33 capitulo parte 2

Perdon pero estaba en la fiesta abjo de mi casa...

Acà està J

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Esa vez no le hizo el amor con finura, sino salvajemente. Lali, tan desesperada como él, se dejó gobernar por la pasión. El miedo a que fuese la última vez que estaba con Peter multiplicó su deseo. Y el deseo encendió una mecha dentro de él.

Recorrió su cuerpo con las manos a toda velocidad. La besó con fiereza. Lali se dejó consumir por las llamas sin pensarlo dos veces. Buscó los labios de Peter al tiempo que sus manos se estiraban, ansiosas por tocarlo y excitarlo.

Nunca se había sentido tan ágil. Era como si pudiese fundirse en el cuerpo de Peter a cada instante, para separarse y volverlo loco un segundo después. Sabía que estaba excitado. Lo notaba en cómo respiraba, en la tensión de sus músculos, en la humedad de su piel. Ella también sudaba, de nuevo, en armonía con Peter.

Arqueó la espalda hacia éste, exigiendo más que ofreciéndose. Le clavó los dedos en la cabeza y lo empujó hacia abajo para que posara la boca sobre sus pechos. Al sentir el primer mordisco, gimió. Dio un pequeño grito, pero quiso más. Y él le dio más, al tiempo que tomaba.

Pero a Lali no le bastaba con su propio placer. Quería hacer saltar por los aires el poco autocontrol que aún conservaba Peter. Quería que perdiese la cordura. Y lo acarició con maestría, deprisa. Le clavó los dientes sobre la piel, lo oyó gruñir y soltó una risa gutural. Peter contuvo la respiración cuando lo agarró por debajo de la cintura. Supo que no tardaría en explotar. Arremetió una última vez y Lali sintió que el sol estallaba en mil fragmentos.

 

Más tarde, mucho más tarde, cuando supo que su tiempo junto a Lali había terminado, Peter la besó con ternura.

—Te vas —dijo ella, obligándose a no agarrarlo para impedírselo.

—Pronto. Dentro de poco tendré que acompañarte a la villa —Peter se sentó sobre la cama y la incorporó también a ella—. Quédate dentro. Cierra todas las puertas y echa el cerrojo. Diles a los criados que no dejen pasar a nadie. A nadie.

Lali trató de prometérselo, pero no logró formar las palabras:

—¿Vendrás cuando termines?

Peter sonrió y le acarició un rizo que tenía junto a la oreja.

—Treparé hasta tu terraza si hace falta.

—Te esperaré despierta y te abriré la puerta.

—Afrodita, ¿qué ha sido de tu romanticismo? —dijo él tras darle un beso en la muñeca.

De pronto, Llai se lanzó a sus brazos y lo apretó.

—No iba decirlo. Me había prometido que no lo diría —dijo y tuvo que hacer un esfuerzo para evitar que se le saltaran las lágrimas—. Ten cuidado. Por favor, por favor, ten cuidado. Tengo mucho miedo por ti.

—No, no lo tengas —Peter notó que empezaban a escapársele las lágrimas—. No llores por mí.

—Perdona —Lali pestañeó—. No te estoy ayudando.

Peter la apartó y la miró a los ojos, brillantes de llanto no vertido.

—No me pidas que no vaya, Lali.

—No —dijo ésta tras tragar saliva—. No te lo pido. Pero no me pidas tú que no me preocupe.

—Es la última vez —aseguró él.

Sus palabras la estremecieron, pero consiguió mantenerle la mirada:

—Sí, lo sé.

—Espérame —dijo antes de abrazarla de nuevo—. Espérame —repitió, temeroso de perderla.

—Con una botella del mejor vino de Agus —le prometió ella con voz firme.

—Pero antes brindemos con champán. Ahora —Peter le dio un beso en una sien—. Por mañana.

—Sí —Lali esbozó una sonrisa que casi logró iluminarle los ojos—. Brindemos por mañana.

—Espera un segundo —Peter le dio otro beso y la dejó reposando sobre la almohada—. Bajo y subo con una botella.

Lali esperó a que la puerta se cerrase para hundir la cara en la almohada.

 

Era de noche cuando despertó. Confundida, desorientada, trató de ver dónde estaba. La habitación estaba en silencio, llena de sombras. Tenía una colcha encima, algo ligero y suave, sedoso. Y bajo la colcha, ella, calentita y desnuda.

Peter, pensó asustada de repente. Se había quedado dormida y él se había marchado. Gruñó, se sentó y apretó las rodillas contra el pecho. ¿Cómo había podido desperdiciar aquellos últimos momentos juntos?, ¿cuánto llevaba dormida? ¿Hacía cuánto se había marchado Peter? Estiró el brazo y encendió la lámpara de noche con manos temblorosas.

La luz la alivió un poco y antes de salir de la cama en busca de un reloj, vio la nota que Peter le había dejado apoyada contra la lámpara. La agarró y la leyó: sigue durmiendo. Era lo único que decía.

Típico de él, pensó y casi se echó a reír. Lali sujetó la nota en la mano, como si de ese modo pudiese tener a Peter más cerca, y se levantó para vestirse. No le costó descubrir que su ropa había desaparecido.

—¡Será desgraciado! —exclamó en alto, olvidándose de inmediato de los tiernos pensamientos de sólo unos segundos antes.

De modo que no había querido arriesgarse y se había encargado de que no saliera de casa. Desnuda, con las manos sobre las caderas, miró a su alrededor con el ceño fruncido. ¿Adonde demonios pensaba que iba a ir? No tenía forma de saber dónde estaba... ni qué estaría haciendo, pensó preocupada de nuevo.

Esperar. De repente, sintió que se había quedado fría y se abrigó con la colcha de la cama. Lo único que podía hacer era esperar.

El tiempo pasaba, minuto a minuto, con desesperante lentitud. Lali daba vueltas por la habitación, se obligaba a sentarse y volvía a levantarse. En un par de horas amanecería, se dijo. Y con el amanecer terminaría la espera. Para todos.

No lo soportaba, pensó desesperada segundos después. Tenía que soportarlo, se dijo un segundo más tarde. ¿Y si Peter no regresaba nunca?, ¿y si no amanecía? Suspiró impaciente y echó la colcha a un lado. Quizá no le quedara más remedio que esperar, pensó Lali mientras se dirigía al armario de Peter. Pero iba listo si pensaba que lo esperaría desnuda.

ADELANTO:Cuenta peter lo que pasa,muy pericoloso...

Ese el ultimo capitulo de paz!La nove tiene 37 capitulos...

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Si firman rapido,la podemos terminar hoy,asì no sufren demasiado las cosas malas,que dicen?