3 capitulo

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+15 FIRMAS DE 5 PERSONAS DISTINTAS Y OTRO


En Winter Cove no se cometían delitos graves, y el jefe de policía, Peter Lanzani, estaba encantado con ello. Después de trabajar en los peores departamentos de Tampa durante casi diez años, estaba deseando marcharse a la pequeña localidad de Florida; allí ocupaba casi todo su tiempo en discutir con los vecinos por las multas de tráfico.
Por desgracia, casi todos los vecinos lo conocían desde su infancia y parecían creer que les debía un favor por ello. Y en cierto modo, era verdad. Entre todos se las habían arreglado para que no se metiera en problemas, incluso después de que su padre acabara en la cárcel y su madre comenzara a darle a la bebida.


Pero en toda la localidad, nadie había sido tan amable con él como los Esposito. Emilia siempre se había encargado de que no le faltara de comer y Nicolas le había dado empleo y la confianza suficiente como para saber que podía convertirse en un verdadero hombre a pesar de su mala suerte familiar. Además, entre los dos le habían enseñado que las relaciones no tenían por qué ser superficiales y que en el amor no había espacio para la violencia.
Naturalmente, el Flamingo Diner se convirtió pronto en un refugio para Peter. Antes de ir al colegio se pasaba por el restaurante para que le dieran algo de comer, y cuando terminaban las clases, volvía para no tener que ver a su madre y a la inacabable sucesión de hombres que pasaban por su vida.
Peter había tenido algo parecido a una familia sustituta, y no solo gracias a los Esposito, sino también a los vecinos que pasaban por el restaurante. Además, había conocido a turistas de todo el mundo, gentes que ampliaron sus puntos de vista sobre la vida y le recordaron que lo que había sufrido en su casa no era lo normal.
Pero Peter tenía una razón excepcional para adorar aquel local: era el escenario donde se había enamorado de Lali Esposito, con sus grandes ojos marrones y su largo y oscuro cabello. Desgraciadamente, Lali no se había dado cuenta de que estaba loco por ella y siempre lo había tratado con el afecto fraternal que dedicaba a sus hermanos. Incluso ahora, muchos años después, lo recordaba con desmayo.
De todas formas, se alegraba de que no hubiera ocurrido nada. Sabía que Nicolas no habría aprobado una hipotética relación con Lali. Era un joven problemático y rebelde, cuatro años mayor que ella, y hasta aquel momento no había demostrado que hubiera aprendido la lección de su familia. Había heredado el mal carácter de su padre y la falta de estima de su madre, una combinación peligrosa que lo había impulsado a marcharse del pueblo y encontrar su propio camino en el mundo; si no lo conseguía, nunca tendría nada que ofrecer a una mujer.
Pasó un año ejerciendo todo tipo de trabajos en Tampa antes de entrar en el departamento de policía. Durante el periodo de formación aprendió a controlar su mal genio y a afrontar situaciones domésticas tensas, y ahora, de vuelta en Winter Cove, estaba más que dispuesto a sentar cabeza e incluso a tener hijos. Pero Lali se encontraba tan lejos de su alcance como siempre.
Además, habían pasado diez años desde la última vez que la había visto y sus sentimientos hacia ella eran más nostálgicos que reales. Lali era una ilusión, un fantasma que aparecía en su memoria cada vez que otra mujer le llamaba la atención. Y la absurda importancia que tenía en su vida le parecía no solo patética, sino también irritante.
Sin embargo, Peter sabía que en gran medida había aceptado el empleo en Winter Cove por el recuerdo de Lali. Por eso, y porque el alcalde había enviado a Nicolas Esposito a Tampa, unos meses atrás, para que se lo pidiera personalmente.
Peter visitaba Winter Cove de vez en cuando, de modo que estaba bien informado sobre todo lo que sucedía. La pequeña localidad estaba creciendo; el centro había mejorado y se había llenado de elegantes tiendas y cafeterías de las que atraían a los turistas, mientras las afueras se convertían en una sucesión de campos de golf y residencias caras. En primavera daban conciertos a la orilla del lago, habían organizado un festival invernal de arte e incluso mantenían la anticuada fiesta de la fresa que atraía a miles de personas de los alrededores.
Por supuesto, Nicolas le mencionó todos aquellos aspectos cuando fue a verlo a Tampa. También le dio unos folletos publicitarios sobre los encantos de Winter Cove, así como datos sobre los proyectos en marcha e información estadística que había organizado el equipo del alcalde.
Peter lo miró con detenimiento y dijo, con ironía:
—Muy bonito.
—Sí, ya. Pero las cosas están cambiando, y necesitamos que vuelvas a Winter Cove.
Peter sonrió.
—¿Y por qué debería volver?
—Porque tendrías la ocasión de demostrar que te has convertido en una gran persona —respondió Nicolas sin dudarlo—. No es que tengas que demostrarle nada a nadie, pero te conocemos desde que eras niño y sabemos lo que tuviste que sufrir por culpa de tus padres. Pues bien, esta es tu oportunidad. Podrías librarte del pasado, sobre todo ahora que tu madre se ha marchado a Orlando.
Peter no sabía que su madre se hubiera marchado. Había perdido el contacto con ella.
—¿Cuándo se ha ido?
—Hace unos meses —respondió, mirándolo con intensidad—. Cuando tu padre salió de la cárcel.
La afirmación de Nicolas sorprendió tanto a Peter que se sintió como si le hubieran dado un puñetazo.
—¿Ha vuelto con ese maldito canalla?
—No, yo diría que se está ocultando de él. Tu padre pasó un par de veces por el pueblo e hizo preguntas sobre ella y sobre ti, pero es lo suficientemente listo como para no permanecer en Winter Cove demasiado tiempo. Sabe que los vecinos no han olvidado lo que os hizo a tu madre y a ti.
Juan Lanzani siempre había sido una mala persona. En cierta ocasión decidió usar a su esposa como saco de boxeo, pero Peter se interpuso para intentar evitarlo; entonces solo tenía trece años y no pudo detener a un hombre tan grande como su padre, pero la conmoción resultante llamó la atención del vecindario y de la policía.
Poco después, Juan fue acusado de varios cargos y esa vez no pudo escapar de la cárcel. Peter se las arregló para que su madre no retirara la denuncia, aunque suponía que las heridas que le había provocado la noche del incidente habrían sido suficiente razón para que el fiscal actuara contra Juan en cualquier caso. A lo largo de los años, Peter había llegado a creer que ya había superado el pasado. Pero ahora, al saber que su padre estaba libre, volvió a sentir la amargura y el dolor de aquellos días. Juan había convertido su infancia en un infierno, y su madre, por otra parte, tampoco había ayudado demasiado.
—Supongo que crees que debo aceptar ese empleo, ¿verdad? —preguntó a Nicolas.
—Creo que deberías considerar la posibilidad, por tu bien y por el bien del pueblo. Winter Cove necesita un hombre de tu experiencia, pero sobre todo necesita un hombre que sepa cómo fue la localidad y que sabe cómo podría ser. Personalmente, no quiero que nos la cambien y que rompan nuestras raíces. Y ya estamos cerca de que eso suceda.
Peter frunció el ceño.
—Si aceptara el empleo, yo me dedicaría exclusivamente a mantener la ley y el orden. No puedo evitar que las cosas cambien.
—Eso depende. A veces, las dos cosas están relacionadas.
—¿Es que no ha mejorado tu negocio? Dijiste que ahora tienes más clientes que nunca…
—Y es cierto, pero ya no conozco a todas las personas que entran en el local. Es especialmente duro en febrero, cuando se llena de turistas que ocupan las mesas de mis clientes habituales. Temo que algún día lleguen a las manos —se lamentó—. Hasta Habersham, el alcalde, se enfadó un día. Siempre se sienta en la misma mesa, y una mañana se la encontró ocupada por cuatro ancianas. Pensé que iba a darle un infarto, sobre todo cuando intentó utilizar con ellas sus tácticas de intimidación y lo invitaron a sentarse con ellas.
Peter rio.
—¿Y pretendes que me pase por tu restaurante para mantener la paz?
—No, quiero que vuelvas porque Emilia, los chicos y yo mismo, te echamos de menos. Te consideramos un miembro más de la familia, y hace tiempo que no te vemos.
Peter encontró muy interesante que no hubiera mencionado a Lali. Aunque cabía la posibilidad de que Nicolas obviara su nombre porque conocía sus sentimientos y no quería aprovecharse.
A pesar de ello, Peter no fue capaz de resistirse y decidió mencionar el tema.
—No has dicho nada de Lali. ¿Cómo le va? ¿Sigue viviendo en Washington?
—Sí, y es una pena. No sé qué le ve a Washington, y mucho menos al hombre para el que trabaja; mira de forma extraña y estoy seguro de que Marcel Davignon no es su verdadero nombre. Tal vez debería pedirte que investigaras su pasado.
A Peter le habría encantado investigar a cualquier hombre que se cruzara en la vida de Lali, aunque mantuviera una simple relación profesional con ella; pero algo le decía que Nicolas hablaba en gran parte en tono de broma.
—Pídemelo y lo haré.
—No, mejor que no. Lali se enfadaría muchísimo si lo supiera. Además, confío en mi hija. Tiene la cabeza bien puesta sobre los hombros y sé que es capaz de cuidar de sí misma.
—¿Os visita muy a menudo?
—No demasiado —respondió—. Pero es posible que tú puedas cambiar eso.
Las palabras de Nicolas le sonaron a música celestial; por primera vez, tuvo la impresión de que aún le quedaba alguna esperanza con ella. Y bastaba una pequeña posibilidad, por pequeña que fuera, para que Peter considerara seriamente la idea de regresar a Winter Cove.
Si el alcalde no hubiera enviado a Nicolas para que hablara con él y si Peter no hubiera estado tan cansado de su trabajo en Tampa, tal vez habría rechazado el ofrecimiento. Pero las cosas se le presentaron de tal forma que decidió regresar a su localidad de origen. El sueldo y el resto de las circunstancias laborales no le importaban demasiado; sencillamente era una buena forma de demostrarle a todo el mundo que había cambiado, y una ocasión perfecta para acercarse a Lali.


En el 5 capitulo Lali va a volver en Winter Cove...

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