martedì 21 agosto 2012

7 capitulo


Gracias por las firmas…
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Lali se quedó en silencio, atónita. Peter le levantó una mano y se la llevó a los labios.
—Eres tú —acertó a susurrar ella.
—Afrodita, eres exquisita. Incluso estando totalmente vestida.
Tras rozarle los nudillos con la boca, la miró a los ojos. Lali reaccionó y trató de apartar la mano, pero él siguió sujetándosela sin dejar de admirarla.
—Cuidado, Lali. Cande y sus invitados podrían extrañarse por tu comportamiento —dijo Peter con calma—.Y cualquier explicación los haría dudar de tu salud mental —añadió sonriente.
—Suéltame —dijo en voz baja, sonriendo sólo con los labios—.Ahora.
—Eres increíble —Peter le hizo una ligera reverencia y la soltó—. ¿Sabes que tus ojos sueltan dardos, literalmente, cuando estás enfadada?

—Gracias por la información. Así tengo el placer de saber que te estoy acribillando —replicó Lali—. No deje de avisarme cuando le clave alguno en el corazón, señor Lanzani.
—Peter, por favor —dijo él con modales refinados—. No vamos a andarnos con formalismos ahora después... de todo lo que hemos pasado juntos.
—Muy bien, Peter, sanguijuela repugnante —contestó Lali esbozando la mejor de sus sonrisas—. Es una lástima que no sea el momento apropiado para ahondar en lo detestable que eres.
—Ya encontraremos una ocasión más oportuna —contestó él inclinando la cabeza con cortesía—. Ahora, deja que te ponga una copa.
Cande regresó, complacida con las sonrisas que les había visto intercambiar.
—Parece que habéis conectado. Se os nota como si fueseis viejos amigos.
—Le estaba diciendo al señor Lanzani lo bonita que se ve su casa desde el mar —Lali le lanzó una mirada fugaz pero letal.
—Sí, Lali se quedó fascinada cuando la vio —comentó Cande—. Siempre ha preferido las cosas que no encajan en un molde, no sé si me explico.
—Perfectamente —Peter paseó la mirada por la cara de Lali. Un hombre podría ahogarse en aquellos ojos, pensó, si no tenía cuidado. Mucho cuidado—. La señorita Esposito ha accedido a visitarla mañana por la tarde —añadió y sonrió mientras veía la cara de ella, cuya expresión pasó del asombro a la ira en el segundo que transcurrió hasta que recuperó el control sobre sus emociones.
—¡Maravilloso! —exclamó entusiasmada Cande—. Peter tiene un montón de tesoros de todas partes del mundo. Su casa es como la cueva de Aladino.
Lali sonrió y pensó en tres deseos especialmente desagradables, todos los cuales tenían a Peter como víctima.
—Estoy deseando verla.
A lo largo de la cena, Lali observó los modales de Peter, al principio confundida, luego intrigada. Aquél no era el hombre que ella conocía. Ese hombre era atento y refinado. No había en él tanta intensidad ni aquella autoridad implacable, sustituidas por un talante amable y encantador.
Peter Lanzani, aceite de oliva, negocios de importación y exportación. Sí, se notaba que era un hombre de dinero, con éxito... y conservaba el magnetismo que le había advertido desde el principio. Pero era una fuerza distinta, carismática, sin indicio alguno de violencia.
Parecía tranquilo, sentado a una mesa elegante, riéndose con Cande y Agus mientras comentaban una vieja historia de la isla. Llevaba un traje gris a la medida que le sentaba tan bien como la camiseta y los vaqueros con que lo había visto la primera vez. Su arrogancia tenía un toque más aristocrático. Todos los rasgos agresivos habían desaparecido.
Se lo veía a gusto, como si estuviera en casa, y no transmitía esa energía intrépida, arriesgada. ¿Cómo podía tratarse del mismo hombre que había empuñado un cuchillo o había trepado hasta su terraza?
Peter le ofreció una copa de vino y ella frunció el ceño. Lo cierto era que sí se trataba del mismo hombre, se recordó. Pero ¿a qué estaría jugando? Lali levantó la mirada y se encontró con sus ojos. Apretó con los dedos la base de la copa. Aunque no fue más que un destello fugaz, rápidamente velado, le bastó para reconocer al hombre que se escondía bajo aquella fachada de urbanidad y buenos modales. Tenía una fuerza brutal. Si estaba jugando a algo, pensó mientras daba un sorbo de vino para serenarse, no era un juego divertido. Y, desde luego, ella no quería participar en él.
Se giró hacia Benja y dejó a Peter con Belen. Inteligente, ocurrente y sin misterios frustrantes, Benja era un compañero de cena mucho más agradable. Lali se abandonó a un intercambio placentero de comentarios y procuró relajarse.
—Dime, ¿no te haces un lío con tantas palabras de distintos idiomas en la cabeza?
Lali tomó un poquito de moussaka. Le gustaba la salsa, pero estaba nerviosa y se le había revuelto el estómago. Y todo por culpa de Peter. El muy desgraciado estaba haciendo estragos hasta en su apetito.
—No es tan difícil. Basta con pensar en el idioma en el que estás hablando en cada momento —contestó finalmente—. De uno en uno, así no se te mezclan.
—Lo dices como si fuese muy sencillo —insistió benja—. Pero no está al alcance de cualquiera. Deberías sentirte orgullosa. Es un don.
—¿Un don? —Lali frunció el ceño un segundo y luego lo desarrugó con una sonrisa—. Supongo que sí, aunque nunca lo había pensado. No sé, me parecía una limitación no poder expresarme más que en un idioma. Luego, una vez que me puse, ya no pude parar.
—Hablando el idioma del país, te puedes sentir en casa en muchos países.
—Sí, seguro que es por eso por lo que me siento tan bien aquí.
—Agus me ha dicho que está intentando convencerte para que trabajes con él —Benja sonrió y brindó con la copa de ella—. Lo apoyo totalmente. Trabajar contigo sólo puede resultar beneficioso para la empresa.
La risa sonora de Belen interrumpió la conversación.
—¡Ay, Piti!, ¡qué cosas dices!
«Piti», repitió para sus adentros Lali. La ponían enferma los diminutivos.
—Creo que yo también disfrutaría trabajando contigo —contestó a Benja al cabo de unos segundos.
—Dame una vuelta en lancha mañana, Piti. Necesito divertirme un poco.
—Lo siento, Belen, mañana no puedo. Puede que a finales de semana —Peter suavizó la negativa haciéndole una caricia en la mano.
—A finales de semana puede que me haya muerto de aburrimiento —protestó Belen, poniendo cara de puchero.
Lali oyó a Benja suspirar. Se giró hacia él y vio la mirada de exasperación que lanzó a Belen.
—Belen me ha dicho que la semana pasada se encontró con Maria Popagos en Atenas —comentó Benja. La expresión de exasperación se había borrado de su rostro—. Ya tiene... ¿cuántos, Belen?, ¿cuatro hijos? —añadió con dulzura.
La trataban como a una niña, pensó Lali contrariada. Y ella se comportaba como tal: como una niña mimada y caprichosa.
Durante el resto de la cena, y luego durante el café, Lali observó los cambios de humor de Belen, que pasaba de mostrarse hastiada a estar excitadísima. Benja, aparentemente acostumbrado o quizá por una cuestión de educación, no daba importancia a tales fluctuaciones. Y aunque le disgustaba admitirlo, Peter también tenía la elegancia de no llamarle la atención. Agus, en cambio, iba poniéndose nervioso a medida que iba transcurriendo la velada. Se dirigía a su prima en voz baja, aconsejándole que no bebiera más, mientras ella seguía sirviéndose coñac. En vez de obedecer, se tragaba el licor de golpe y le daba la espalda a su primo.
Cuando Peter se levantó para marcharse, Belen insistió en acompañarlo al coche. Mientras salía del salón colgada del brazo de Peter, lanzó una mirada triunfal por encima del hombro. ¿A quién la habría dirigido?, se preguntó Lali. Se encogió de hombros, se giró hacia Benja y dejó que la velada siguiera su curso con normalidad. Ya tendría tiempo de pensar cuando estuviera sola en su dormitorio.

 
Consejo de alguien que ha leido esa nove:hagan atencion a cada pequeno detalle,todo puede ayudar,yo al final entendì muchas cosas que AHORA pueden parecer causalidades.
Que pasarà en la visita de lali a la casa de peter? Peter saldrà con belen?
ADELANTO: ¿alguien? Interrumpe los suenos de lali
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