giovedì 23 agosto 2012

10 capitulo parte 3


Esa es la ultima parte,si quieren el capitulo 11 tiene que haber mas de 10 FIRMAS!
+10 FIRMAS Y OTRO

 
Lali se levantó con el ceño fruncido y empezó a dar vueltas por la pieza. Peter le estaba poniendo difícil distinguir la estrecha línea que dividía el buen camino del malo. Sobre todo, porque el camino estaba lleno de giros y sentimientos implicados. ¡Sentimientos! Lali frenó en seco. No, nada de sentimientos. Ella no sentía nada por Peter.
—¿Quién estaba contigo esa noche? —le preguntó. Tenía que ceñirse al plan. Conseguir respuestas. Ya habría tiempo para análisis introspectivos—. Le estabas dando órdenes a alguien.
—Creía que estabas demasiado asustada y no te habías dado cuenta —Peter dio un sorbo a su copa.
—Estabas hablando con alguien —insistió ella—. Alguien que hacía justo lo que le decías sin preguntar. ¿Quién era?

Peter sopesó las ventajas y desventajas antes de contestar. Con lo inteligente que Lali era, no tardaría en imaginárselo, se dijo finalmente.
—Nicolas.
—¿El hombrecillo que me has presentado? —Lali se plantó frente a Peter. Nicolas no concordaba con la imagen que tenía de un contrabandista sin escrúpulos.
—Ese hombrecillo se conoce el mar como un jardinero se conoce sus rosales —respondió Peter y sonrió ante la expresión incrédula de ella—. También tiene a favor que es una persona leal. Lleva conmigo desde que yo era un crío.
—Qué organizado lo tienes todo —Lali se acercó abatida a la ventana. Estaba obteniendo respuestas, pero no eran las que deseaba—. Una casa en una isla estratégica, un criado leal, un negocio de importación y exportación que no despierta sospechas. ¿Quién pasó por las escaleras de la playa aquella noche, que querías evitarlo?
Asustada o no, pensó Peter disgustado, había sido muy observadora.
—Eso no tiene por qué importarte.
—Tú me has metido en esto, Peter —dijo ella tras darse la vuelta para mirarlo—. Tengo derecho a saberlo.
—Tus derechos llegan hasta donde yo diga —Peter se puso de pie—. No me presiones más de la cuenta, Lali. Las consecuencias no te gustarían. Te he contado todo lo que pienso contarte de momento. Conténtate con ello —añadió en tono autoritario.
Lali retrocedió un paso, furiosa consigo misma por haberse asustado. A Peter le dolió comprobar que tenía miedo de él.
—No voy a hacerte daño, maldita sea —dijo agarrándola por los hombros—. Si quisiera hacerlo, ya he tenido ocasiones de sobra. ¿Qué crees?, ¿que voy a cortarte el cuello o a tirarte por el acantilado?
Llai, más enfadada que asustada en ese momento, lo miró a los ojos con aplomo:
—No sé qué es lo que creo.
De pronto, Peter se dio cuenta de que la estaba apretando demasiado fuerte. Maldijo en voz baja y aflojó la presión que ejercía sobre sus hombros. No podía preocuparse tanto por ella. No podía permitir que le importase lo que Lali pensara de él.
—No espero que confíes en mí —dijo con calma—. Pero piensa un poco: si estás metida en esto es porque apareciste por la playa, no ha sido premeditado. No quiero hacerte daño, Lali. Te lo aseguro.
Y Lali estaba convencida de que le estaba diciendo la verdad. Intrigada, examinó su rostro:
—Eres un hombre extraño, Peter. No sé por qué, pero no te veo dedicándote a algo tan rastrero como el contrabando.
—¿Intuición femenina? —Peter sonrió y le acarició el pelo, suave y tentador—. ¿Crees en tu intuición o en lo que te dicta el cerebro?
—Peter...
—No, no me hagas más preguntas. Soy... muy susceptible a la belleza. Y tú eres muy bella. Además de inteligente, una combinación difícil de resistir —Peter agarró el medallón que colgaba del cuello de Lali, lo examinó y lo soltó—. Dime, ¿qué piensas de Belen y Benjamin? —le preguntó después de separarse de ella.
—Estoy harta. Estoy harta de todo esto —protestó Lali—.Yo había venido a Lesbos a desconectar de presiones y complicaciones.
—¿Qué clase de presiones y complicaciones?
—¿A ti qué te importa? —replicó irritada—.Ya tenía una vida antes de bajar a esa maldita playa y cruzarme contigo.
—Sí —murmuró Peter mientras agarraba su copa—. Seguro que la tenías.
—Y ahora me veo metida en medio de una película de miedo de serie B. No me gusta.
—Es una pena que no te quedaras en la cama esa noche, Lali —Peter dio un sorbo—. Puede que sea suficientemente griego para decir que los dioses así lo querían. De momento, tu destino y el mío están unidos y ninguno de los dos podemos hacer nada por evitarlo.
Lali lo sorprendió al poner una mano sobre su torso. A Peter no le gustó el modo en que su corazón reaccionó.
—Si sientes esto, ¿por qué no me das una respuesta directa? —insistió ella.
—No puedo —Peter la miró a los ojos y Lali vio deseo. El deseo de él y el reflejo de su propio deseo—.Vas a tener que aprender a quererme tal como soy —añadió sonriente.
Lali retiró la mano. Tenía más miedo de sí misma que de él.
—No te quiero de ningún modo —respondió.
—¿Seguro? —Peter la estrechó entre los brazos—.Vamos a ver cuánto tardo en demostrar que estás mintiendo —agregó justo antes de besarla.
No se resistió. El límite entre seguir el buen camino o desviarse se desdibujaba cada vez que saboreaba la boca de Peter. Fuese quien fuese, quería seguir entre sus brazos.
Lali entrelazó las manos tras su nuca para acercárselo. Lo oyó murmurar algo boca contra boca y se abandonó a un beso cada vez más fogoso.
¿Siempre había tenido esa pasión en su interior, esperando a que algún hombre la despertara? En cualquier caso, ya no estaba dormida. La impulsaba con fuerza a devorar los labios de Peter mientras él la rodeaba por la cintura en un gesto posesivo. Lali se arqueó contra el, como desafiándolo a que la hiciera suya... retándolo a que lo intentase.
De alguna manera, supo que seguirían encontrándose una y otra vez, en contra de su voluntad, en contra de cualquier lógica. Quizá lograra resistirse de tanto en tanto, pero acabaría volviendo a él. Saberlo la asustaba y excitaba a partes iguales.
—Lali... te deseo... —susurró Peter—. Por los dioses que te deseo. Quédate conmigo esta noche. Aquí podemos estar solos.
Quiso aceptar, su cuerpo estaba dispuesta a decir que sí a cualquier cosa... a todo. Pero terminó retrayéndose.
—No.
Peter le levantó la cara y le preguntó con arrogancia y diversión:
—¿Te da miedo?
—Sí.
Peter enarcó las cejas ante la inesperada sinceridad de Lali. La vulnerabilidad de su mirada le impidió sacar provecho de su ventaja.
—Demonios, eres una mujer exasperante —dijo al tiempo que se alejaba para llenarse la copa de nuevo—. Podría agarrarte en brazos, echarte encima del hombro, subirte a la habitación y poner punto final a todo esto.
Aunque le temblaban las piernas, se obligó a permanecer de pie:
—¿Por qué no lo haces?
Peter se giró furioso, pero, un instante después, consiguió recuperar el control.
—Supongo que estás más acostumbrada a que te seduzcan con champán y velas. Con promesas y mentiras agradables —Peter dio un trago y dejó la copa de golpe—. ¿Eso es lo que quieres?
—No —Lali le mantuvo la mirada al tiempo que, instintivamente, se llevaba la mano hacia el medallón—. Simplemente, no quiero que me hagas el amor.
—¡No me tomes por tonto! —Peter dio un paso hacia ella. Luego se frenó. Un paso más y ninguno de los dos tendría opción—. Tu cuerpo te delata cada vez que te toco.
—Eso no tiene que ver —contestó con serenidad ella—. No quiero que me hagas el amor.
Esperó hasta apaciguar un poco el deseo y la frustración.
—¿Porque crees que soy traficante de opio?
—No —respondió, para sorpresa de ambos—. Porque no quiero ser uno de tus pasatiempos —añadió con sinceridad.
—Entiendo —Peter se metió las manos en los bolsillos—. Será mejor que te lleve de vuelta a casa.


Quieren llegar hasta el capitulo 12 hoy? En ese capitulo pasa algo...si lo quieren tienen que firmar!
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