domenica 5 agosto 2012

3 capitulo

Hola,estoy enojada porque ya no firman..subo ese capitulo solo para las pocas personas que firman..si no les gusta la nove,diganmelo y hacemos otra...

5 FIRMAS Y HAY OTRO


 

Raoul y Peter se miraron un momento en silencio.

-Sé lo que debe de estar pensando, pero le prometo que todo irá bien -dijo Raoul-. Hablaré con ella y la convenceré. Ya lo verá. Aunque no estaría mal que se mostrara un poco más... amistoso con ella. ¡Aún no ha nacido la mujer que no responda a un poco de persuasión y halagos!

Peter lo miró un momento antes de hablar.

-¿Amistoso? Supongo que conoce a su prima mucho mejor que yo, Raoul, aunque no habría pensado que...

-Oh, Lali está bien -Raoul se encogió de hombros-. Por supuesto, siempre ha hecho las cosas a su manera, y su abuela, que se casó con un hombre que procedía de una rica familia inglesa, se ocupó de mimarla y consentirle todo lo que quiso -dijo, sin aclarar que todo el patrimonio familiar había desaparecido mucho antes del nacimiento de Lali-. No hay por qué preocuparse. Lali es un poco ingenua. A veces se enfada y se pone moralista, pero eso es todo. Yo lo achaco al hecho de que fue prácticamente criada por su abuela. Es un poco anticuada, pero seguro que puedo convencerla. Y, también gracias a su abuela, tampoco se ha relacionado demasiado con hombres.

-Oh, eso lo explicaría todo -murmuró Peter, pero Raoul no captó el sarcasmo de su tono.

-Déjelo todo en mis manos -dijo en tono arrogante.

Peter frunció el ceño. Cada vez veía de forma más obvia que Lali estaba en una posición muy vulnerable en lo referente a Raoul y el negocio.

Si hubiera sido miembro de su familia... Pero no lo era, y no podía permitir que su ascendencia griega lo impulsara a asumir el papel de su protector. De hecho, no había ningún motivo por el que tuviera que preocuparse por ella, sobre todo después de la hostilidad que había mostrado hacia él.

Frunció aún más el ceño. No estaba acostumbrado a que las mujeres se mostraran hostiles hacia él, sino todo lo contrario. Nunca había tenido que perseguir a una mujer y no pensaba ir tras una que había dejado bien claro que no sentía el más mínimo interés por él. Desde luego que no.

Lo que de verdad importaba era asegurar

la adquisición de Francine. Cuando habló con Raoul por primera vez dedujo que al adquirir Francine también estaría adquiriendo sus fórmulas, incluyendo la del Myrrh, y las habilidades de perfumista de Lali. Pero, al parecer, Raoul no había sido totalmente sincero con él.

-Todo irá bien. Lo prometo -insistió Raoul-. Todo lo que hay que hacer es convencer a Lali de que podrá utilizar sus preciosos ingredientes naturales y la tendrá comiendo de su mano y rogándole que le permita crear un nuevo perfume para usted.

-Me temo que eso no será posible. La simple mención del precio de esos productos naturales haría que todos los miembros de la junta de dirección sufrieran un infarto. Producir perfumes con los métodos tradicionales no es comercialmente viable.

-Puede que no, pero eso no tiene por qué decírselo a Lali.

-¿Está sugiriendo que debo mentirle deliberadamente?

-Quiere la fórmula del Myrrh y quiere que ella trabaje para usted, ¿no? -preguntó Raoul con astucia.

Peter apartó un momento la mirada antes de preguntar secamente:

-¿Por qué no me informó del punto de vista de su prima sobre todo esto? ¿Y por qué no me aclaró que ella es la dueña de la fórmula del Myrrh?

-No me pareció que fuera importante. Lo único que me pidió fue una lista de los perfumes que había vendido mi padre. Además, estoy seguro de que podría probar legalmente que la fórmula pertenece al negocio. Después de todo, un hombre con sus recursos puede permitirse los mejores abogados, abogados que pueden probar casi cualquier cosa. Lali no tiene dinero suficiente para llevarlo a juicio, pero a usted le ahorraría muchas molestias que cediera y se lo entregara, y le prometo que así será si hace las cosas a mi manera.

-Si no le molesta que se lo diga, parece que su prima no le importa demasiado.

-No me preocupa tanto como yo mismo, desde luego. ¿Y por qué iba a ser de otro modo?

Nunca habíamos estado en contacto hasta hacía unos meses. Yo necesito vender Francine. Si no a usted, a algún otro. Y no pienso permitir que Lali o ninguna otra persona interfiera en eso.

-Creo que preferiría hablar personalmente con su prima -dijo con frialdad y, en tono de advertencia, añadió-: Es cierto que quiero contar con la experiencia de Lali, y que quiero la fórmula de Myrrh, pero no pienso engañarla respecto a mis planes para el negocio. Una de mis normas consiste en no sacrificar nunca la honradez por la conveniencia.

Inicialmente, cuando había visto a Lali en la feria, había asumido que estaba hecha de la misma pasta que su primo, pero ya no estaba seguro de ello.

Pero no podía permitirse el lujo de la compasión, se dijo, y a menos que la hubiera juzgado mal, no creía que Lali estuviera dispuesta a ser compadecida.

Raoul se encogió de hombros.

-Si eso es lo que quiere, de acuerdo. A fin de cuentas, usted es el jefe.

Iba a serlo, pero no lo era todavía, se recordó Raoul con enfado cuando se fue.

No pensaba permitir que Lali le estropeara el trato, y no pensaba dejar que fuera Peter quien tratara de hacer cambiar de opinión a su prima. Sobre todo sabiendo que él podía lograrlo con más rapidez y facilidad.

En la intimidad de la elegante suite de su hotel, Peter concluyó la conversación que había mantenido con su director en Sidney y fue hasta los ventanales que daban a su balcón privado.

Que Lali fuera la dueña de la fórmula del Myrrh era una complicación que no había anticipado, al igual que no había anticipado toparse con alguien como ella.

Pero no pensaba utilizar las tácticas sugeridas por Raoul para rectificar el problema. El imperio Lanzani jamás empleaba el engaño y los métodos turbios para conseguir sus propósitos, aunque éstos fueron utilizados en otra época contra ellos de un modo devastador.

Su expresión se endureció. Los oscuros años en que su familia estuvo a punto de perder el negocio habían quedado atrás, pero también habían dejado su marca en él.

Sin embargo, en aquellos momentos no estaba pensando tanto en el pasado como en...

Tuvo que reconocer que no estaba seguro de qué lo había distraído más, si la tentadora longitud de las piernas de Lali, o la intensidad con que sus ojos reflejaban sus emociones.

No había duda de que era una mujer tremendamente testaruda, apasionada e idealista, y una renegada del mundo convencional de los negocios, en el que lo único que importaba era el beneficio.

Lo mirara por donde lo mirara, aquella mujer sólo podía traer problemas.

Haría que los miembros de la junta directiva se pusieran a temblar y que se cuestionaran su criterio financiero por plantearse la posibilidad de implicarse en un negocio en el que ella tuviera algo que ver.

¿De verdad creía aquella mujer que era viable producir perfumes como los que quería en cantidades suficientes como para introducirlos en el mercado a precios razonables?

Él mismo ya estaba teniendo que enfrentarse a la oposición de varios miembros de la junta que no estaban de acuerdo con sus planes para adquirir Francine, y sabía que tenía que reprimir aquella oposición si no quería que lo echaran de su propia junta directiva.

-¿Por qué Francine? -había preguntado uno de los miembros de la junta en tono beligerante-. Hay docenas de casas de perfumes en mejor situación financiera, con más activos...

-Quiero Francine precisamente porque es Francine. El nombre tiene cierta resonancia, cierto atractivo especial. Y debido a su situación actual podemos adquirirla a un precio muy razonable. Cuando aparezca en el mercado el nuevo perfume Francine, será «el» perfume.

-¿El nuevo perfume Francine? -preguntó otro de los miembros de la junta-. Si va a haber un nuevo perfume, ¿por qué comprar Francine? Podemos contratar a un químico para que cree un nuevo perfume para nosotros y luego hacer que lo anuncie alguna modelo o actriz famosa. Eso es lo que está haciendo todo el mundo.

-Y precisamente por eso no es lo que vamos a hacer nosotros -había respondido Peter de inmediato.

Estaba corriendo un gran riesgo. Lo sabía. Por cada fragancia clásica había cien perfumes olvidados, enterrados en la oscuridad. Peter no era ningún tonto. Sabía que tenía sus detractores y sus enemigos en las aguas infestadas de tiburones del mundo de negocios-en que vivía; también sabía que estaban aquéllos que simplemente sentían celos de su éxito. Y fueran cuales fuesen sus motivos, sabía que todos disfrutarían viéndolo hundirse.

Lanzar un nuevo perfume siempre era un riesgo, incluso para una casa de perfumes ya famosa y establecida. Todo lo que poseía Francine era el nombre y un par de fórmulas.

Un par, pero, al parecer, no la de Myrrh.

Pensativo, Peter se apartó del ventanal y se acercó a la mesilla de noche, de donde tomó una pequeña foto enmarcada para observar con expresión sombría los delicados rasgos de la mujer que aparecía retratada.

Las Lalis de este mundo no sabían en realidad de qué iba la vida. Criadas con cuchara de plata, tomaban lo que querían de la vida como si fuera un derecho.

¿Sería cierto que Lali no era consciente de que sólo un número muy reducido de mujeres podía permitirse el lujo de la clase de perfumes que ella sabía elaborar? ¿O simplemente le daba lo mismo?

Pero a él no le daba lo mismo... ¡como Lali estaba a punto de descubrir!


 

5 FIRMAS Y OTRO

5 commenti:

  1. Muy bueno!la historia me intriga!Me sumo a las lectoras!

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  2. Peter está encaprichado de la fórmula del perfume,pero diría k también d su dueña.

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  3. K rastrero el primito,se basa en su propio interés.

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  4. El primo de Lali es un estúpido ¬¬

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