sabato 29 settembre 2012

19 capitulo


Holaaa,GRACIAS POR LAS FIRMAS
+18 FIRMAS Y OTRO


Durante el trayecto al edificio de oficinas donde trabajaba Maria, Peter intentó hablar de cosas insustanciales. Y cuando por fin aparcó el vehículo, se volvió hacia Lali y dijo:
—Te recuerdo que no es necesario que sigas con esto. Pero si te empeñas, puedo ir a verla yo solo.
—No —dijo, mientras tomaba los libros—. Te acompañaré.
Al llegar al piso doce del edificio, salieron del ascensor y se encontraron ante el letrero de Sawyer Financial Services. La sede de la empresa de Maria estaba decorada con mucho gusto, y la zona de recepción era sencillamente impresionante.
—Hola, Peter. ¿Qué te trae por aquí? —preguntó Rocio Fletcher, al verlo—. Pensaba que… Dios mío… Lali Esposito… ¿Eres tú?



Lali se sorprendió mucho cuando Rocio, que estaba embarazada, se levantó de su butaca y corrió a abrazarla. Solo entonces, parpadeó y sonrió.
—¿Rochi? ¿Rocio?
—La misma que viste y calza. Oh, Lali, sentí tanto lo de tu padre… Todos lo adorábamos. Siempre pensé que mis hijos tendrían la suerte de conocerlo y de recibir sus consejos en el Flamingo Diner. No recuerdo cuántas veces me ayudó. Siempre estaba dispuesto a ayudar, a echar una mano. Nicolas era maravilloso.
—Lo sé. Gracias…
—Rochi, ¿puedes llamar a Maria? Nos gustaría hablar con ella. Creo que podría ayudarnos.
Rochi los miró con gesto de incomodidad.
—Me temo que no está aquí. Y no creo que regrese hasta la semana que viene. ¿No puede ayudaros ninguna otra persona?
—Lamentablemente, no —respondió Peter—. Si es posible, resérvanos un hueco en su agenda para verla el lunes por la tarde. ¿Te parece bien, Lali?
—Sí, perfecto.
Rochi volvió a recepción y comprobó las citas de su jefa.
—Tiene una cita a las tres, pero puedo cambiarla de hora.
—Gracias —dijo Lali.
—¿Te vas a quedar en Winter Cove? —preguntó Rochi—. Si es así, me encantaría salir a tomar algo contigo, algún día.
Lali asintió.
—Sí, voy a quedarme una temporada; y huelga decir que me gustaría que charláramos un rato. Tal vez podríamos ir a cenar…
—De acuerdo, hablaré con mi marido y ya te llamaré. Te alojas en casa de tu madre, ¿verdad? Todavía tengo el número de teléfono.
—En ese caso, esperaré tu llamada.
—¿Quieres venir con nosotras, Peter? —preguntó Rochi, con tono totalmente inocente.
Peter miró a Lali antes de contestar.
—Por supuesto, siempre que a Lali no la moleste.
—Claro que no.
Acababan de salir del edificio cuando Peter le preguntó:
—¿Hay alguna razón por la que estuvieras tan aparentemente ansiosa por salir a cenar sola con Rochi y su esposo?
—¿Por qué dices eso?
—Porque has puesto una expresión bastante rara cuando he dicho que me gustaría acompañaros.
—¿Y por qué lo interpretas de forma negativa? Tal vez haya sido porque me encanta la idea.
—¿En serio? —preguntó él, sorprendido.
Lali se ruborizó levemente.
—Es una cena, Peter, no una invitación para acostarnos —puntualizó ella.
—Qué lástima —dijo, sonriendo—. Pero intentaré recordarlo. Te lo prometo.
—Sí, ya lo imagino —declaró ella, con ojos brillantes.
Peter notó la mirada maliciosa de Lali. Y aquello fue más que suficiente para alimentar sus esperanzas.


Lali pasó mucho tiempo sopesando la posibilidad de hablar con su madre sobre lo que estaba haciendo. Al final, llegó a la conclusión de que Peter tenía razón: no era justo que Emilia siguiera en la ignorancia, especialmente porque el asunto podía complicar o incluso impedir el cobro del seguro. Y si su madre se oponía a la investigación, respetaría su decisión.
Poco después, entró en el dormitorio de su madre. Llevaba comida para Emilia y un bol con gazpacho para ella.
—He pensado que podríamos comer juntas —dijo, mientras se sentaba en una silla, junto a la cama.
Emilia la miró con incertidumbre.
—¿Qué te traes entre manos, Lali?
—Hay algo que quiero que sepas.
Emilia ya había empezado a comer, pero dejó el plato a un lado.
—¿Qué has hecho?
Lali decidió que sería mejor que no se anduviera por las ramas.
—He llevado los libros de contabilidad a Peter y le he pedido que nos ayude a descubrir la verdad.
Emilia palideció.
—¿Por qué has hecho eso, Lali?
—Porque necesitamos saber.
—Tal vez tú lo necesites.
—Todos lo necesitamos —puntualizó—. Sinceramente no quiero herirte ni hacer esto más difícil de lo que ya es, pero no creo que la muerte de papá fuera un accidente.
—Tú también lo sospechabas, ¿verdad? —preguntó Lali—. Lo había imaginado.
—No quiero hablar de eso. Por favor, olvida el asunto. Piensa en tus hermanos…
—Eso es exactamente lo que estoy haciendo. Pienso en ellos y en ti. Tú te has encerrado en el dormitorio y Leon y Luca están a cual peor.
—Sí, y tú te has quedado atrapada en Winter Cove —observó su madre—. Ese es el verdadero problema, ¿verdad? Quieres averiguar lo que pasó por una razón bien sencilla: cuando lo sepas, podrás culparme a mí o a cualquier otro y seguir con tu vida.
—Eso no es cierto —se defendió—. Me quedaré por tanto tiempo como sea necesario, pero necesitamos saber lo que pasó. Es como si en el salón tuviéramos un enorme elefante y todos estuviéramos haciendo lo posible por actuar como si no estuviera allí. Pero me temo que Leon y Luca también sospechan lo del suicidio.
—No lo creo. Son demasiado jóvenes y adoraban a su padre, aunque Luca nunca lo admitiría.
—Lo sé, pero esto no va a cambiar sus sentimientos. En cambio, nos ayudará a comprender por qué hizo lo que hizo.
—Mamá, dime una cosa: ¿tú ya sabías por qué se suicidó papá? ¿Crees que lo hizo por el dinero?
—Por supuesto que no. De haberlo sabido, ¿crees que no habría hecho nada? No me culpes por ello, por favor.
—No te culpo. Pero me parece muy extraño que pidiera esos créditos sobre la casa y el restaurante sin comentártelo.
—Pues no lo hizo. Yo nunca se lo habría permitido, y supongo que él lo sabía.
Lali suspiró.
—Pensé que tal vez tenías alguna idea de lo que pensaba esos días. A fin de cuentas, siempre hablabais de todo.
—Desgraciadamente, esta vez no fue así. Y de todas formas, no quiero saber lo que pasó —dijo, con voz asustada.- Estoy enfadada.
—¿Con papá?
—No, contigo. Has tomado un camino muy peligroso sin consultármelo antes, y solo vas a conseguir que las cosas empeoren.
—¿Cómo? ¿A qué te refieres?
—No lo sé. Tengo un mal presentimiento.
—Lo siento, mamá, pero hay que hacer lo correcto. Y ahora que hemos hablado, estoy más convencida que nunca. Pase lo que pase, averiguar lo sucedido habrá merecido la pena.
Su madre se dio la vuelta en la cama y le dio la espalda. Aquel gesto le dolió mucho a Lali, porque era evidente que cada vez se alejaba más de ella.


+18 FIRMAS Y OTRO

13 commenti: