30 capitulo

Acà va otro capitulo J

+25 FIRMAS DE 7 PERSONAS DISTINTAS Y OTRO

 

—Así que después de unos cuantos vasos de licor de anís, Mikal se soltó la lengua —dijo Nicolas al tiempo que se acariciaba el bigote—. Me dio dos fechas: la última semana de febrero y la segunda de marzo.

Peter hojeó los informes que tenía sobre la mesa.

—Y Agus estuvo en Roma desde finales de febrero a principios de abril —dijo sonriente—. Lo cual lo descarta. Después de la llamada que acabo de recibir de Atenas, diría que es seguro que no tiene nada que ver en esto. Es decir, nuestro hombre trabaja solo.

—¿Qué te han dicho en Atenas?

—Han terminado la investigación sobre él. No tiene antecedentes. Han investigado sus llamadas de teléfono, su correspondencia, todo —Peter se recostó en la silla—. Estoy seguro de que, después de perder el anterior cargamento, hará el viaje esta noche. No querrá que se le escape otro alijo. Lo detendremos esta misma noche.

—Anoche estuviste fuera hasta muy tarde —comentó Nicolas entonces mientras se llenaba una pipa.

—¿Esperas despierto hasta que vuelvo? —preguntó Peter enarcando una ceja—. Hace mucho que no tengo doce años.

—Y te has despertado de muy buen humor —continuó Nicolas, vertiendo el tabaco con cuidado—. Hace días que no estás tan alegre.

—Deberías alegrarte de que se me haya pasado el mal genio. Claro que estás acostumbrado a él, ¿verdad, amigo?

Nicolas se encogió de hombros.

—A la señorita estadounidense le gusta mucho pasear por la playa. ¿Es posible que te la encontraras anoche?

—La edad te está volviendo muy sabio, Nicolas —Peter encendió una cerilla y la acercó a la pipa de su amigo.

—No soy tan viejo como para no reconocer la mirada de un hombre satisfecho tras una noche de placer —dijo Nicolas—. Una mujer muy bonita. Y fuerte.

—Ya lo habías comentado, sí —dijo Peter sonriente—. Dime, Nicolas, ¿tampoco eres tan viejo como para tener fantasías con mujeres bonitas y fuertes?

—Hay que estar muerto para no tener fantasías con mujeres así.Y yo seré mayor, pero estoy muy vivo.

—Mantente a distancia —le advirtió Peter sonriente—. Es mía —añadió mientras sacaba un cigarrillo.

—Y está enamorada de ti.

Peter se quedó paralizado. Su sonrisa se desvaneció.

—¿Por qué lo dices?

—Porque es verdad, lo he visto —respondió Nicolas mientras aspiraba de la pipa—. Puede que tú no te hayas dado cuenta, pero no es extraño: a menudo no vemos lo que tenemos delante de las narices. ¿Cuánto tiempo más va a estar sola?

Peter frunció el ceño y miró los papeles que había sobre la mesa.

—No estoy seguro. Otro día al menos, según cómo esté Belen. Enamorada de mí —repitió poco convencido.

Sabía que se sentía atraída, que le importaba... quizá más de lo que le convenía. Pero enamorada... Nunca se había permitido considerar esa posibilidad.

—Esta noche estará sola —continuó Nicolas, divertido con la expresión atónita de Peter—. Sería bueno que no saliese de la villa. Si algo no sale como esperamos, correrá menos peligro.

—Ya he hablado con ella. Sabe lo suficiente para entender la situación —Peter sacudió la cabeza. Ese día, más que ningún otro, tenía que estar despejado—.Ya es hora de que informemos al capitán Vazquez. Llama a Mitilini.

Lali disfrutó de un desayuno tardío en la terraza y jugueteó con la idea de salir a pasear a la playa. Quizá se encontrara con Peter, pensó. Podía llamarlo y pedirle que fuese. Pero no, decidió, y se mordió el labio inferior al recordar todo lo que Peter le había contado. Si esa noche era tan importante como él pensaba, necesitaría estar tranquilo. Lali deseó saber más. Deseó saber qué iba a hacer Peter. ¿Y si lo herían o...? Prefirió no terminar de dar forma al pensamiento y deseó, también, que ya fuese el día siguiente.

—El capitán de Mitilini está aquí —anunció de repente la asistenta—. Quiere hablar contigo.

—¿Qué? —Lali tragó saliva. Si Peter hubiese hablado con él, Vazquez no habría ido a verla, pensó a toda velocidad. Tal vez Peter no estaba preparado todavía. ¿Qué podía querer de ella el capitán?

—Dile que he salido —respondió por fin—. Dile que me he ido a la playa.

—De acuerdo —la asistenta aceptó la orden sin preguntas y vio a Lali salir disparada de la terraza.

Por segunda vez, Lali subió el empinado camino del acantilado. En esa ocasión sabía adonde se dirigía. Alcanzó a ver el coche oficial de Vazquez aparcado a la entrada de la villa mientras doblaba el primer recodo. Aumentó el ritmo y echó a correr hasta estar segura de que el capitán no podría verla.

Alguien la vio, sin embargo. Las puertas de la villa de Peter se abrieron antes de que llegara a llamar. Peter salió a recibirla.

—Tienes que estar en muy buena forma para subir la colina a esa velocidad.

—Muy gracioso —dijo ella casi sin aliento mientras se lanzaba en sus brazos.

—¿No podías estar lejos de mí o pasa algo malo? —Peter la estrechó contra el pecho unos segundos y luego la separó lo justo para poder mirarla a la cara. Estaba sofocada por la carrera, pero no parecía asustada.

—Vazquez está en la villa —Lali se llevó la mano al corazón mientras recuperaba el resuello—. Quería hablar conmigo. He salido por la puerta trasera porque no sabía qué podía decirle. Peter, tengo que sentarme. Esta colina es muy empinada.

Él la miró en silencio. Lali se dio cuenta de que estaba examinando su rostro, rió y se apartó un mechón que le caía sobre los ojos.

—¿Por qué me miras así?

—Intento ver lo que tengo delante de los ojos.

—Pues qué vas a tener: me tienes a mí, tonto —dijo ella riéndose—. Pero me voy a desmayar de agotamiento de un momento a otro.

Peter sonrió, la levantó con un brazo y la apretó contra el corazón. Ella le rodeó el cuello mientras Peter bajaba la boca para besarla.

—¿Qué haces? —preguntó ella cuando Peter la dejó respirar.

—Tomar lo que es mío.

Volvió a apoderarse de sus labios. Despacio, casi con pereza, empezó a deslizar la lengua por el perímetro de su boca hasta que notó a Lali temblar. Peter se prometió que cuando todo aquello terminara, volvería a besarla, justo así: con calma, bajo el sol que les acariciaba la piel. Pero también la besaría antes de que saliese el sol, esa misma noche, en cuanto finalizase el trabajo que tenía que hacer.

—Así que el capitán ha ido a verte —comentó tras obligarse a separarse de ella—. Es un hombre muy tenaz.

Lali respiró profundamente para recuperarse de la intensidad del beso.

—Me dijiste que ibas a hablar con él hoy, pero no sabía si ya lo habías hecho. No sabía si ya tenías la información que estabas esperando. Y, para ser sincera, soy una cobarde y no quería volver a vérmelas con él.

—¿Cobarde tú, Afrodita? En absoluto —Peter apoyó una mejilla sobre la cara de ella—. He llamado a Mitilini. Y le he dejado un mensaje a Vazquez. Después de hablar con él, debería olvidarse de ti.

—No sé si lo superaré —murmuró Lali con ironía y Peter la besó de nuevo—. ¿Te importa bajarme al suelo? No puedo hablar contigo así.

—A mí me gusta —Peter la llevó al salón sin bajarla al suelo—. Nicolas, creo que a Morgan le vendrá bien algo fresco. Se ha dado una buena carrera.

—No, no me apetece nada. Efxaristo —dijo ella, un poco avergonzada ante la sonrisa de Nicolas. Cuando éste se hubo marchado, Lali se dirigió a Peter—. Si sabes quién es el jefe de la red, ¿por qué no avisas ya al capitán Vazquez y que lo detenga?

—No es tan sencillo. Queremos atraparlo infraganti, con el alijo en su poder. También hay que ocuparse de limpiar el sitio de la colina donde guarda la mercancía antes de embarcarla. Esa parte se la dejaré a Vazquez.

—¿Y tú qué vas a hacer?

—Lo que tenga que hacer.

—Peter...

—Lali —lo interrumpió él. La puso sobre el suelo y luego colocó las manos sobre sus hombros—. Es mejor que no te dé detalles. Déjame acabar esto sin meterte más de lo que ya te he metido.

Luego bajó la cabeza y la besó con una gentileza poco habitual en él. La atrajo contra el pecho, pero con suavidad, como si estuviese sujetando algo precioso. Lali sintió que se le derretían los huesos.

—Se te da bien cambiar de tema —murmuró ella.

—Después de esta noche, será el único tema que me interese. Lali...

—Mil perdones —interrumpió Nicolas desde la entrada del salón. Peter lo miró con cara de fastidio.

—Lárgate, viejo.

—¡Peter! —Lali se separó de Peter y le lanzó una mirada de reproche—. ¿Siempre ha sido tan grosero, Nicolas?

—Siempre, señorita. Desde que se chupaba el pulgar.

—Nicolas —dijo Peter en tono de advertencia, pero Lali se echó a reír y le dio un beso.

—El capitán Vazquez quiere disponer de unos minutos de su tiempo, señor Lanzani —dijo Nicolas con sumo respeto, sonriente.

—Dame un momento y luego hazlo pasar. Y trae los expedientes del despacho.

—Peter —Lali se agarró al brazo derecho de él—. Deja que me quede contigo. No me entrometeré.

—No —respondió tajantemente. Vio que le había hecho daño por su rudeza y suspiró—. Lali, no podría aunque quisiera. Esto no puede salpicarte. No puedo permitir que te salpique. Es muy importante para mí.

—No vas a expulsarme —se resistió encorajinada Lali.

—No estoy bajo la misma presión que anoche —Peter la miró con frialdad—. Y te voy a expulsar.

—No me iré —insistió Lali y él enarcó una ceja.

—Harás exactamente lo que te diga.

—Ni hablar.

Peter sintió un chispazo de furia; el chispazo prendió, ardió unos segundos y se apagó con una risa.

—Eres una mujer exasperante, Afrodita —Peter la acercó y le rozó los labios con la boca—. No tengo tiempo para discutir, así que te pido que me esperes arriba.

—Señor Lanzani. Ah, señorita Esposito —Vazquez irrumpió en el salón antes de que Lali pudiese retirarse—. Qué oportuno. Justo había ido a buscarla a la villa de los Sierra cuando me llegó el mensaje del señor Lanzani.

—La señorita Esposito ya se va —dijo Peter—. Estoy seguro de que convendrá en que su presencia no es necesaria. El señor Adonti, de Atenas, me ha pedido que hable con usted de cierto tema.

Peter va a hablar con Vazquez,van a formar un buen equipo...
+25 FIRMAS DE 7 PERSONAS DISTINTAS Y OTRO