domenica 26 agosto 2012

18 capitulo parte 1



Espero les guste el capitulo!
Firman y subo la segunda parte!

NO SE PUEDEN PERDER LA SEGUNDA PARTE
 
+12 FIRMAS Y OTRO,pero firman eh! jaja

 
El blanco de la villa resaltaba bajo el cielo nocturno. Una pálida luz brillaba en una ventana del primer piso para que pudiera orientarse al regresar.
—Están todos dormidos. Tengo que ser muy sigilosa —susurró innecesariamente Lali mientras salía del coche sin esperar a que Pablo le diera la vuelta para abrirle la puerta—. Mañana me sentiré como una tonta cuando me acuerdo de esto —añadió y se tapó la boca para que no le entrara la risa floja.
—No creo que te acuerdes de mucho —comentó él mientras la agarraba de un brazo.
Lali acertó a subir las escaleras con la atenta dignidad de quienes no sienten el suelo que pisan.

—No quisiera abochornar a Agus aterrizando con la cara en el suelo —dijo—. Agus y Benjamin tienen tanto sentido del decoro.
—Y yo voy a tener que volver con mucho cuidado —contestó Pablo—. A Peter no le agradaría que se me cayera su Fiat por un acantilado.
—¡Anda! —exclamó Lali sorprendida. Luego lo miró como una lechuza—. Llevas una curda tan grande como la mía.
—No tanto, pero casi. Aun así... —Pablo exhaló un suspiro y deseó poder tumbarse en algún sitio— me he comportado con el máximo respeto.
—Con el máximo —repitió ella y tuvo que llevarse otra vez la mano a la boca para sofocar otro ataque de risa. Se apoyó sobre Pablo con tanta fuerza, que éste tuvo que cambiar el peso del cuerpo sobre la otra pierna para mantener el equilibrio—. Lo he pasado muy bien, Pablo. De maravilla. Lo necesitaba más de lo que pensaba. Gracias.
—Adelante —dijo él después de abrirle la puerta de la casa y darle un empujoncito para que entrase—.Y cuidado con las escaleras. ¿Debo esperar y oír los ruidos de cómo te vas tropezando con los muebles? —añadió susurrando.
—Tú vete y ten cuidado, no vayas a darle un baño al Fiat —Lali se puso de puntillas y le rozó la barbilla con los labios—. Quizá debería prepararte un café.
—Para eso tendrías que encontrar la cocina. No te preocupes. Siempre puedo aparcar el coche y volver caminando si veo que no estoy despierto. Vete a la cama, Lali. Aunque sea haciendo eses —bromeó.
—Tú más —contestó ella infantilmente antes de cerrar la puerta.
Lali encaró las escaleras con tremenda cautela. Lo último que quería era despertar a alguien y tener que mantener algún tipo de conversación coherente. Se paró en medio de un tramo de escalones y se tapó la boca para refrenar otro ataque de risa. Dios, era fantástico. Era maravilloso no ser capaz de pensar. Pero no podía seguir así, se dijo con firmeza. Tenía que conseguir llegar a su habitación y encerrarse antes de que la descubrieran.
Logró alcanzar el rellano superior. Después, tuvo que detenerse unos instantes para recordar en qué dirección estaba su dormitorio. A la izquierda, por supuesto, se dijo sacudiendo la cabeza. Pero ¿hacia qué lado era la izquierda? Permaneció parada unos segundos más para resolver la duda antes de arrastrarse pasillo abajo. Agarró el pomo de la puerta, respiró medio mareada y entró por fin en la habitación.
—¡Lo logré! —murmuró y estuvo a punto de echar por tierra el éxito al tropezarse con la alfombra. Cerró la puerta con suavidad y apoyó la espalda contra ella. Ya sólo faltaba localizar la cama. Una luz se encendió, como por arte de magia. Lali saludó a Peter con una sonrisa—. Para ser un espejismo, pareces muy real —dijo en voz baja.
—¿Se puede saber qué has estado haciendo? —preguntó furioso mientras ella se descalzaba a duras penas—. ¡Son casi las tres de la mañana!
—¡Qué desconsiderada! Debería haberte telefoneado para avisarte de que volvería tarde —se burló Lali.
—No te hagas la lista, ¡maldita sea! No estoy de humor. Llevo esperándote la mitad de la noche —Peter cruzó la habitación, la agarró por los hombros y examinó su rostro. Su enfado dio paso a la sorpresa—. Estás como una cuba —añadió, como si le hiciera gracia.
—Como dos cubas —convino Lali y tuvo que respirar hondo para no echarse a reír—. Eres muy observador, Peter —añadió al tiempo que plantaba una mano sobre la camisa de él.
—¿Cómo diablos voy a tener una conversación racional con una mujer que ve doble? —preguntó resignado.
—Triple. Pablo ve doble, pero yo he bebido más —contestó orgullosa mientras intentaba desabrocharle un botón con la mano libre—. ¿Sabías que tienes unos ojos increíbles? Nunca había visto unos ojos tan negros. Los de Pablo son azules. Sus besos no se parecen nada a los tuyos. ¿Por qué no me besas ahora?
Peter la sujetó con fuerza un momento, pero enseguida aflojó.
—Así que has salido con el pequeño Pablo —dijo. Empezó a dar vueltas por la habitación mientras Lali se balanceaba y lo miraba.
—El pequeño Pablo y yo te habríamos invitado a venir con nosotros si no se nos hubiera olvidado. Además, cuando te pones dócil y encantador puedes ser muy aburrido —dijo arrastrando las erres justo antes de bostezar—. ¿Tenemos que seguir hablando mucho tiempo? Me caigo de sueño.
—Soy el primero que está harto de ser dócil —murmuró mientras agarraba un frasquito del perfume de Lali y lo volvía a dejar—. Pero tengo mis razones.
—Lo haces muy bien —aseguró ella al tiempo que se echaba mano a la cremallera—. Pero ahora no tienes que actuar con propiedad.
—¿No? —Peter se giró y la vio batallando con la cremallera—. Lali, por Dios, no me hagas esto.
—Eres muy bueno, pero a veces pierdes el control. Una mirada, un gesto... Eres muy convincente, porque soy la única que parece darse cuenta. Porque a mí no me engañas... Bueno, ¿qué?, ¿vas a besarme o no? —dijo justo antes de dejar que el vestido cayese hasta el suelo.
Se le secó la garganta al verla allí de pie, cubierta tan sólo con una fina combinación, mirándolo con ojos brumosos. Un flechazo de fuego lo atravesó y tuvo que obligarse a prestar atención a lo que Lali le había dicho.
—¿La única que parece darse cuenta de qué?
Lali hizo dos intentos de recoger el vestido. Cada vez que se inclinaba, la combinación se ahuecaba y ofrecía una vista del nacimiento de sus pechos. Peter sintió que el flechazo de deseo bajaba más allá del estómago.
—¿Qué? —repitió confundida ella tras decidir dejar el vestido donde estaba—. Ah, sigues con eso. Es por tu forma de moverte.
—¿Qué le pasa? —Peter trató de mantener la mirada en la cara de Lali, en vez de sobre su cuerpo. Pero su fragancia ya le estaba nublando el juicio y su sonrisa... aquella sonrisa lo estaba desafiando.
—Te mueves como una pantera —dijo ella— que sabe que la están persiguiendo y piensa devolver el ataque cuando esté lista.
—Entiendo —dijo él con el ceño fruncido. No sabía del todo si le gustaba la comparación—. Tendré que ser más discreto.
—Haz lo que quieras —contestó Lali alegremente—. En fin, en vista de que no quieres besarme, buenas noches, Peter. Me voy a la cama. Te acompañaría a tu casa, pero me temo que podría caerme por la terraza.
—Lali, tengo que hablar contigo —dijo él, agarrándola por un brazo a toda velocidad para no dar lugar a que se desplomara sobre la cama. Verla sobre el colchón, pensó, sería una tentación excesiva. Pero Lali perdió el escaso equilibrio que tenía y cayó contra el pecho de Peter. Se acurrucó cariñosamente y no protestó cuando él la estrechó con un poco más de fuerza entre los brazos.

 
Que creen pasarà?Peter resistarà o cederà al deseo?
+12 FIRMAS Y OTRO

12 commenti:

  1. massssssssssssssss noveeeeeeeeeeeeeeeeee

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  2. Es un caballero, sabe como comportarse no??? Y lali que lo provoca le va a costar un poco, ademas que va poder hablar con alguien que no se mantiene en pie??

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  4. Mas mas Mas mas Mas mas

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  5. No creo q lali este en condiciones de nada,ni de hablar ni de nada,caera dormida en un instante!Aunq lo está provocando y el q juega con fuego se quema despues q no se queje°!

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