giovedì 27 settembre 2012

18 capitulo


Muchas gracias por firmar J

+18 FIRMAS Y OTRO


Peter estaba sentado detrás de su escritorio cuando Lali entró en el despacho, con aspecto de pretender dirigir una cruzada por la verdad y la justicia. Y a pesar de su palidez y del hecho de que había perdido varios kilos desde la muerte de su padre, el policía pensó que estaba más bella que nunca. Sin embargo, las ojeras que rodeaban sus preciosos ojos marrones lo emocionaron tanto que casi odió a Nicolas Esposito por haberle causado un dolor tan intenso.
—¿Puedo hablar contigo? —preguntó ella, mientras se sentaba frente a él.
—Siempre tengo tiempo para ti. ¿De qué se trata?
Ahora que Lali había conseguido llamar su atención, no encontraba las palabras adecuadas.
—Bueno, yo…
—Has venido para hablar sobre tu padre —dijo él.
Ella asintió, con expresión sombría.
—¿Sabes algo más?


—No he averiguado nada nuevo que sea concluyente. Hace un rato hablé con el forense, y es prácticamente seguro que hoy mismo, o tal vez mañana, presente su informe. Dirá que fue un accidente.
Un pequeño rayo de esperanza iluminó los ojos de Lali, pero desapareció enseguida.
—Pero tú sigues sin creer que fuera un accidente, ¿verdad?
—Siento tener que decírtelo, pero no.
—¿Le has hablado al forense de tus sospechas?
Peter la miró.
—He pensado en ello.
—¿Y?
—¿Qué sentido tendría? No cambiaría nada. Solo conseguiría que tu madre, Luca y Leon, fueran aún más infelices de lo que ya son. Ojalá pudieras asumirlo y seguir con tu vida.
—Me gustaría poder hacerlo, en serio, pero no puedo. Necesito respuestas. ¿Qué te ha convencido de que fue un suicidio?
Peter le contó lo del martillo que habían encontrado en la guantera del coche, con el que Nicolas podría haber cortado el cinturón de seguridad y escapado del vehículo.
—La guantera ni siquiera estaba abierta. Y para mí es prueba más que suficiente, sobre todo porque según los datos médicos no sufrió ningún golpe ni herida grave en el accidente. Murió ahogado.
—En otras palabras, se quedó sentado allí y esperó a la muerte —dijo Lali, mientras empezaba a llorar—. Debió de ser horrible para él. ¿Por qué haría algo así?
Peter deseaba conocer la respuesta a esa pregunta. Pero Lali no era la primera persona que se dirigía a él para pedir respuestas que no podía dar. Generalmente, contestaba a los familiares de las víctimas de la mejor forma posible, con datos estadísticos sobre casos similares y vanos intentos por animarlos.
—Las personas que se suicidan suelen estar bajo mucha presión. Eligen esa opción porque no ven otra salida a sus problemas y se equivocan gravemente. La muerte es una solución definitiva. En cambio, sus problemas suelen ser casi siempre temporales.
Ella frunció el ceño.
—Lo que me acabas de decir podría haberlo leído yo misma en un libro —protestó.
Peter se encogió de hombros. No podía decir mucho más de lo que ya le había dicho. La primera vez que se había enfrentado a un suicidio se había tratado de un hombre que amenazaba con arrojarse al vacío; al final lo hizo y se mató, pero al menos tuvieron la ocasión de intentar convencerlo para que no lo hiciera. En cambio, Nicolas lo había atado bien todos los cabos. Había conducido solo, a altas horas de la noche, y se había arrojado al lago a sabiendas de que nadie vería el vehículo hasta que ya fuera demasiado tarde.
—Es lo mejor que puedo hacer —dijo él—. Me gustaría poder decirte algo concreto sobre la muerte de Nicolas, pero no tengo nada.
—Sin embargo, lo conocías bien. Y como llevabas cierto tiempo en Winter Cove, habías notado su cambio de comportamiento. ¿Estaba preocupado por algo? ¿Estaba distraído? ¿No te fijaste en nada extraño?
Aunque había pensado mucho en ello, Peter volvió a pensarlo una vez más. Lamentablemente, se encontraba en un callejón sin salida.
—Solo sabía que se estaba portando mal con tu madre y con Leon, Lali. Me gustaría poder decirte algo distinto, pero eso es todo.
—¿Y por qué no interviniste? ¿Por qué lo dejaste pasar? —preguntó, irritada.
Peter comprendía su enfado, pero no era muy justo.
—De haber imaginado lo que iba a suceder, lo habría hecho. Pero entonces pensé que solo estaba pasando una mala racha. La gente se pelea de vez en cuando y no significa nada importante en general.
—Sin embargo, te equivocaste y se mató —declaró Lali—. ¡Y no hiciste nada por evitarlo! ¿Cómo es posible?
La acusación de Lali le dolió muchísimo. Peter deseó levantarse de la butaca, abrazarla y decirle que nadie había imaginado que Nicolas tuviera intención de quitarse la vida; ni siquiera su mujer, quien lo conocía mejor que nadie. Sin embargo, no dijo nada. Sabía que había hecho lo correcto al no entrometerse en la vida de los demás, pero comprendía el dolor de Lali.
—Sé que no es culpa tuya —continuó ella al cabo de unos segundos—. Lo sé. Pero me desespera pensar que mi padre estaba angustiado por algo y que nadie lo ayudó. Tal vez, si yo hubiera regresado a Winter Cove…
—Deja de pensar de ese modo. No te hará ningún bien ni le harás bien a nadie. Sé lo que digo… Nunca me he sentido tan culpable en toda mi vida como aquella noche en el lago. No he dejado de preguntarme si yo podría haber hecho algo para evitarlo, pero tu padre era un hombre muy independiente que siempre se hacía cargo de sus propios problemas. Ayudaba a los demás, pero no dejaba que lo ayudaran a él.
—Lo sé, lo sé —murmuró, mientras se secaba las lágrimas—. Y también sé que es demasiado tarde para arreglar las cosas. Pero debo saber por qué se suicidó. Por favor, Peter, tienes que ayudarme. ¿Por dónde podemos empezar?
Peter sospechaba que Nicolas se había suicidado de aquel modo a propósito, para que su muerte pareciera un accidente. No había dejado ninguna nota, probablemente porque había pensado que solo conseguiría entristecer aún más a su familia.
Además, cabía la posibilidad de que se hubiera suicidado por algún asunto relativo al cobro de un seguro. De ser el caso, habría querido que no pareciera un suicidio para que la familia pudiera cobrarlo.
Se preguntó si Lali habría pensado en esa posibilidad, pero se dijo que carecía de importancia. Ella nunca podría descubrir ninguna prueba concluyente. Y por tanto, solo podía hacer conjeturas sobre pruebas circunstanciales.
—Lali, encontremos lo que encontremos, nunca sabremos a ciencia cierta lo que ocurrió. Y si insistimos en que se suicidó, solo conseguiríamos que no podáis cobrar el dinero del seguro.
Lali palideció.
—No había pensado en eso. Es verdad, necesitamos el dinero…
Peter notó un tono de pánico en su voz.
—Si lo necesitas rápidamente, olvídate de este asunto y acepta el informe del forense.
Lali pasó un buen rato considerando la opinión de Peter, pero al final negó con la cabeza.
—Por mucho que necesitemos el dinero, no puedo dejar las cosas así. Tenemos que saber qué preocupaba tanto a mi padre, aunque nunca lleguemos a averiguar por qué se mató. Por favor, te ruego que me ayudes.
Entonces, Lali abrió el bolso y sacó unos libros de contabilidad.
—Te he traído esto —añadió.
Peter los miró con sorpresa. Siempre había pensado que el restaurante marchaba muy bien. Estaba situado en un sitio excelente y se llenaba de clientes todos los días. Era un éxito financiero, y en consecuencia, no se le había ocurrido que Nicolas pudiera tener problemas económicos.
—No lo sé —admitió Lali—. El abogado nos contó ciertas cosas, así que Luca echó un vistazo a la contabilidad y descubrió que mi padre había sacado hasta el último penique del restaurante. Además, pidió nuevos créditos al banco, aunque en teoría no había razón para ello. Nunca se arriesgó en cuestiones de dinero. De hecho, era bastante conservador con esas cosas.
Peter se estremeció al comprender por qué sonaba tan desesperada con el asunto del seguro. No le gustaba nada la dirección que estaba tomando aquel asunto; el suicidio siempre era un problema para las familias, pero lo que Lali insinuaba podía resultar aún peor: abría toda una gama de posibilidades, desde el chantaje al juego, pasando por otra mujer. Fuera lo que fuese, podía ser algo realmente desagradable.
En cierta forma, no comprendía su actitud. Si seguía adelante, pondría en riesgo la reputación de su padre y la felicidad de su familia, y todo por una cuestión que solo sospechaban un puñado de personas. Además, las posibilidades de que alguien se enterara del asunto y corriera la voz serían mayores a medida que investigaran. Y por si fuera poco, el simple hecho de investigar sería más que suficiente para despertar las habladurías de los habitantes de Winter Cove.
—Puede que no te guste lo que descubra —le advirtió—. No estamos hablando de un seguro, sino de la reputación de tu padre. Quedaría destrozada si resulta que estaba haciendo algo ilegal o mal visto.
Ella lo miró con obstinación.
—No creo que estuviera haciendo ninguna de las cosas, pero en cualquier caso, necesito saberlo.
—¿Y qué me dices de tu madre? ¿Ella también lo quiere? ¿También quiere saber que Nicolas se suicidó?
—No lo sé —confesó, estremecida—. Tengo la impresión de que ya lo sospecha, aunque no lo he hablado con ella. Y creo que por eso se oculta en su dormitorio. ¿No podríamos hacer esto discretamente y esperar hasta más tarde para contárselo?
—Si empezamos a hacer preguntas, se enterará.
—No si permanece en la casa, y no parece que tenga intención de salir.
—¿Eso es lo que quieres? ¿Sinceramente pretendes que siga evitando a la gente?
—No.
—Entonces, habla con ella, dile lo que estás haciendo y explícale las implicaciones del asunto del seguro. Cuando empecemos a investigar, ya no podremos volvernos atrás. Es posible que descubramos la verdad y no podrás ocultársela ni a tu madre ni a tus hermanos.
Peter se detuvo un momento antes de continuar.
—Ahora ya están bastante dolidos y confusos, pero al menos sus recuerdos siguen siendo buenos. En cuanto al problema financiero que provocó tu padre, seguro que se puede solucionar de otra forma. Piénsalo bien, Lali. Tal vez sea mejor que lo olvides, que recojas los restos y sigas adelante sin pensar.
Lali apretó los puños y la boca con tanta fuerza que palidecieron, y Peter lo notó. Se preguntó si sus labios adoptarían el mismo tono ruborizado de sus mejillas si se hubiera atrevido a besarla, y una vez más se sintió completamente estúpido y fuera de lugar por desearla en circunstancias tan poco propicias.
—He pensado una y otra vez este asunto durante los últimos días, y no puedo seguir viviendo sin respuestas. Quiero saber la verdad, cueste lo que cueste.
Peter asintió, a sabiendas de que no tenía elección. Debía ayudarla, porque sabía que si no la ayudaba lo haría sola.
—Muy bien. Entonces, encontraremos las respuestas.
Lali pareció muy aliviada.
—¿Por dónde empezamos?
—Por los libros de contabilidad. Por desgracia, no sé nada de esas cosas. ¿Y tú?
Lali negó con la cabeza.
—No. Tengo los conocimientos necesarios para llevar el día a día de una empresa, pero no sé nada sobre legalidades. Mi jefe tiene un contable que se encarga de esos asuntos.
—Entonces, conozco a alguien que puede ayudarnos. ¿Te importaría si le enseño los libros? Te aseguro que será discreta. Conoce a tus padres desde hace años.
—¿De quién se trata? —preguntó Lali, sorprendida.
—De Maria Sawyer. Estudió conmigo, así que es un par de años mayor que tú. Es una asesora financiera de mucho éxito y clienta habitual de vuestro restaurante desde que éramos niños.
Peter omitió a propósito lo que le habían comentado Gabe y Harley: que había pasado mucho tiempo con Nicolas antes de su muerte. De hecho, Peter quería aprovechar la ocasión para averiguar qué tipo de relación mantenían.
—Sí, claro que me acuerdo de ella. Pero hace tiempo que no va al restaurante. ¿Podría acompañarte cuando vayas a verla?
Peter prefería ir solo, porque no quería que Lali se molestara por la antigua relación que había mantenido con la asesora. No se avergonzaba en modo alguno de lo sucedido y por otra parte no era asunto de Lali, pero solo serviría para complicar las cosas. Además, obtendría más fácilmente la información de Maria si se presentaba solo. Y si surgía algún secreto particularmente desagradable, tendría tiempo para suavizar la historia antes de contársela a Lali.
Sin embargo, aquellos eran los libros de contabilidad de Llai y Nicolas era su padre. Tenía derecho a acompañarlo, por mucho que le disgustara.
—Sí, por supuesto. Vamos.
—¿No deberíamos llamarla antes? —preguntó.
—No, seguro que está en su despacho. Se pasa el día allí.
—Está bien. En ese caso, vayamos a ver lo que puede decirnos.


Acà està laliter...Ayer lleguè a casa cansadisima asique no subì....
En el proximo ¿hablan con Maria?
+18 FIRMAS Y OTRO

16 commenti:

  1. Lali debería de decirles a su mama y hermanos lo que va a hacer porque sino puede que les afecte mas todo lo que descubran. Me encanta que Peter quiere protegerla, pero Lali es muy terca.

    @Titel842

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  2. Saldrá algo bueno de ese encuentro?? Me encanta más!

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  3. Q duro todo lo q esta viviendo lali

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  4. Pobresita lali uuu esta sufriendo miucho

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  5. El instinto protector de peter hacia lali

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  6. Que terquedad la de lali encima hecharle la culpa a peter si eya fue la q bo vino cuando la llamo leon

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  7. Peter siempre protegiéndola a lali

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