venerdì 27 luglio 2012

16 capitulo

Me encanta que le encante la nove jaja lo hize a proposito estoy un poquitito loca por la despedida,supongo que al fin voy a llorar...

EL PROXIMO CAPITULO ES DE DOS PARTES Y ES.....MMM....BUENO YA SABEN COMO ES jajaja


 

Con una amarga sensación de satisfacción vio que Belen se desprendía del lado de su madrina y se apresuraba a reunirse con el médico. Lali se encaminó hacia el tocador destinado a las da mas, sin dirigir una segunda mirada a Peter o a Belen.

Las esposas de varios miembros del comité ya estaban allí y la secretaria intercambió saludos y sonrisas con ellas, antes de quitar- se la capa. Había llevado la máscara en la mano y se detuvo frente a uno de los espejos para ponérsela.

A su espalda, oyó que alguien decía:

— Querida, ¡qué vestido tan maravilloso! Me das envidia. Aun que, con mi figura, ya no podría ponerme algo así —se volvió y vio a la madre de una de sus amigas —. ¿En dónde lo conseguiste?

Sonriente, la joven explicó

--Ah, con razón! De verdad es fabuloso.

— Más vale que vaya a ver si ya llegaron los músicos — se excusó Lali y salió del baño. .

En el salón sólo estaban encendidas las luces de las paredes, y el suave resplandor rosado que desprendían daba un efecto seductor a la habitación. Los músicos ya estaban en el estrado; uno de ellos alzó la cabeza y silbó de manera apreciativa cuando vio acercarse a ellos a Lali; la joven hizo. una reverencia, en actitud de broma, pero de inmediato se puso tensa cuando sintió que unos ojos le perforaban la nuca.

Supo, antes de volverse, quién la miraba. Peter estaba junto a Belen, la cual charlaba animadamente con su madrina, demasiado enfrascada en la conversación para percatarse de que su acompañante observaba con especial atención la figura blanca y plateada de Lali. Después de un rato, el médico alzó los ojos al rostro de la joven y ella sintió que el salón giraba en torno a ella ante el desprecio que leyó en sus grises profundidades. Con tremenda angustia, la joven apartó la mirada y se concentró en su intercambio con los músicos.

—Ah, Lali. Todo parece bajo control. Las damas del WI han aportado un buffet excelente. ¿Ya lo viste?

Por suerte, el alcalde le proporcionó la distracción que tanto necesitaba.

—Se supone que no debía reconocerme con esta máscara —le reprochó la joven, juguetona.

---¡Oh, yo reconocería ese pelo donde fuera!

Todas las mujeres debían conservar puestas las máscaras hasta las doce, cuando sus compañeros podrían pedirles que se las quitaran al grito de: " conozco mascarita!", y pagarían una multa en caso de equivocarse. Esta había sido sugerencia de Lady Anthony y a Lali le pareció una buena idea, en vista del ambiente romántico de la velada.

Una hora después, todos los invitados habían llegado y la pista de baile estaba atestada. Lali observaba, desde fuera de la pista, a las parejas que bailaban, tratando de no ver lo bien que se acoplaban Peter y Belen, ni lo cercanos que estaban sus cuerpos.

No sabía cuánto más podría soportar el menosprecio de Peter. Nunca lo había considerado ególatra, pero sólo podía explicar su hostilidad mediante el hecho de que ella hubiese preferido a Benja como amante, según imaginaba el médico, rechazándolo a él.
Estaba sumida en sus sombrías reflexiones cuando se le acercó el alcalde para invitarla a bailar. Ella se levantó de su asiento para encaminarse a la pista y, al avanzar su crinolina se balanceó graciosamente. Se dio cuenta de que el vestido había causado sensación, pero eso no le provocaba placer. La mirada desdeñosa que le dirigiera Peter, le había robado la alegría y la noche se convirtió en algo que debía soportar.

El alcalde bailaba asombrosamente bien y su cortesía de caballero del siglo pasado fue un bálsamo para el alma de la joven después del mordaz sarcasmo de Peter, pero, de cualquier manera, se dio cuenta de que no contaba con toda la atención del hombre mayor. Lo había visto mirar, más de una vez, en dirección de Lady Anthony y, en un impulso que no quiso analizar, Lali le dijo con voz suave: -

—Lady Anthony parece muy sola; ¿por qué no la invita a bailar?

— Lo haría, pero estoy seguro de que me rechazará —el alcalde lanzó una risa seca, sin humor—. Y no sería la primera vez —una sombra cruzó por su rostro—. Hubo una época cuando creí que. . . Pero fui un tonto. Su padre quería conservar el título fa- miliar y la casó con Ronnie. El y yo estábamos en el mismo regimiento, ¿sabes?

" señor Bornes la amaba!", dedujo Lali, conmovida. Sólo por un momento, había vislumbrado al hombre detrás de la más cara severa del alcalde impoluto y, cuando él volvió a mirar a través del salón hacia donde estaba Lady Anthony, supo con certeza que todavía la quería.

La música cesó cuando estaban cerca de la mesa de Lady Anthony.

—Bailas muy bien, querida, y con ese vestido, eres de verdad la reina de la fiesta —los hermosos ojos azules de la dama se nublaron con una sombra de nostalgia.

En otro impulso incontrolable, Lali dijo:

— El alcalde me estaba diciendo que le encantaría bailar con usted, pero que temía que lo rechazara — no se atrevió a mirar a su acompañante, sin embargo, percibió su tensión y se preguntó si no habría cometido un tremendo error.

Para su alivio, vio que Lady Anthony, un poco confusa y sonrojada, no daba señales de indignación o disgusto.

—Oh, pues. . . Yo. . . Hace mucho que no bailo. Mi artritis, sabes.

—Tonterías —dijo entonces el hombre mayor, con tono gruñón— Recuerdo que eras la mejor bailarina del condado, parecías una sílfide.

Casi sin creer lo que veía, Lali observó que el alcalde ofrecía una mano con gentileza a la dama, para ayudarla a ponerse de pie, en el momento en que los músicos comenzaban a tocar un vals.

Lady Anthony sonreía al señor Barnes con la expresión de una joven tímida a la que invitaban a bailar por primera vez.

Tal como había previsto la secretaria, Peter no se unió al resto del comité, en la mesa reservada para sus miembros, cuando llegó la hora de la cena. Pudo verlo sentado al otro lado del salón, con Belen y tuvo que reprimir los celos candentes que le quema ron las entrañas.

No comió mucho y se disculpó tan pronto como le fue posible para levantarse e ir al tocador de damas, donde revisó su apariencia. Estaba pálida y las manos le temblaban al aplicarse un poco de rubor y retocar su lápiz labial.

Se acomodó algunos rizos que escapaban de su peinado y se estudió por un momento antes de volver a colocarse la máscara, la cual transformó su Rostro, dándole una apariencia extraña, mágica, difícil de definir. Detrás de la careta sus ojos brillaban con una luz extraña y la iluminación del cuarto enfatizaba la plena redondez de sus senos. Todavía se sentía un poco abochornada por el atrevido escote, pero no había algo que pudiera hacer al respecto y, además, su atuendo era menos revelador que la esplendorosa creación que vestía Belen.

Cuando salió del tocador, las parejas ya habían vuelto a la pista y el maestro de ceremonias decía con entusiasmo:

— Vamos, damas y caballeros, se acerca la medianoche; sólo faltan cinco minutos. Señores, recuerden que si su pareja se niega a despojarse de la máscara, ustedes pueden cobrarle una multa, que consistirá en...

Tenía que salir de allí, se dijo Lali, tratando de controlar el dolor que le atenazaba el corazón. No podía soportar el espectáculo de Peter pasando frente a ella con Belen de su brazo.

Se volvió para dejar el salón y se puso tensa cuando una mano firme la detuvo.

—Creo que es el momento de que bailemos —dijo una voz familiar y se volvió, azorada, para encontrarse con la sombría mirada de Peter.

El aprovechó la turbación de la joven para llevarla al centro de la pista, hundiendo los dedos en la piel de su brazo para impedirle que se apartara.

—¿De qué hablas? —protestó la chica cuando el médico se de tuvo y la hizo volverse, para mirarla a la cara y ceñirle la cintura con una mano—. No te había concedido ningún baile.

—¿No? Pensé que estaría implícito en el hecho de haberte traído. Mira a tu alrededor. Dudo que haya muchas mujeres que no estén bailando con el hombre que las trajo aquí.

—Podrías bailar con Belen.

Sus esfuerzos por desasirse pusieron a sus pechos en contacto más íntimo con el torso masculino.

A su alrededor, las parejas bailaban estrechamente enlazadas. Peter inclinó la cabeza y Lali sintió el roce de su barbilla contra la piel de su frente. Cuando aspiró el conocido aroma de la colonia masculina, todas sus resistencias se derrumbaron y sintió que su cuerpo se entregaba, lánguido, al cálido abrazo del médico. De inmediato, Peter la estrechó con más fuerza contra sí.

— Siempre nos hemos acoplado bien, Lali — le susurró al oído—. ¿Recuerdas cuando te enseñé a bailar?

— Lo he hecho con muchos hombres desde entonces.

Respingó cuando él le hundió los dedos en la cintura, con fuerza, y se preguntó por qué lo retaba de esa manera. ¿Por qué no se resignaba a aceptar lo que el destino le tenía deparado y nada más?

La crinolina atenuaba la sensación del cuerpo de Peter moviéndose contra el de ella, pero de todos modos lo percibía y notaba también que, debajo del apretado corpiño, sus senos estaban hinchados y tensos. Se le formó un nudo en la garganta y, cuando al terminar la música, Peter quiso quitarle la máscara, ella alzó una mano para impedírselo.

Demasiado tarde comprendió su error, cuando escuchó que él comentaba con sarcasmo:

—¿No? La gente nos mira, Lali; tendré que cobrarte la multa.


 

FIRMEN MUCHO Y OTRO

15 commenti:

  1. pero ya estoy bastante cansada de firmar =/

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  2. espero que las otras lectoras tambien se pongan las pilas y firmen mucho asi subes!

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  3. Me voy hacer un resumen avísame cuando subas mas!

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  4. Quiero que Lali le diga la verdad!!

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  5. porque lali esconde la verdad cuando el se de cuenta se va a querer morir por insultarla

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  6. chan chan!!!!!!!!!!!! AHHHH YA LEO EL QUE SIGUE! perdon por no comentar antes pasa qe se me complico :( @LuciaVega14

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