lunedì 20 agosto 2012

4 capitulo parte 1





No se porque pero les juro que me encanta subir capitulos de esa nove jajaja
Ese capitulo tiene dos partes
ASIQUE FIRMEN RAPIDO,asì entienden mas...
+8 FIRMAS Y OTRO
El sol era un foco de luz blanca. Los rayos acariciaban la superficie del agua. Lali sesteaba en una hamaca del yate, mecido por el ligero bamboleo del mar.
En medio de un plácido duermevela, se preguntaba si el baño a la luz de la luna y el encuentro con aquel hombre habrían sido un sueño. Los cuchillos, los músculos y los besos derretidores no tenían cabida en el mundo real. Debían de formar parte de una de esas extrañas ensoñaciones que tenía cuando las prisas y las presiones del trabajo y de la ciudad amenazaban con abrumarla. Siempre las había considerado una válvula de escape particular. Inofensivas, pero absolutamente secretas. Jamás se le había ocurrido compartirlas con Jack ni contárselas a ninguna compañera del trabajo.
De no ser porque el colgante había desaparecido y por los moretones que tenía en los brazos, Lali habría terminado creyendo que todo había sido el resultado de una imaginación demasiado productiva.

Suspiró, se tumbó boca abajo para broncearse la espalda y colocó las manos en forma de almohada para reposar la cabeza. La piel, pegajosa de crema protectora, le brillaba. ¿Por qué les estaba ocultando aquella locura de incidente a Cande y Agus? Lali frunció el ceño, tensó y destensó los hombros. Sus amigos se horrorizarían si les contaba que la habían asaltado. Ya veía a Agus haciéndole de guardaespaldas durante el resto de su estancia en Lesbos. Se aseguraría de que se emprendiese una investigación... complicada, agotadora y lo más probable infructuosa. Lali odió al desconocido, consciente de que éste había tenido razón.
Además, ¿qué podría decirle a la policía aunque decidiese denunciarlo? En realidad, no la había herido ni había cometido agresión sexual alguna contra ella. No recordaba que la hubiese amenazado y no tenía la menor idea de por qué había sucedido aquello. Por otra parte, ¿qué había sucedido?, se preguntó. Un hombre la había arrastrado hasta unos arbustos, la había retenido por algún motivo sin explicación y luego la había dejado marcharse sin hacerle daño.
La policía griega no vería el beso como un acto delictivo. Y no le habían robado. No tenía forma humana de demostrar que aquel hombre le había quitado el col—gante. Y, maldita fuera, añadió tras exhalar un suspiro, por más que quisiera atribuirle todo tipo de faltas, no le parecía que encajase con el perfil de un simple ladronzuelo. De hecho, aquel hombre no tenía nada de simple. Fuera lo que fuera lo que hiciese, lo hacía a lo grande... y lo hacía bien.
De modo que, ¿qué podía hacer? Sí, la había asustado y enfadado, lo segundo a consecuencia de lo primero probablemente; pero ¿eso era todo?
Cuando lo detuvieran, en caso de que lo lograran, sería su palabra contra la de ella. Y, de alguna manera, Lali tenía la impresión de que la palabra del desconocido tendría más peso que la suya.
De acuerdo, le habían dado un susto, habían lastimado su orgullo. ¿Y qué? Lali se encogió de hombros y cambió la posición de la cabeza sobre las manos. No merecía la pena darles un disgusto a Cande y Agus. Quizá se había encontrado con un hombre que se volvía loco cuando había luna llena. En cualquier caso, no era más que otra extraña aventura en la vida de Lali Esposito. Lo mejor sería archivarla y olvidarla.
Cuando oyó los pasos de Agus por las escaleras que daban a la cubierta, Lali apoyó la barbilla sobre las manos y le sonrió. A su lado, en una hamaca, Cande se movió un poco y siguió durmiendo.
—Parece que se ha amodorrado con el sol —comentó Agus tras subir el último escalón. Luego se sentó en una silla junto a su esposa.
—Yo casi me quedo dormida también —Lali bostezó, estiró los brazos para desperezarse y se giró para colocar la hamaca en posición sentada—. Pero no quería perderme nada —añadió mirando hacia el agua. Se fijó en una elevación de tierra que se divisaba a los lejos. La isla parecía flotar, insustancial como la bruma.
—Chíos —la informó Agus, siguiendo la mirada de Lali. Luego cambió la dirección del brazo y esperó a que ella se girara—.Y la costa de Turquía.
—Está pegada —dijo Lali—. Parece como si pudiera ir nadando.
—En el mar, las distancias pueden resultar engañosas. Tendrías que ser una nadadora experta. Aunque remando es muy fácil. Hay quien cree que es beneficioso estar tan cerca —dijo Agus y se echó a reír al ver la cara de incomprensión de Lali—. Por el contrabando, inocente. Sigue siendo una práctica muy habitual, a pesar de que el castigo es severo —añadió mientras se encendía un cigarro de tabaco negro.
—Contrabando —repitió Lali, intrigada. En seguida asoció la palabra con los piratas y, de repente, frunció el ceño. El contrabando era un asunto feo, se recordó, y en absoluto romántico.
—La costa —Agus hizo otro gesto con el brazo mientras sostenía el cigarrillo con elegancia entre dos dedos—. Bahías, penínsulas, islas y calas... Se puede acceder al interior desde muchos puntos.
Lali asintió con la cabeza. Sí, era un asunto feo. No estaban hablando de coñac francés ni jamón ibérico.
—¿Opio?
—Entre otras cosas —respondió Agus sin darle mayor importancia.
—¿Te da igual? —preguntó Lali con el entrecejo arrugado.
—¿Por qué iba a molestarme? —contestó él tras dar una calada larga.
Desconcertada por la indiferencia de su amigo, se sentó más recta.
—¿No te preocupan las cosas con las que se trafica cerca de tu casa?
—Lali —Agus extendió las manos como rindiéndose al destino. Un mechón de pelo rubio rebrilló bajo el sol—. Lo que a mí me preocupe no va a cambiar lo que lleva pasando desde hace siglos.
—Aun así, saber que se cometen delitos prácticamente en el patio trasero de tu casa... —Lali se detuvo y pensó en las calles de Manhattan. Tampoco era el barrio más pacífico del mundo—. No sé, suponía que te desagradaría —finalizó.
Los ojos de Agus se iluminaron con un brillo divertido antes de encogerse de hombros.
—Yo lo dejo en manos de la policía y las autoridades. Dime, ¿estás disfrutando de tu estancia de momento?
Lali hizo ademán de responder directamente; luego se aseguró de borrar el ceño que le arrugaba la frente. No tenía sentido preocupar a Agus con lo que le había ocurrido la noche anterior.
—Esto es maravilloso. Ahora entiendo por qué le gusta tanto a Cande.
Agus sonrió y le dio otra calada a su cigarro.
—Ya sabes que quiere que te convenzamos para que te quedes. A veces me siento muy culpable por no ir a verte a Estados Unidos más a menudo.
—No tienes por qué sentirte culpable, Agus —Lali se puso las gafas de sol y se volvió a relajar. Después de todo, el contrabando no tenía que ver con ella—. Cande es feliz. Se le nota.
—Lo sería más si estuvieras aquí.
—Agus —Lali sonrió ante los intentos del marido de Cande por complacer a su esposa—, no puedo venirme aquí a haceros compañía, por mucho que os quiera.
—¿Sigues trabajando para la ONU? —preguntó entonces él. Apenas cambió el tono de voz, pero Lali captó el matiz. Agus había pasado a hablar de negocios.
—Me gusta lo que hago. Se me da bien y es un desafío interesante.
—Soy un empresario generoso, Lali; sobre todo, con personas con tanto talento como tú —Agus soltó una bocanada de humo—. Hace tres años te pedí que trabajaras para mí. Te aseguro que me habría tomado más tiempo en tratar de convencerte si no hubiese estado... distraído —terminó sonriente, apuntando con la barbilla hacia Cande.
—¿Distraído? —preguntó ésta de pronto. Se subió las gafas de sol a la frente y miró por debajo de ellas.
—¿Nos estabas espiando? —Lali puso cara de resignación—. Está claro que no tienes remedio. Tus modales han sido siempre espantosos —añadió mientras una azafata uniformada aparecía con tres copas con hielo y las colocaba sobre la mesa
—Tienes unas semanas para pensártelo —insistió Agus, cuya tenacidad era una de las virtudes con la que más éxitos había cosechado en el trabajo—. Pero te lo advierto: Cande va a ser mucho más persistente que yo con la solución del marido. Y soy el primero que piensa que una mujer necesita a un hombre que le dé seguridad —añadió justo antes de agarrar su copa.
—¡Mira que eres griego! —contestó Lali.
—Me temo que uno de los candidatos de Cande se va a retrasar —continuó él sin inmutarse—. No se nos unirá hasta mañana. Vendrá con mi prima Belen.
—Genial —dijo Cande con sarcasmo y Agus frunció el ceño.
—A Cande no le cae bien Belen, pero es de la familia —comentó él. La mirada serena que le lanzó a su esposa indicó a Lali que ya habían discutido al respecto con anterioridad—. Tengo una responsabilidad.
Cande agarró su copa y exhaló un suspiró de aceptación. Luego acarició brevemente la mano de Agus.
—Tenemos una responsabilidad —corrigió ella—. Belen es bienvenida.
El ceño de Agus se transformó en una mirada amorosa tan deprisa que Lali no pudo evitar burlarse de ellos:
—¿Es que nunca discutís? Quiero decir, ¿no os dais cuenta de que no es saludable mantener tanta armonía?
—Tenemos nuestros momentos —dijo Cande sonriente, mirando por encima de la copa—. Hace una semana estuve enfadada con él durante... como poco quince minutos.
—¡Qué tragedia! —exclamó Lali con ironía.
—¿Qué pasa? —intervino Agus—. ¿Crees que un hombre y una mujer deben pelear para tener una buena relación?
—No —Lali negó con la cabeza y rió—. Soy yo la que tiene que pelear para estar en forma.
—Oye, no has mencionado a Jack en ningún momento. ¿Hay algún problema?
—Cande —Agus reprendió a su esposa por su intromisión simplemente con el tono en que pronunció su nombre.
—No, no importa, Agus. No es un problema. Al menos eso espero —Lali agarró su copa, se puso de pie y se acercó a la barandilla del yate. Miró la copa y frunció el ceño, como si no estuviera segura de qué contenía—. La relación no funcionaba. Todo era muy previsible, siempre hacíamos las mismas cosas y ni siquiera era consciente de que no nos hacíamos felices. De pronto, me di cuenta de que no estaba satisfecha y decidí cortar antes de acomodarme a una vida rutinaria.
—Ahora tendrás la oportunidad de conocer a algún hombre que te sorprenda —comentó Cande. Se alegraba de que su amiga hubiese roto con Jack y ni siquiera trató de disimularlo.
Lali contempló el ligero oleaje del mar antes de responder:
—No tengo intención de caer rendida a los pies de Benjamin, ni de ningún otro en el que hayas pensado, simplemente porque Jack y yo ya no estemos juntos.
—Eso espero —contestó Cande animada—. Le quitarías toda la gracia si ése fuese el único motivo —añadió sonriente.
Acà no està nada misterioso,pero en la segunda parte del capitulo sìlo tuve que dividir sino era demasiado largo el capitulo!
Pequeno repilogo:Lali tiene un trabajo de interprete en la ONU,viene de vacaciones en Grecia y huesped de cande y agus,casados desde 3 anos.Cande y Agus quieren que ella permanezca con ellos en grecia para siempre,asique cande busca un candidado para lali,entre otros Benjamin.Lali sale de noche en la playa,en el mismo tiempo estan dos hombres allì,uno de esos hombres la atrapa,como dijo,para protegerla y pasa todo lo que leyeron..no puedo dirles mas sino se pierde la intriga!
Espero hayan entendido algo

ADELANTO:En el proximo hay una charla entre lali y cande donde se revela algo y  al final un encuentro entre lali y ...?

+8 FIRMAS Y OTRO

8 commenti:

  1. No se si hay mucho misterio en este pero me basta saber q aparecerá Benjamín para entender q habra adre3nalina entre los dos :uno es el candidato q todos desean y el otro el rebelde q la enamorara contra viento y marea,JA me hice la propia historia!

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  2. Teniendo un trabajo en la ONU mucho tendran q tentarla para q se quede,tal vez lo logre Peter!

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  3. Ojalá sea Peter el q aparece y descubramos un poco quien es,q hace!

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  4. Peter vendria a ser el pirata de las fantasias de Lali,JAJA

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  5. Creo q en el fondo Lali no contó nada a Agus y Cande no sólo por no preocuparlos sino porq le gustó la aventurita q vivió!

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  6. Viniendo de terminar una relacion rutinaria sentir la adrenalina q le generó el encuentro y beso con Petrer le hizo poner la sangre hirviente a Lali,q le habra pasado a Peter luego de ese encuentro?

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