4 capitulo

Hola,acà va el capitulo!
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Los primeros meses en su nuevo empleo fueron fáciles; aunque Lali no había hecho acto de presencia, no se arrepentía de haber aceptado el cargo. Nicolas tenía razón al afirmar que el pueblo se estaba llenando de forasteros, pero a pesar de todo todavía conocía a mucha gente. Al cabo de unos días, ya no pasaba nada en Winter Cove que él no supiera.
Peter recordó la escena que había contemplado aquella misma mañana en el Flamingo Diner. No era la primera vez que Nicolas perdía la paciencia con Leon y con Emilia; últimamente lo hacía muy a menudo, pero aquel incidente lo sorprendió. Años atrás, Nicolas nunca se habría comportado de aquel modo con ellos. Cuando Peter pensaba en los Esposito y en el pasado, siempre recordaba el buen humor de Nicolas y su forma de resolver los problemas sin molestar a nadie.


Verlo enfadado era tan extraño que, cuando lo hacía, todo el mundo se preocupaba. Pero las cosas habían cambiado.
Sin embargo, Peter no quería intervenir en asuntos ajenos; ni siquiera en el caso de los Esposito. Intentaba repetirse que todo el mundo tenía sus días malos y que acaso había mitificado a Nicolas con el paso del tiempo, pero no conseguía engañarse: hasta las últimas semanas, Nicolas nunca se había portado de forma agresiva con nadie, y mucho menos con sus propios parientes.
Peter no era el único que estaba preocupado. Media docena de personas lo pararon por la calle para preguntarle si a Nicolas le sucedía algo malo. Aquello no lo sorprendió demasiado, porque las noticias corrían deprisa en un lugar tan pequeño como Winter Cove. A veces era agradable: nunca se tenía la sensación de estar solo. Pero también podía resultar muy irritante: la gente se metía en los asuntos de los demás y ni él mismo se había podido librar de un montón de preguntas irónicas sobre su vida sentimental, que en realidad era inexistente desde que había roto su breve relación con una asesora financiera del lugar porque ella buscaba algo más profundo que él.
Había pensado en la posibilidad de llamar a Lali para contarle lo que estaba pasando, pero no lo hizo. Por una parte, sus motivos para llamarla no serían del todo inocentes; y por otra, carecía de sentido porque no podría hacer nada… ni siquiera vivía en Winter Cove.
La simple idea de volver a verla lo estremeció tanto que rio. La situación le parecía absurda. Ya era de madrugada y estaba allí, despierto, pensando en una mujer a la que no había visto en diez años, en una mujer a la que nunca había besado.
Suspiró y se dijo que necesitaba salir un poco. Pensó que aceptaría el ofrecimiento la próxima vez que Jessie Jameson le propusiera salir con su nieta. Todo el mundo sabía que Jessie Three estaba deseando divertirse; no en vano, era la chica más joven del pueblo. Y Peter se dijo que tal vez fuera eso lo que necesitaba: unas cuantas risas y una relación sexual sin complicaciones.
Mientras tanto, tenía que distraerse con algo. Tal vez atrapando a un ladrón con las manos en la masa, o poniendo una simple multa de tráfico. Pero las calles de Winter Cove eran terriblemente tranquilas de noche, y sabía que casi todos estarían en sus casas, durmiendo.
Casi se sintió aliviado cuando por fin vio algo fuera de lo normal. Se encontraba en el coche patrulla cuando distinguió un brillo metálico en la orilla del lago. Tal vez solo fuera un resto arrojado a la playa, pero no habría sido la primera vez que un joven tomaba una curva demasiado deprisa y acababa en el agua.
Detuvo el vehículo, tomó una linterna sumergible y caminó hacia la orilla. Al aproximarse, distinguió el parachoques de un vehículo que se encontraba casi totalmente sumergido. A no ser que el accidente se hubiera producido minutos antes, la posibilidad de encontrar a alguien con vida sería muy pequeña.
Peter pidió ayuda por radio y entró en el agua con sumo cuidado. El lago no era tan profundo como muchos de los canales de la zona, donde un coche podía desaparecer totalmente sin dejar rastro, pero era lo suficientemente profundo como para matar si el conductor accidentado no había tenido la tranquilidad o la posibilidad de liberarse y salir.
Respiró profundamente y se sumergió, temiéndose lo peor, pero no pudo ver nada en el fondo. Acababa de regresar a la superficie para tomar aire cuando notó el color del coche: era azul oscuro, idéntico al del viejo sedán de los Esposito. Asustado, se estremeció de los pies a la cabeza e intentó tranquilizarse pensando que Nicolas nunca habría salido a esas horas de la madrugada. En cuanto a Luca y Leon, jamás habrían utilizado el coche de su padre, porque tenían sus propios vehículos. Él mismo había acompañado a Leon a comprar la furgoneta que había adquirido unos días después de sacarse el carnet de conducir.
Peter volvió a contener la respiración y se sumergió de nuevo. La fantasmal luz de la linterna iluminó el interior del vehículo. Parecía que no había nadie en ninguno de los asientos y pensó que tal vez lo habían robado y que lo habían arrojado posteriormente al lago para hacerlo desaparecer. Su teoría era buena, pero sabía que debía asegurarse de que efectivamente no había nadie en el interior del coche, sobre todo si cabía la posibilidad, por remota que fuera, de que se tratara de Nicolas Esposito.
Subió otra vez a la superficie y distinguió el sonido de las sirenas en la distancia, pero prefirió no esperar a sus compañeros y volvió a descender. Decidió que si alguien se había quedado atrapado en el interior, seguramente debía de estar en el asiento trasero, en el último lugar donde habría quedado una bolsa de aire. Por desgracia, el agua del lago estaba tan embarrada que la linterna no servía de gran cosa; solo pudo distinguir la vaga silueta de algo grande y sólido en el asiento del copiloto.
Peter era un gran nadador, pero sus pulmones estaban a punto de estallar cuando hizo el descubrimiento y no pudo permanecer más tiempo para comprobarlo.
Cuando salió de nuevo a la superficie, se encontró ante un equipo de policías y miembros de los servicios de rescate, incluidos varios buceadores.
—Creo que hay alguien dentro —dijo Peter—. En el asiento del copiloto.
Menos de diez minutos después, los buceadores salieron del agua con expresión sombría. Llevaban a un hombre, y cuando Peter los miró, ellos negaron con la cabeza.
—Demasiado tarde —lo informó Dave Griffin—. Habrá que esperar al informe del forense, pero yo diría que lleva un buen rato sumergido. Lo siento mucho, jefe. Sé que lo apreciabas mucho.
Peter sintió que su corazón se detenía.
—¿Qué has querido decir?
—Es Nicolas Esposito —explicó—. Y es extraño… Todavía llevaba puesto el cinturón de seguridad, como si no hubiera intentado liberarse.
Peter no podía creer lo que estaba oyendo.
—¿Llevaba puesto el cinturón?
—Sí —le confirmó—. Estaba en el asiento del conductor.
—¿En el del conductor? Habría jurado que estaba en el asiento del copiloto…
—No, te habrá parecido que se encontraba en el otro lado porque su cuerpo estaba inclinado hacia la guantera.
—¿Crees que ya estaba muerto cuando cayó al agua? —preguntó Peter, aunque era consciente de que Dave no podía saberlo.
—Bueno, no tiene heridas visibles. Además, el hecho de que llevara puesto el cinturón excluye la posibilidad de que se golpeara en la cabeza con el parabrisas. Pero eso no quiere decir que no sufriera un infarto o algo parecido.
Peter estaba muy confuso. Ni siquiera sabía si había sido un accidente. Teniendo en cuenta el extraño comportamiento de Nicolas durante las últimas semanas, no podía excluir la posibilidad del suicidio.
Sin embargo, había algo que en aquel momento lo preocupaba mucho más: ahora tendría que hablar con Emilia, Luca y Leon, para contarles lo sucedido. Y mientras no surgiera prueba alguna que indicara un posible suicidio, mantendría la tesis de que Nicolas había muerto en un trágico accidente. Al menos, quería darles ese pequeño consuelo.
Muriò Nicolas...como muriò?
En el 5 lali vuelve a winter cove
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