lunedì 27 agosto 2012

21 capitulo parte 1



Buen dia a todaaaaaaaas! Gracias por las firmas!
+10 FIRMAS DE 4 PERSONAS DISTINTAS Y OTRO

 
—Cande —arrancó Lali—, sé que no hace falta decirlo, pero si puedo hacer algo...
Cande negó con la cabeza. Dejó de mirar la puerta, por la que había salido su marido, y devolvió la atención a su amiga.
—Es todo tan increíble... No entiendo cómo podía estar ahí tumbada, casi muerta. Y lo que es peor, nunca me ha gustado. No lo he ocultado y ahora... —Cande se levantó y se acercó a la ventana—. Es familia de Agus y para el la familia es importantísima. En el fondo, sé que se siente responsable por lo que le pase a Belen. Y yo no dejo de pensar en lo fría que he sido siempre con ella.

—Agus va a necesitar que estés a su lado —Lali se puso de pie y cruzó el salón para poner una mano sobre el hombro de Cande—. No puedes evitar que Belen no te caiga bien. No es una persona fácil.
—Tienes razón, sí —Cande exhaló un suspiro trémulo, se giro y acertó a esbozar una sonrisa débil—. De momento, están siendo unas vacaciones espantosas, ¿verdad? En fin, voy a ver si puedo ayudar a Agus en algo.
La villa estaba en silencio mientras Lali subía a cambiarse. Se puso una camisa. Mientras se la abrochaba de pie junto a las puertas de la terraza, miró la vista del jardín, el mar y la montaña. ¿Cómo era posible que aquella maravilla se hubiese vista ensuciada por tanta fealdad en tan poco tiempo?, se preguntó. Un asesinato y un intento de suicidio. No era el lugar indicado para ese tipo de actos.
—Adelante —dijo cuando oyó que llamaban a la puerta.
—Lali, ¿te molesto?
—¡Oh, Agus! —exclamó ella conmovida, con el corazón lleno de compasión. El pesar y la tensión se marcaban en la cara de su amigo—. Sé que todo esto está siendo horrible para ti y no quiero ser una carga más a tus problemas. Quizá debería volver a Nueva York.
Agus dudó unos instantes antes de responder:
—Lali, sé que es mucho pedir, pero no lo hago por mí. Lo hago por Cande. ¿Te puedes quedar aquí, por Cande? Tu compañía es lo único que puedo ofrecerle ahora mismo —Agus soltó las manos de Lali y empezó a dar vueltas por la habitación, intranquilo—.Vamos a tener que ir a Atenas. No sé cuánto tiempo... hasta que Belen se recupere o...Tendré que quedarme con mi familia unos cuantos días. Mi tía me va a necesitar. Si pudiera mandar a Cande de vuelta a casa sabiendo que tú estás aquí, me sentiría muy aliviado.
—Por supuesto, Agus. Sabes que lo haré.
El se giró y le dedicó la sombra de una sonrisa.
—Eres una buena amiga, Lali. Te dejaremos sola al menos un día y una noche. Después mandaré a Cande de vuelta. Si tú estás aquí, estoy seguro de que accederá a volver de Atenas —Agus suspiró y le agarró una mano otra vez—. Es posible que Benja decida quedarse en Atenas también. Creo que... siente algo por Iona y no me había dado cuenta antes. Le pediré a Peter que cuide de ti mientras estamos fuera.
—No —respondió Lali y se mordió la lengua por haber protestado tan rápido—. No, en serio, no hace falta, Agus. Estaré bien. Además, no se puede decir que vaya a estar sola, con el servicio doméstico. ¿Cuándo salís?
—En una hora.
—Agus, estoy segura de que fue un accidente.
—Tendré que convencer a mi tía de que así ha sido. En cuanto a lo que yo creo... —Agus soltó la mano de Lali, bajó la vista y se miró su propia palma. Cuando levantó los ojos, su expresión se había endurecido—. Belen es sinónimo de desgracia. Se regodea en ella. Te lo digo ahora porque nunca me sentiré capaz de hablar tan libremente con nadie. Ni siquiera con Cande... La detesto. Su muerte no sería más que una bendición para todos los que la quieren —finalizó, escupiendo las palabras como si fueran veneno.


Cuando Agus, Cande y Benja se hubieron marchado, Lali salió de la villa. Necesitaba pasear, que le diera el aire. En esa ocasión no se dirigió a la playa, como tenia por costumbre. No estaba preparada para eso. De modo que se encaminó hacia los acantilados, atraída por su belleza escarpada.
¡Qué puro era el aire! Lali no quería inspirar fragancias florales en aquel instante. Sólo el olor salado del mar. Caminaba sin destino. Hacia arriba, nada más que hacia arriba, como si pudiese escapar de todo cuanto la ocurrido si lograba ascender un poco más. Si los oses hubiesen paseado por ahí, pensó, habrían ido a los acantilados a oír el batir de las olas contra las rocas, a respirar aquel aire limpio y puro.
Le agradó ver una cabra de intensos ojos negros. El animal la miró un segundo mientras comía un poco de maleza que había encontrado creciendo entre las peñas. Pero cuando Lali intentó acercarse, la cabra huyó hasta desaparecer al otro lado del acantilado.
Lali suspiró y se sentó sobre un peñasco situado a gran altura sobre el agua. La sorprendió encontrarse unas floréenlas azules inclinadas hacia el sol, tratando de sobrevivir en un hueco del tamaño de una uña entre dos rocas. Las acarició, pero no se decidió a arrancarlas. La vida estaba por todas partes, comprendió. Sólo bastaba saber dónde mirar.
—Lali.
Ésta se agarró a las flores convulsivamente al oír la voz de Peter. Luego abrió la mano, despacio, y giró la cabeza. Peter estaba de pie, a escasos metros de ella, con el pelo levantado por una leve brisa que soplaba. En vaqueros y camiseta, con la cara sin afeitar, se parecía más al hombre al que había visto la primera noche. Sin orden. Sin principios. El corazón le dio un vuelco antes de conseguir amansarlo.
Sin pronunciar palabra, Lali se levantó y empezó a bajar el acantilado.
—Lali —Peter le dio alcance enseguida. Luego la giró con una delicadeza inesperada. Ella lo miró con frialdad, pero, por debajo de esa indiferencia, Peter advirtió que estaba preocupada—. Me he enterado de lo de Belen.
—Sí, una vez me dijiste que había pocas cosas que no supieras de cuanto pasa en la isla.
Peter encajó el tono neutro de su voz como una bofetada, pero siguió sujetándole los brazos con suavidad.
—La has encontrado tú.
No permitiría que ese tono cariñoso, tan poco habitual en él, derrumbara sus defensas. Se mostraría tan distante como él lo había sido.
—Estás bien informado, Peter.
La notaba inaccesible. Peter no sabía cómo empezar. Quizá, si se dejase abrazar, todo sería más fácil. Pero la mujer que le mantenía la mirada desafiantemente no parecía dispuesta a apoyarse en nadie.
—Debe de haber sido muy duro para ti.
Lali enarcó una ceja, casi como si le resultase divertido.
—Me ha resultado menos duro encontrar a alguien vivo que encontrar a alguien muerto —contestó con rencor.


En el otro se viene la segunda parte de la charla laliter...

+10 FIRMAS DE 4 PERSONAS DISTINTAS Y OTRO,pueden firmar todas las veces que quieren


10 commenti:

  1. Quiero saber su charla mas nove
    Camila

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  2. mas noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

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  3. me encantaaaaaaaaaaaaaa

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  4. pq son así!!! no los entiendo!! sean sinceros!!! Más!!

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  5. Más noveeeeeeee!!!!!
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  8. Y q le pasa q esta así como ofendida?

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