giovedì 20 settembre 2012

7 capitulo


Hola a todas! GRACIAS POR LAS FIRMAS
+16 FIRMAS Y OTRO
Lali se sorprendió mucho al ver a su madre. Siempre había sido una mujer orgullosa y coqueta, en cualquier momento del día y en cualquier ocasión. Más de una vez le había dicho que la gente debía vestir con elegancia estuviera donde estuviera, incluso trabajando en el restaurante. A Emilia no parecía importarle que la grasa y las salpicaduras de la comida mancharan la ropa rápidamente; para ella, la imagen era esencial.
Su madre siempre vestía con colores brillantes y su sonrisa y su maquillaje estaban tan impolutos al final de una jornada laboral como al principio. No era extraño que, después de trabajar diez horas seguidas, mostrara una energía matinal; y siempre se las arreglaba para no mancharse con nada.
Sin embargo, aquella noche lucía un aspecto desastrado. Su negro y rizado cabello estaba revuelto; sus mejillas, pálidas; y llevaba una bata vieja que en general solo se ponía para encerar los suelos.
Lali se sorprendió tanto por ello como por sus ojos enrojecidos.


—Oh, mamá, no puedo creerlo… —susurró.
Cruzó la habitación y se abrazó a ella. Emilia parecía muy frágil, como si su fuerza la hubiera abandonado a lo largo de la noche.
—Yo tampoco —dijo su madre—. Lo siento tanto… Debí ser yo quien te llamara por teléfono, pero no podía. No quería creerlo. Y todavía sigo sin quererlo.
—Lo sé, mamá. Yo tampoco quiero.
Emilia apartó la mirada como si estuviera mirando algo que Lali no podía ver.
—No dejo de esperar que se presente en cualquier momento —murmuró—. Ya debería estar aquí, ¿no te parece?
Alarmada por la negativa de su madre a aceptar la realidad, Lali apretó sus manos con fuerza.
—Mamá, no va a volver. Lo sabes.
—Pero tiene que hacerlo… Hoy tenía una cita después del trabajo y dijo que regresaría inmediatamente después. Llevo esperándolo un buen rato, pero no viene…
—Papá ha muerto —insistió Lali—. Ya no volverá.
Emilia le dio una bofetada que la dejó sin habla.
—No digas eso —dijo su madre, enfadada—. No está muerto.
Lali no supo cómo reaccionar. Hasta entonces, su madre nunca había perdido la calma con ella. Cuando se enfadaba, siempre se enrojecía; pero eso no evitaba que reaccionara con calma e intentando razonar. De pequeña, Lali se había dicho mil veces que habría preferido que gritara, porque aquella actitud fría y distante resultaba aún más dolorosa.
Le acarició la mejilla y se apartó; deseaba llorar, pero no lo hizo: temía no poder parar después. Su mundo se había hundido de repente. Había perdido a su padre y su madre estaba tan fuera de sí que se había atrevido a darle una bofetada.
—Lo siento, Lali. No he debido hacer eso —se excusó Emilia, tan sorprendida como su hija.
—No te preocupes. Todos estamos muy alterados.
—Es que no puedo pensar… No quiero pensar. ¿Podrías darme otra de esas pastillas que dejó el médico? Están en el cuarto de baño.
Lali fue a buscar el frasquito y miró la etiqueta. No sabía lo que era.
—¿Qué son? —preguntó, cuando regresó al dormitorio.
—Tranquilizantes. Son buenos: impiden que recuerde.
—Si no recuerdo mal, siempre has odiado las pastillas…
Su madre frunció el ceño.
—Pero nunca había pasado por una situación similar. El médico me las ha recetado y no hay nada de malo en que las tome durante unos días. Es posible que así pueda soportar todo esto.
Emilia tomó dos pastillas y se las tomó con agua.
—¿Te refieres al entierro?
—Al entierro y a lo demás. Quiero dormir. No quiero despertar hasta que todo esto termine.
—Mamá, no puedes esconderte. Ninguno podemos. Tenemos que tomar decisiones, pensar en…
—Toma tú las decisiones —dijo su madre.
—¿Y qué me dices de Leon y de Luca? Te necesitan tanto como yo.
—Lali, tú eres fuerte. Lo harás bien. Y puedes pedirle a Peter que te eche una mano.
—Peter tiene trabajo que hacer, mamá.
—Entonces, ya te las arreglarás. Sé que lo harás.
Lali empezaba a comprender que tendría que hacerse cargo de todo el asunto, pero no se sentía capaz. Le entró miedo y dijo:
—No, mamá, tú eres la mujer fuerte de la casa.
Todos contamos contigo.
—No insistas.
Lali miró a su madre, que se había girado en la cama para darle la espalda. Se sentía más sola que en toda su vida, y muy confundida. Emilia Esposito, una mujer que jamás había huido de sus responsabilidades, que nunca le había fallado a su familia, se mostraba ahora totalmente perdida. Había enseñado a sus hijos que debían ser cariñosos y generosos con los amigos cuando los necesitaran, y aquella actitud era muy impropia de ella.
Se preguntó si su madre no habría pensado también que la muerte de Nicolas podía no ser un accidente. De ser así, tal vez eso explicara que reaccionara de un modo tan extraño. Pero más tarde o más temprano tendrían que hablar de ello.
Se inclinó, besó a su madre en las mejillas y dijo:
—Te quiero, mamá.
Esperó a que su madre le dijera, como siempre, que también la quería; pero la respuesta no llegó.
Lali salió entonces de la habitación, y tras cerrar la puerta, se apoyó en una pared y comenzó a llorar. Empezaba a temer que con la muerte de Nicolas no solo había perdido a su padre, sino también a su madre.
Pobre Emilia...
Ya va a haber laliter...
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16 commenti:

  1. que capítulo tan triste espero Laliter

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  2. Noooo pobre lali, ahora ella es la uqe tiene que llevar todo el peso de la sustitución ,espero que peter la ayude Más

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  3. Qué triste!!Pobre Lali!!Espero que Peter logre consolarla!!

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  4. Hola Soy Nueva Lectora, Gracias Por Informarme De Tu Nove, Me Puse Al Dia Y Me Encanto Tu Noveee, Gracias.



    @nathies1024

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  5. En la fase d negación ,Emilia está destruida.

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  6. Ahora Lali se tiene k hacer cargo d todo ,además d su pesar x no haber ido antes .Seguro k Peter la ayuda en todo .

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  7. Pobre Lali tiene la responsabilidad no solo de que su papa esta muerto sino que su mama se esta dejando morir. Que Peter la apoye y ayude para que siga adelante.
    @Titel842

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