24 capitulo

Por las que no entendieron el capitulo precedente…peter fue el contra bandista y estubo sopra la nave…

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Nicolas echó un vistazo a los paquetes y asintió con la cabeza.

—¿Ningún problema?

—Se tienen pocos problemas cuando trabajas con hombres que temen el aire que respiras. El viaje ha sido un éxito —afirmó entusiasmado. Luego se acercó al mueble bar, sirvió dos copas y entregó una a su compañero. Seguía excitado por la subida de adrenalina de haber arriesgado la vida, de haber desafiado a la muerte... y haber ganado. Se tomó la copa de un trago—. Es una tripulación sórdida, pero hacen su trabajo. Son avariciosos... y me tienen miedo —añadió mientras dejaba caer la capucha sobre el opio, negro sobre blanco.

—Una tripulación asustada colabora como ninguna —comentó Nicolas. Luego metió un dedo en un paquete de opio—. Una pesca estupenda, sí, señor. Suficiente para estar a gusto una buena temporada.

—Suficiente para querer conseguir más... ¡Huelo a pescado! —exclamó Peter con el ceño fruncido—. Manda la mercancía a Atenas y pide que me envíen un informe de su calidad. Voy a quitarme este pestazo y me acuesto.

—Hay una cosa que podría interesarte.

—Esta noche no —Peter no se molestó en darse la vuelta—. Guárdate tus cotilleos para mañana.

—La mujer, Peter —dijo Nicolas e hizo una pausa al notar que Peter se ponía tenso. No necesitó aclarar a qué mujer se refería—. Me he enterado de que no va a volver a Estados Unidos. Se queda aquí mientras Agus esté en Atenas.

—¡Diablos! —maldijo Peter mientras volvía al salón—. No puedo dejar que una mujer me distraiga.

—Estará sola hasta que Agus mande a su esposa de vuelta.

—Que haga lo que quiera —murmuró Peter entre dientes.

Nicolas movió el líquido de la copa y lo olió antes de saborearlo.

—En Atenas estaban interesados —dijo sin más—. Puede que aún nos sea útil.

—No —Peter dio una vuelta alrededor del salón. De pronto, había perdido la serenidad de la que había hecho gala durante el viaje en bote—. Esa mujer es un incordio. La mantendremos al margen —insistió él.

—Lo veo difícil teniendo en cuenta...

—La mantendremos al margen —repitió Peter con un tono que hizo que Nicolas se acariciara el bigote.

—Como el señor diga —contestó en tono burlón.

—Vete al infierno —dijo Peter, irritado por la guasa de su compañero. Agarró su copa y volvió a dejarla. Respiró profundamente. Luego añadió más calmado—: No nos sería útil. Lo mejor que puede pasar es que no saque las narices de la villa durante unos días.

—¿Y si las saca? —preguntó Nicolas.

—Entonces me encargaré de ella —respondió Peter.

—Creo que es posible que ella ya se haya encargado de ti, amigo —comentó sonriente Nicolas mientras Peter abandonaba el salón—. De hecho, te ha asestado un golpe mortal —añadió aunque el otro ya no lo oía.

Un rato después, Peter seguía nervioso. Se había dado un baño, pero no había conseguido serenarse. Se dijo que era por la excitación del intercambio, por el éxito con que había cerrado la operación. Pero se sorprendió de pie junto a la ventana, mirando hacia la villa de los Sierra.

De modo que estaba sola, pensó, dormida en aquella cama ancha y mullida. Le daba igual, se dijo. Ya había trepado una vez para entrar en su habitación. Se había dejado llevar por un impulso, para verla, con la idea descabellada de justificar ante ella sus actividades.

Era un idiota, se dijo apretando los puños. Tenía que ser idiota para intentar justificar lo que hacía. Se había acercado a Lali y ella lo había atracado. Le había robado el corazón. ¡Maldita fuera! Se lo había arrancado del pecho.

Peter apretó los dientes al recordar cómo había sido estar con ella: saborearla y saciarse de ella. Había sido un error, quizá el más grave que jamás hubiera cometido. Una cosa era arriesgar la vida y otra distinta, arriesgar el alma.

No debería haberla tocado, pensó Peter enojado. Lo había sabido incluso mientras estiraba las manos para acariciarla. Lali no había sabido lo que hacía, borracha por el licor de anís que Pablo le había pagado. Pablo... se sintió rabioso, pero enseguida se serenó. En algunos momentos, al saber que la había besado, había llegado a odiar a su primo. Como había odiado a Benja porque Lali le había sonreído. Y a Agus porque ella lo consideraba su amigo.

Mientras que, estaba seguro, a él lo odiaría por lo que había pasado entre ambos esa noche. ¿Acaso no había oído las palabras cortantes con que lo había castigado? Peter habría preferido entregarle el cuchillo a que Lali le asestara aquellas contestaciones. Estaba convencido de que lo odiaría por haberle hecho el amor cuando ella estaba vulnerable... con aquel maldito medallón colgándole del cuello. Y lo odiaría por ser lo que era.

Una nueva oleada de rabia apartó a Peter de la ventana. ¿Por qué debía importarle lo que pensara de él? Lali Esposito desaparecería de su vida como un sueño en sólo un par de semanas, en cualquier caso. El había elegido seguir un camino hacía tiempo, mucho antes de conocerla. Era su camino. Si Lali lo odiaba por ser quien era, no había más que hablar. No permitiría que lo hiciese sentirse sucio y despreciable.

Si le había tocado el corazón, lo superaría. Peter se dejó caer sobre una silla con el ceño fruncido en medio de la oscuridad. Lo superaría, se prometió. Después de todo lo que había hecho y todo lo que había logrado, no permitiría que ninguna hechicera de ojos azules lo arruinase todo.

Al principio peter se comporta de verdad como un mafioso,en el final no creo...jaja

ADELANTO:Encuentro entre lali y pablo...pablo hace una pregunta muy importante a lali...ADIVINEN QUE PREGUNTA ;)

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