —contestó Lali y él soltó una risotada.
—Lali, eres realmente valiente —dijo al tiempo que se inclinaba para agarrarle una mano—. Tengo muy buena fama. Te aseguro que la policía te tomaría por loca.
—Podría demostrar...
—¿Qué? —atajó él con violencia—. No puedes demostrar lo que no sabes.
—Sé que no eres quien finges ser —contestó ella. Trató de soltarse, pero Peter siguió sujetándole la mano—.Aunque quizá sea más acertado decir que eres algo que finges no ser.
Peter la observó en silencio con una mezcla de enojo y admiración.
—Sea quien sea o quien deje de ser, no tiene nada que ver contigo.
—¡Qué más quisiera! —replicó ella.
Peter la miró por encima de la copa.
—De modo que estarías dispuesta a ir a la policía para acusarme de contrabandista. No me parece prudente.
—No es una cuestión de prudencia: es cuestión de hacer lo correcto —Lali tragó saliva. Luego soltó lo que llevaba atormentándola desde el principio—. El cuchillo... ¿lo habrías utilizado?
—¿Para hacerte daño? —preguntó él con voz neutra.
—A mí o a cualquier otra persona.
—No se puede dar una respuesta concreta a una pregunta en general.
-Peter, por Dios...
Peter dejó su copa. De pronto, la expresión de su cara cambió. Sus ojos adquirieron un brillo peligroso.
—Tienes que ser increíblemente valiente o increíblemente tonta para estar sentada hablando conmigo si crees que soy todas esas cosas que dices.
—Creo que estoy a salvo —replicó con aplomo—.Todo el mundo sabe que estoy contigo.
—Pero podría desembarazarme de ti en cualquier otro momento si te considerara un obstáculo.
—Puedo cuidar de mí misma —dijo Lali tras superar un momento de miedo.
—¿Seguro? —Peter se encogió de hombros y pareció relajarse de nuevo—. En cualquier caso, no tengo intención de hacerte daño. Tu talento podría serme de mucha utilidad.
—No pienso dejar que me utilices —repuso ella, alzando la barbilla—.Traficar opio es una forma despreciable de ganar dinero.
—Un negocio sucio para piratas con parche en el ojo, ¿verdad? —se burló Peter—. ¿Así es como te lo imaginas, señorita práctica?
Abrió la boca para responder, pero no pudo evitar
sonreír.
—Me niego a que me caigas bien, Peter.
—No tengo por qué caerte bien, Lali. Es un sentimiento demasiado suave para mi gusto —Peter volvió a agarrar su copa—. ¿No bebes?
—Peter, sólo quiero una respuesta sincera. Me la merezco —insistió ella sin dejar de mirarlo a los ojos—. Es verdad: no puedo ir a la policía, me digas lo que me digas. No tienes por qué tenerme miedo.
Peter sintió algo extraño ante aquella última frase, pero optó por no prestarle atención. Consideró sus opciones antes de hablar:
—Te diré una cosa: estoy... relacionado con el contrabando. Me interesaría que me contaras cualquier cosa que oyeras al respecto.

 
+9 FIRMAS Y OTRO

9 commenti: