8 capitulo parte 2

Hola,acà està la segunda parte,van muy bien con las firmas me parece que tengo que continuar a dividir los capitulo porque ya me estan acabando aquellos que tenia jajaja

Juli te digo una cosa:haces bien,entendè vos en que.La nove no es muy larga,hay algunos capitulos que tienen dos partes como este...

8 FIRMAS Y OTRO

 

— Supongo que debemos seleccionar un comité organizador para el baile. Propongo a Lali como agente de relaciones públicas y coordinadora, y a Lady Anthony como presidenta del comité.

Una inclinación mayestática de cabeza confirmó que su señoría aceptaba el nombramiento aunque la joven supo gracias a la experiencia de su madre que sería ella, Lali, la que haría todo el trabajo pesado, en tanto que Lady Anthony se limitaría a emitir órdenes No era que le molestara al contrario necesitaba algo en que ocupar esas horas durante las cuales no estaba cuidando a su madre, y era poco factible que la organización del baile la obligara a tener mucho contacto con Peter.

El alcalde fue electo para atender al aspecto financiero del evento y Lali se preguntó si sólo ella habría notado el gesto enfurruñado y petulante de Belen cuando se hubieron hecho todas las nominaciones.

Su única objeción verbal, ante el nombramiento de Lali, había sido un refunfuñón comentario.

— Peter en realidad no habia necesidad de comprometer a la señorita Esposito.Estoy segura de que la secretaria de mi madrina habría aceptado, gustosa, encargarse de todos los detalles.

— Es muy amable tu ofrecimiento Belen — respondió el medico con diplomacia—. Pero sería muy injusto privar a tu madrina de su secretaria, especialmente si nosotros no podemos pagar sus servicios.

La reunión concluyó poco después de lo que Lali había supuesto. Fueron su padre y ella los últimos en marcharse, ya que tuvo que recoger platos y vasos, y quiso lavarlos antes de guardarlos.

Como había temido, oyó que el señor Esposito invitaba a Peter a cenar. Esperó tensa la respuesta del médico y luego se puso rígida cuando lo oyó decir, con tono de disculpa:

— Lo lamento, pero esta noche no podré. Ya acepté cenar con Lady Anthony y Belen —echó una mirada a su reloj de pulsera mientras decía esto, y la joven sintió una punzada de resentimiento ante el hecho de que hiciera tan patente su deseo de verlos marcharse. Con movimientos bruscos, recogió los platos.

—Te dejaremos entonces para que te prepares para tu cita —dijo la chica con una sonrisa glacial—. No me gustaría que hicieras esperar a Belen.

Por supuesto, cuando el señor Esposito y su hija regresaron a casa, Sarah quiso enterarse de todo lo ocurrido.

—Se supone que deberías estar descansando —la reprendió su hija, pero de cualquier manera, preparó tres tazas de café y las subió a la habitación de sus padres, junto con algunos de los pastelillos, que habían quedado de la reunión. Sentada en el borde de la cama dé su madre, le contó todo lo sucedido esa noche.

—La ahijada de Lady Anthony —murmuró Sarah en cierto momento—. Ah, sí, Peter mencionó que estaba viviendo en la mansión. ¿Cómo es ella? Peter dijo que acaba de divorciarse, ¿no es así?

A pesar de la hostilidad que había recibido de la mujer, Lali tuvo que responder con sinceridad:

—Es muy bonita, delicada y tiene el pelo negro. . . pero temo que no simpatiza

—Claro que no —repuso su madre—. Ella anda ala caza de Peter y ya debe haber oído sobre lo bien que se llevaban ustedes dos. Debe resentir el hecho de que hayas regresado a casa —Observó la expresión en el rostro de su hija y alzó las cejas con asombrada ironía—. Vamos, Lali, no eres tan ingenua. Tú y Peter tuvieron una amistad muy estrecha en el pasado. Vivimos en una comunidad pequeña y todo se sabe.

— ¿Quieres decir que la gente ha murmurado sobre nosotros? —preguntó la joven con rencor.

—Si quieres expresarlo así. . . pero nunca fueron chismes mal intencionados. Es natural que la gente se interese en los demás.

Peter y su familia son muy populares por aquí, y a mí siempre me pareció conmovedora la forma en que te permitía que lo siguieras por doquier. No debe haber sido fácil para él, en ocasiones, en especial cuando era un adolescente y tú una niña.

— Pues Belen no tiene por qué estar celosa o resentida. Peter y yo ya somos adultos.

—Hm… quizás eso sea lo que le molesta —comentó la señora Esposito de manera intrigante, pero no explicó su comentario, aunque Lali entendió muy bien lo que su madre quería darle a entender. Como adultos, Peter y ella podrían llevar a cabo el tipo de relación que no habían tenido antes. Los ocho años que los separaban no tenían importancia ahora.

Pero algo más que la edad los separaba en esa ocasión, y siempre los mantendría así. Y, a pesar de las fantasías románticas de los vecinos, ella y Peter nunca serían otra cosa que enemigo corteses y distantes.

La joven cambió el tema y habló a su madre sobre el sitio en el que proyectaban instalar la clínica, el cual irían a visitar pronto, y luego le preguntó qué opinaba de la idea del baile de máscaras.

—Me parece excelente —anunció la señora Esposito—. Muy romántico

—Eso mismo dijo el alcalde.

— Pobre señor Barnes; nunca se casó, ¿sabes? Y sin duda es la clase de hombre que abrigaba algún imposible sueño romántico por alguna chica que jamás se enteró de su amor. Es uno de esos auténticos caballeros del siglo pasado, de los que ya no existen.

—A su manera, Lady Anthony también es un anacronismo en muchos sentidos.

—Sí, . . y son más o menos de la misma edad —la señora Esposito bostezó y Lali, recordando que su madre estaba todavía convaleciente,, se apresuró a ponerse de pie.

—Te estoy fatigando y se Supone que deberías descansar. Yo también estoy cansada, por cierto. Creo que me acostaré temprano, para variar.

Estaba agotadas en efecto, pero no tanto para no preguntarse acostada ya en su cama, si Peter estaría disfrutando de la compañía de Belen. Un extraño dolor apareció de la nada y se anidó en su corazón. Un pequeño y curioso dolor que no tenía explicación lógica y que, por ese motivo, la preocupaba aún más.

Lo siento, querida, pero ya sabes cómo son estos granjeros. Si Harry Forbes dice que quiere hablar conmigo sobre su testamento, eso quiere decir hoy o nunca. Tendré que ir.

— Pero se supone que íbamos a visitar esos edificios con los de más —se lamentó Lali, quien había persuadido a su padre de que la acompañara.

— Bien, todavía puedes hacerlo tú. Llama por teléfono a Peter y dile que después de todo, necesitas que te lleve en su auto o si no quieres hacer eso, puedes usar el coche de tu madre — agregó el señor Esposito, diplomático, cuando vio la expresión en el rostro de su hija—. Las carreteras todavía están heladas, no obstante, tendrás que conducir con cuidado. No me sorprendería que cayera mas nieve antes de que termine el mes.

 

8 FIRMAS Y OTRO