lunedì 24 settembre 2012

15 capitulo


+19 FIRMAS Y OTRO


Peter pasó otra noche en vela, asaltado por la imagen de Lali. No podía olvidar su ropa mojada y pegada al cuerpo cuando salió de la piscina, ni podía olvidar su risa. Había sentido la intensa necesidad de besarla en aquel instante, pero naturalmente no lo había hecho porque las circunstancias no eran las más apropiadas. Y ahora, temía que Lali se marchara en cualquier momento.
En lugar de dirigirse al Flamingo Diner, que teóricamente reabría aquella mañana, Peter prefirió tomarse un café y dos pastelillos de manzana y dirigirse directamente a comisaría. Como consecuencia, llegó una hora antes que de costumbre al trabajo.
Mariano Dillon, el sargento del turno de noche, lo miró con sorpresa cuando entró en el edificio y lo siguió a su despacho. Por supuesto, no esperó a que lo invitara a pasar.
—Pensaba que el Flamingo Diner abría hoy —dijo el sargento, contemplando los pastelillos con envidia.
—Y creo que abre —dijo Peter.


—También pensaba que la hija de los Esposito volvería a su casa.
—Y ha vuelto.
—Y pensaba que siempre te había gustado —dijo Mariano.
Peter lo miró con cara de pocos amigos.
—No sigas por ese camino.
Mariano, que tenía sesenta y dos años y había tenido que sufrir a varios jefes de policía, no era hombre que se dejara intimidar. Bien al contrario, tomó uno de los pastelillos de manzana y adoptó una expresión pensativa.
—Un hombre inteligente iría al Flamingo Diner esta mañana —dijo el sargento—. Sospecho que tendrán un día muy duro.
—¿No tienes nada que hacer? —preguntó Peter.
—No, ya está todo hecho. Ha sido una noche tranquila y no tengo nada mejor que hacer que sentarme aquí y convertirme en tu conciencia —declaró el hombre.
Peter suspiró y se levantó de su butaca.
—No me extraña que ninguna mujer permanezca contigo mucho tiempo. Eres un pesado.
Mariano sonrió.
—¿Y para qué necesito a una mujer? Ya tengo a Gwendolyn y nunca se queja.
Peter rio.
Gwendolyn es un perro, por si no lo habías notado. Y por cierto, tiene expresión triste.
—Eso no es culpa mía, es algo genético. Pero no me cambies de conversación: deberías ir al restaurante. Ayer, durante el entierro, pude ver a la hija de los Esposito. Se ha convertido en una mujer impresionante. Si yo estuviera en tu lugar, me las arreglaría para no perderla por segunda vez.
—¿Y qué te hace pensar que tienes derecho a meterte en mis asuntos?
—No es cuestión de tener derecho o de dejar de tenerlo. Mis padres me enseñaron a diferenciar lo que está bien de lo que está mal, y supongo que tú también aprendiste esa lección a pesar de ser un cabezota. De modo que deberías hacer lo correcto.
—Eso es un golpe bajo —protestó Peter, aunque se dirigió a la salida—. Si llama alguien…
—Si llama alguien, diré lo mismo que digo siempre a estas horas: que estás ocupado informándote de lo que ha sucedido en el pueblo —lo interrumpió, guiñándole un ojo—. Ah, por cierto, dale un beso a Lali de mi parte.
—Si puedo darle un beso, lo haré en mi nombre y solo en mi nombre —dijo.
Mariano rio.
—Está bien, no te enfades.
—Por cierto, ¿tienes ya el informe del coche de Nicolas?
—Por supuesto.
—Y supongo que lo has leído, ¿no es verdad?
—Por si no lo recuerdas, soy policía.
—¿Dice el informe si había algún martillo en la guantera?
—Sí, había uno. Uno de esos martillos especiales para romper el parabrisas en caso de accidente, con un borde afilado para cortar también el cinturón de seguridad…
Mariano se detuvo un momento y palideció. Después, añadió:
—Dios mío. ¿Estás pensando lo que yo?
Peter no respondió. Pero cuando se marchó al restaurante, se sentía más apesadumbrado que nunca.


Lali debió de freír diez toneladas de panceta. Teniendo en cuenta que no había cocinado gran cosa desde que había empezado a estudiar en la universidad, excepción hecha de algún guiso ocasional, debería haberse sentido asustada ante la necesidad de dar servicio a toda la clientela del Flamingo Diner. Sin embargo, se sintió aliviada porque la cocina le daba la ocasión de no tener que pensar en nada. Mantenerse al tanto de la comida y de los pedidos requería de todas su concentración, de modo que no había tiempo para preocuparse por la actitud de Luca ni por la impaciencia de Leon, que quería que todo estuviera preparado en el acto.
Las palabras del abogado habían dejado preocupada a toda la familia. Emilia todavía no había salido de su dormitorio; Leon aún daba la impresión de ponerse a llorar en cualquier instante, y Luca no había intercambiado ni una palabra con su hermana desde entonces. En cuanto a ella, se estaba haciendo a la idea de que no podía regresar a Washington con semejante nivel de incertidumbre.
La noche anterior, cuando acompañó a Jack Lawrence a la salida, el abogado le había comentado algo que la dejó perpleja porque todavía no comprendía la verdadera dimensión del desastre económico familiar:
—Será mejor que reabráis el restaurante pronto, o será demasiado tarde.
—Tenemos intención de abrir mañana —le había dicho ella.
—Excelente. Si yo estuviera en tu lugar, contrataría a un buen asesor financiero que se encargue de todos vuestros asuntos para que los vuelva a encauzar.
Lali se preguntó cuándo habían dejado de estar encauzados. A fin de cuentas, su padre siempre había sido bastante conservador en materia de negocios y no se arriesgaba así como así. Suponía que Emilia se debía de estar preguntando lo mismo, porque aquello no tenía ningún sentido. Nunca olvidaría la cara de su madre cuando supo que estaban arruinados: fue como la gota que colmó el vaso.
Cuando todos los demás se marcharon a dormir, exceptuado Luca, que había desaparecido, Lali consideró las opciones que tenía. Deseaba regresar a Washington, a su vida y al trabajo que amaba, pero evidentemente no podía hacerlo: su familia estaba primero y la necesitaba.
Contuvo las lágrimas a duras penas y llamó por teléfono a Marcel para decirle que no podía regresar.
—Cariño, no puedes hacer eso —protestó su jefe—. No es que yo te necesite; es que te morirás si sigues mucho tiempo en ese pueblucho. Debes regresar y dedicarte al trabajo que te gusta.
—Y lo haré, uno de estos días. Pero no puede ser ahora.
—Por favor, Lali, no lo decidas todavía. Quédate una o dos semanas más, encárgate de que todo vuelva a su cauce normal y vuelve después a Washington.
—No creo que pueda arreglar las cosas tan deprisa.
Lali fue totalmente sincera con él. Debía quedarse. Además, si descubrían que la muerte de su padre no había sido un accidente, estaba decidida a llegar al fondo del asunto y a averiguar por qué se había suicidado.
Cuando cortò con Marcel la llamò Cande preocupada despues de haber sabido que renunciaba al laburo
—Tal vez deberías olvidarlo. Tal vez deberías seguir adelante y olvidarlo.
—¿Cómo podría? Alguien tiene que hacerse cargo de la familia. Leon está dispuesto a esperar otro año para ir a la universidad, Luca se está volviendo loco y mi madre se niega a salir de su dormitorio.
—Pero si te marcharas, no tendrían más remedio que reaccionar. En cambio, si te quedas, se apoyarán totalmente en ti. ¿De verdad quieres martirizarte? ¿Quieres despertar un día y descubrir que has sacrificado los mejores años de tu vida con gente que probablemente ni siquiera agradecerá el gesto?
—Lo que dices no es justo —declaró Lali.
—Nada de esto lo es.
En parte, Lali sabía que Cande tenía razón. Pero por otro lado, temía lo que podía suceder si se marchaba.
—Lo siento, Cande, pero tengo que hacerlo. Créeme, me gustaría que las cosas fueran de otro modo, pero no puedo elegir. Volveré a Washington en cuanto consiga encauzar las cosas. Y si Marcel no tiene un trabajo para mí, me buscaré alguna otra cosa. No pienso renunciar a mis sueños. Solo los voy a posponer.
Cande suspiró.
—Te conozco y reconozco ese tono. Ya sé que no vas a cambiar de opinión, así que tendré que hacerme a la idea de tomar un avión de vez en cuando para ir a visitarte y tomamos nuestros cafés de los domingos.
Lali riò y colgò...


Ya està..ahora por lo menos por un mes queda en winter cove con peter...
+19 FIRMAS Y OTRO

22 commenti:

  1. Vamos mejorando de apoco!! Más!!

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  2. bueno a ver si en ese mes logra sacarle un beso jajaja
    beso

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  3. Muy sabio Mariano jajajaja un buen consejero cn un perro

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  4. hahaha por lo menos un mes asegurado ajajajajaja

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  5. Muy bien un mes para darse cuenta que Peter la quiere y ella en el fondo muere por el!!!
    Gracias por los caps espero el siguiente :)
    @Titel842

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