10 capitulo parte 2

Hola,acà està el ultimo capitulo de hoy,estoy realmente cansada,hoy fue un dia bastante movido,no puedo mas jaja

FIRMAN MUCHAS Asì MANANA HACEMOS OTRA MARATON!!!

 

10 FIRMAS Y MANANA MARATON

 

 

Diez minutos después, cuando empezaron a comer, Lali se dio cuenta del hambre que tenía.

-No, gracias -dijo cuando él se ofreció a servirle vino en un vaso.

-¿Por qué no? -preguntó él burlonamente-. ¿Acaso temes olvidar los principios que te inculcó tu abuela y lanzarte a nadar desnuda después de todo?

Lali sabía que estaba bromeando. A fin de cuentas, no podía saber cuánto lo deseaba.

-Tú no puedes beber porque vas a conducir, así que sería injusto que bebiera yo.

La mirada que él le dedicó la confundió. Mientras servía agua en los dos vasos, Peter pensó que Lali no dejaba de sorprenderlo. Su negativa a beber porque él no podía hacerlo denotaba una generosidad de espíritu que empezaba a hacer tambalearse las barreras que había creído necesario alzar con ella.

-Mmm... esas aceitunas tienen un aspecto estupendo -dijo mientras Lali abría una lata.

-¿Quieres una ? -preguntó ella de inmediato y, sin pensárselo dos veces, tomó una y la alargó hacia la boca de Peter sin pensar en la íntima sensualidad de su gesto.

La mirada que le dedicó él hizo que se acalorara al instante y, aunque no había tenido intención de mostrarse provocativa, de pronto se sintió como si fuera Eva ofreciendo la manzana a Adán.

Pero antes de que pudiera retirar la mano, él la tomó por la muñeca. Al sentir la fuerza con que latía su corazón, Lali se preguntó cómo era posible que un gesto tan intrascendente pudiera ejercer un efecto tan erótico sobre ella. Aunque careciera de experiencia sexual, no era totalmente ingenua.

Cuando entreabrió los labios y tomó entre ellos no sólo la aceituna, sino también la punta de sus dedos, Lali sintió que se le secaba la boca a la vez que un intenso deseo se apoderaba de ella.

La sensación de la lengua en sus dedos le produjo una agradable sensación de mareo. El corazón le latía tan fuerte como si acabara de subir corriendo una cuesta empinada. Oleadas de deseo recorrieron su cuerpo como lava ardiente.

-Mmm... -murmuró él a la vez que la miraba a los ojos explícitamente-. Es un auténtico vicio...

Lali abrió los ojos de par en par y se puso roja como la grana. ¡Era obvio que no se estaba refiriendo a la aceituna, sino a sus dedos !

Él deslizó la lengua por ellos una vez más antes de tomarla de la mano.

-¿Estás segura de que no quieres un vaso de vino?

Lali negó con la cabeza y retiró su mano. ¡Ya se sentía lo suficientemente intoxicada como para encima beber vino!

Observándola, Peter fue consciente de su ingenuidad sexual, algo que hizo que su deseo se intensificara. La idea de enseñarle lo que era el placer resultaba extremadamente atractiva y muy excitante... como su cuerpo le estaba haciendo ver a las claras.

Era una suerte saber que podían tener el verano por delante para conocerse. Se aseguraría de pasar todo el tiempo posible en Francia, y de que Lali también estuviera allí para las continuas consultas que pensaba hacerle sobre el nuevo perfume que iba a crear para la empresa.

También buscaría el medio para modernizar el edificio de Grasse e insistiría en que era esencial que Lali trabajara allí en su perfume.

De ese modo su relación se desenvolvería naturalmente, y cuando llegaran a comprometerse de verdad...

¿A comprometerse?

El era lo suficientemente griego como para sentir que cuando se comprometiera con una mujer tendría que ser para toda la vida, pero también era lo suficientemente moderno como para saber que un compromiso como aquél no podía basarse tan sólo en el sexo y el deseo, sino también en la confianza mutua, la sinceridad y el respeto.

Había conocido a demasiadas mujeres dispuestas a decir lo que fuera para conseguir lo que querían. ¡Jamás entregaría su amor y su vida a una mujer de aquella clase!

Mientras miraba a Lali fue incómodamente consciente de que, aunque sus pensamientos fueran lógicos y los tuviera controlados, no sucedía lo mismo con su cuerpo y sus sentimientos. Tal y como se estaba sintiendo en aquellos momentos, cuanto antes se fueran de allí, mejor.

Con aquello en mente, se puso en pie con el ceño fruncido.

Mientras lo miraba, Lali se preguntó qué estaría pensando. Dos minutos antes se había comportado con ella de un modo claramente sexual, pero en aquellos momentos la estaba mirando con una severidad que no comprendía.

¿Qué había hecho? ¿Acaso pensaba que se había mostrado deliberadamente provocativa al darle a comer la aceituna?

Se puso en pie rápidamente, deprimida por cómo estaban yendo las cosas.

-Creo que será mejor que nos vayamos -dijo él en tono serio.

-¿Quieres que nos vayamos ya? -preguntó ella, incrédula. Al ver que no respondía, añadió, enfadada-: Puede que no lo hayas notado, pero aún no he comido nada.

-Puedes comer en el coche -dijo a la vez que se agachaba para tomar la botella de vino.

A pesar de que el cielo seguía totalmente despejado, Lali sintió que se avecinaba una tormenta cuando giró sobre sus talones y se encaminó hacia el coche.

¿Por qué no había pensado un momento antes de ofrecerle estúpidamente aquella aceituna? ¡No era de extrañar que hubiera pensado que se estaba insinuando! Pero, en ese caso, ¿por qué no la había rechazado de inmediato? ¿Por qué había enfatizado la sensualidad del momento como lo había hecho?

 

Tras una breve visita al baño para prepararse para el viaje y para reafirmarse en todos los motivos por los que debía dejar de sentir cualquier cosa por León, estuvo lista para reunirse con él en el coche.

Ocupó su asiento de copiloto y permaneció en silencio mientras él giraba la llave en el contacto. Tras el primer intento hubo otros cinco.

Finalmente, Peter salió del coche y abrió el capó para mirar el motor.

-¿Qué sucede? -preguntó Lali, ansiosa.

-No tengo ni idea -respondió él, tenso-. No soy mecánico, pero sospecho que es la batería. Voy a tener que llamar a la casa de alquiler para que resuelvan el problema -cerró el capó y volvió al coche para tomar su móvil.

Cinco minutos después Lali contuvo el aliento cuando le oyó decir:

-¿Cómo que no pueden mandarnos un vehículo de sustitución? -tras una breve pausa, añadió-: ¡Me da lo mismo lo ocupados que estén! Una empresa como la suya debería tener suficientes vehículos para atender a sus clientes aunque pasen por un periodo de exceso de demandas. ¡Maldita sea! -exclamó a la vez que apartaba el móvil de su oído para mirarlo-. ¡La línea se está cortando!

Trataron de ponerse en contacto en otras tres ocasiones con la compañía de alquiler, tanto con el teléfono de Peter como con el de Lali, y finalmente lo consiguieron, pero fue inútil. No iban a tener vehículo de sustitución hasta la mañana siguiente.

-Al menos tenemos la casa para quedarnos -dijo Lali.

Él miraba hacia el mar con expresión seria.

-Sí, qué bien -replicó en tono desagradable.

-Comprendo que no quieras estar aquí conmigo... -empezó Lali.

-¡Por Dios Santo! -interrumpió ferozmente-. ¿Es que no comprendes? Lo que me preocupa no es lo que no quiero, sino lo que quiero.

Lali frunció el ceño, sin comprender.

-Entiendo que desees volver, pero...

Él gimió.

-No, Lali. No es volver lo que deseo. ¡Te deseo a ti!

 

LOS PROXIMOS CAPITULOS SON EXPECTACULARES,si fuera en ustedes,yo firmo mucho jajajaja

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