venerdì 24 agosto 2012

13 capitulo


Gracias por las firmas J
+10 FIRMAS Y OTRO
Sentada en el salón, trataba de anestesiar el miedo con el mejor coñac de Agus. Lali examinó al capitán Vazquez, del departamento de policía de Mitilini. Era bajo, más grueso que delgado, sin que pudiera llegar a considerárselo gordo. De cabello gris y escaso, se peinaba de modo que se disimulase su alopecia. Tenía ojos oscuros y penetrantes. A pesar del aturdimiento por el susto y el coñac, Lali comprendió que estaba ante un hombre con la tenacidad de un bulldog.
—Señorita Esposito —dijo el capitán, dirigiéndose a Lali en inglés—. Espero que lo entienda: tengo que hacerle unas preguntas.
—¿No puede esperar? —Pablo estaba sentado en el sofá junto a Lali—. Ha sido una experiencia muy desagradable para la señorita Esposito —añadió al tiempo que le rodeaba los hombros con un brazo.

—No, Pablo, no importa —Lali puso una mano encima de la izquierda de él—. Cuanto antes acabemos, mejor. Entiendo que es su trabajo, capitán. Le diré todo lo que pueda —añadió mirándolo con una determinación admirable para el capitán.
—Efxaristo —Vazquez chupó el extremo de su lápiz, se sentó en una silla y sonrió—. Quizá pueda empezar contándome qué ha hecho exactamente desde que se levantó esta mañana.
Lali empezó a hacer recuento de la mañana con tanta concisión como pudo. Hablaba mecánicamente, con las manos muertas sobre el regazo. Aunque la voz le tembló en un par de ocasiones, Vazquez observó que no dejaba de mirarlo a los ojos. Era fuerte, decidió, aliviado por no verse en la embarazosa situación de consolar a una mujer llorando o en pleno ataque de histeria.
—Entonces lo vi en el agua —Lali aceptó agradecida la mano de Pablo—. Salí corriendo.
—Se ha levantado muy temprano —comentó Vazquez—. ¿Suele madrugar tanto?
—No, pero me desperté y me entraron ganas de pasear por la playa.
—¿Vio a alguien?
—No —Lali sintió un escalofrío, pero mantuvo la mirada firme, ganándose un poco más la admiración de Vazquez—. Hasta que encontré a Peter y Pablo.
—¿Peter? Ah, el señor Lanzani —el capitán miró hacia Peter, acomodado en un segundo sofá con Agus y Cande—. ¿Había visto antes al... difunto?
—No —Lali apretó la mano al recordar la cara pálida del muerto. Sacó fuerzas de flaqueza y se obligó a continuar—. Sólo llevo unos días aquí y apenas me he alejado de la villa.
—¿Viene de visita?
—Sí.
—Lamento que un asesinato le haya estropeado las vacaciones —murmuró Vazquez con simpatía.
—¿Asesinato? —repitió Lali. La palabra resonó dentro de su cabeza mientras observaba los ojos calmados del capitán—.Yo creía... ¿no ha sido un accidente?
—No, apuñalaron a la víctima... por la espalda —contestó Vazquez tras bajar la vista hacia el cuaderno de notas—. Espero no tener que molestarla más. ¿Encontró muchas conchas, señorita Esposito? —añadió justo antes de levantarse y hacer una reverencia sobre la mano extendida de Lali.
—Sí... bastantes —dijo y sintió necesidad de meter la mano en el bolsillo de la chaqueta para sacar algunas—. Me parecían... preciosas.
—Sí —Vazquez sonrió y se dirigió a continuación a los demás—. Me temo que tendremos que interrogar a todas las personas de la zona para saber qué han hecho entre la noche de ayer y esta mañana. Detendremos al responsable. Si alguno de ustedes recuerda algún incidente que pueda ayudar a zanjar la cuestión... —añadió al tiempo que se guardaba el lápiz y el cuaderno.
¿Zanjar la cuestión?, pensó Lali al borde de un ataque de nervios. Zanjar la cuestión. ¡Pero había muerto un hombre! Estaba soñando. Tenía que estar soñando.
—Tranquila —le susurró Pablo al oído—. Toma otro trago —añadió al tiempo que le acercaba el coñac a los labios.
—Cooperaremos en todo lo que podamos, capitán —afirmó Agus justo antes de ponerse de pie—. Para nosotros, no es agradable que una cosa así ocurra tan cerca de nuestras casas. Lamentamos especialmente que haya sido una invitada nuestra quien haya tenido la mala suerte de encontrar el cadáver.
—Lo entiendo —Vazquez asintió con la cabeza y se frotó la barbilla con una mano—. Será menos caótico si hablo con ustedes de uno en uno. ¿Podemos utilizar el despacho?
—Lo acompaño —Agus apuntó hacia una puerta—. Puede empezar conmigo si quiere.
—Gracias —Vazquez inclinó la cabeza ligeramente, como despidiéndose del resto de los presentes, y se marchó junto a Agus. Lali observó su andar lento y comedido. Perseguiría a un hombre hasta la tumba, pensó, y se tragó el resto del coñac temblorosa.
—Necesito una copa —dijo Cande yendo hacia el mueble bar—. Doble. ¿Alguien más?
Peter deslizó la mirada fugazmente sobre Lali.
—Ponme lo mismo que tú —dijo y señaló con un dedo hacia la copa de Lali, para que Cande volviera a llenársela.
—No sé por qué tiene que interrogarnos —Belen se acercó al mueble bar también, demasiado impaciente para esperar a que Cande le sirviera—. No tiene sentido. Agus debería haberse negado. Tiene influencia de sobra para evitar todo esto —añadió mientras se echaba algo fuerte en una copa alta y se bebía la mitad de un trago.
—No hay razón para que Agus evite nada —Cande entregó una copa a Peter antes de echar otro chorro generoso en la de Lali—. No tenemos nada que ocultar. ¿Qué te pongo, Benja?
—¿Ocultar?, ¿quién ha dicho nada de ocultar? —replicó Belen, dando vueltas por la habitación—. Simplemente, no quiero contestar un montón de estúpidas preguntas porque ella haya sido tan tonta de encontrarse a un hombre muerto —añadió apuntando hacia Lali.
—Licor de anís —contestó benja antes de que Cande fulminase a Belen con alguna respuesta—. No creo que se le pueda echar la culpa a Lali de nada, Belen. Nos habrían interrogado aunque lo hubiese encontrado otra persona. La peor parada es ella, que ha descubierto el cadáver además de tener que responder al capitán. Gracias, Cande —dijo cuando ésta le dio su copa.
—No puedo quedarme en casa —murmuró Belen sin parar de dar vueltas por la habitación, nerviosa como un dedo sobre un gatillo—. Peter, dame una vuelta en lancha —le pidió mientras se paraba y se sentaba sobre el brazo del sofá en el que él estaba sentado.
—No tengo tiempo. Tengo que ocuparme de unos papeles en casa cuando termine aquí —Peter dio un sorbo a su copa y apretó ligeramente la mano de Belen. Luego miró a Lali, la cual lo miraba con expresión de condena. ¡Maldita fuese! No tenía derecho a hacerlo sentirse culpable por hacer lo que tenía que hacer.
—Por favor, Piti —insistió Belen, acariciándole el brazo—. Me volveré loca si hoy me quedo aquí quieta. Necesito distraerme en el mar, aunque sólo sea un par de horas.
Peter suspiró, rendido, mientras renegaba para sus adentros por tener que soportar una correa demasiado larga y fuerte, que se veía incapaz de romper. Tenía motivos para acceder y no podía dejar que la mirada atónita de Lali cambiase el rumbo que ya había emprendido.
—De acuerdo, esta tarde.
Belen sonrió y dio otro trago a su copa.
El interrogatorio se eternizaba. Cande salió cuando Agus volvió a entrar. Y la espera continuó. Las conversaciones avanzaban entre tirones y frenazos, desarrolladas en voz baja. Cuando Pablo se marchó a llamar por teléfono, Peter se acercó a Lali, en aquel momento junto a la ventana.
—Quiero hablar contigo —dijo con voz queda pero firme. Fue a agarrarle una mano, pero ella se escabulló.
—Yo no quiero hablar contigo.
Peter se metió las manos en los bolsillos adrede. Seguía pálida. El coñac la había serenado, pero no había conseguido devolverle el color a sus mejillas.
—Es necesario, Lali. Ahora mismo no puedo explicártelo.
—Problema tuyo.
—Cuando el capitán termine, saldremos a dar una vuelta. Necesitas airearte un rato.
—No pienso ir a ningún lado contigo. No me digas lo que necesito ahora —contestó entre dientes—. Te necesitaba antes.
—Maldita sea, Lali —gruñó Peter. Lali desvió la mirada hacia el jardín de Cande. Algunas de las rosas, pensó sin entusiasmo, habían florecido. Peter apretó los puños dentro de los bolsillos—. ¿Crees que no sé que me necesitabas? Lo sabía. Claro que lo sabia. Pero no podía ayudarte... en ese momento no. No me hagas esto más difícil de lo que ya lo es.
Lali se giró y respondió con frialdad:
—No tengo intención de hacerte nada difícil —dijo en tono solemne—. De hecho, no quiero hacer absolutamente nada contigo. No quiero nada de ti.
—Lali... —insistió él y algo en sus ojos amenazó con romper la determinación de Lali. Una disculpa, un lamento, una súplica de comprensión inesperada—. Por favor, necesito...
—Me da igual qué necesites —atajó Lali antes de flaquear—. Aléjate de mí. No vuelvas a acercarte.
—Esta noche... —arrancó Peter, pero la mirada basilisca de ella lo detuvo.
—No te acerques —repitió Lali.
Luego se dio la vuelta y cruzó la pieza para sentarse junto a Benjamin.
Y bue,lali asì decidiò asique peter se va con belen..que pasarà?
Diganme lo que piensen,de quien sospechen,a quien le tienen la ABSOLUTA confianza...me gusta leerlas J

+10 FIRMAS Y OTRO

13 commenti:

  1. La actitud de Belén me hace ruido, Peter no entiendo pq actúa como lo hace, perece que debe cumplir un papel para conseguir algo! Más!!! Me encanta!

    RispondiElimina
  2. mas mas mas nove!!!
    estoy muy intrigada por saber que pasara en el proximo capitulo subi pronto porfa :)

    RispondiElimina
  3. lali no se acordó de decirle al detictive que vio un cigarro!!!

    RispondiElimina
  4. me encanta tu nove subi mas!!
    que estoy impaciente. Soy de españa y aca son las 2 de la madrugada, estoy despierta esperando tu nove!! subi pronto

    RispondiElimina
  5. Muy bueno!Mucha intriga!

    RispondiElimina
  6. Ahora sí se termino finalmente la tranquilidad para Lali

    RispondiElimina
  7. Desconfi de Belén de Benjamín de agua y hasta de la misma canse no q este involucrada pero si q sepa algo ...q pSara massssssss

    RispondiElimina
  8. Sospecho por ahora de todos,aunq creo q el rol de peter va a sorprender a muchas,incluso a Lali!

    RispondiElimina
  9. Ella siempre deliraba con piratas y ahora esta metida en medio de una historia de piratas!

    RispondiElimina