36 capitulo

-1 y Final

+29 FIRMAS DE 7 PERSONAS DISTINTAS Y FINAL

Benjamin y Peter se tantearon y empezaron a dar vueltas en círculo. La luna iluminaba el filo de sus cuchillos. Cuando Benjamin realizó el primer ataque, Lali se tapó la boca para no gritar. Aquello no se parecía nada a las bellas peleas de las coreografías. Era un enfrentamiento real y letal. No había sonrisas aventureras ni risas fanfarronas. Los dos hombres llevaban la muerte en la mirada. Morgan podía oler el sudor de ambos.

La luz de las estrellas se proyectaba sobre sus caras con aire fantasmal. Lo único que oía era el sonido de su propia respiración, el sonido del mar, el sonido del acero cortando el aire. Peter estaba llevando a Benjamin hacia la orilla, alejándolo de ella. Estaba lleno de ira, pero sabía bien que no debía dejarse arrastrar por las emociones en aquel instante. Tenía que ser frío. Como Benjamin.

—Disfrutaré de tu mujercita antes de que termine la noche —dijo éste mientras los cuchillos chocaban. Sonrió al ver la furia indisimulada de Peter.

Lali vio aterrada una mancha que salía de la manga de Peter, donde Benjamin lo había alcanzado, sorteando las defensas de su rival. Habría gritado si hubiese encontrado aire en los pulmones. Habría rezado, pero tenía paralizado hasta el cerebro.

La velocidad a la que se precipitaron el uno contra el otro la dejó atónita. Estaban separados y, un segundo después, se habían enganchado y eran un único cuerpo. Rodaron sobre la arena, un caos de piernas, brazos y cuchillos. Lali oyó sus respiraciones agitadas, sus gruñidos. De repente, Benjamin estaba encima de Peter. Lali vio espantada cómo sacaba el cuchillo. Cayó sobre la arena, a un centímetro de la cara de Peter. Sin pensarlo, Lali fue por las pistolas.

Estaba tan nerviosa que el revólver se le cayó de nuevo sobre la arena. Apretó los dientes y volvió a agarrarlo. De rodillas, miró hacia los cuerpos entrelazados. Con frialdad, obligándose a hacer lo que más había despreciado siempre, se dispuso a matar.

Un grito rompió el aire. Un grito animal y primitivo. Sin saber quién de los dos lo había soltado, Lali apretó la pistola con fuerza y apuntó hacia el bulto inmóvil que yacía sobre la arena. Todavía podía oír la respiración... pero sólo de uno de los dos. Si Benjamin se levantaba, apretaría el gatillo.

Una sombra se movió. Morgan apretó los dientes. Le temblaban los dedos.

—Baja esa maldita pistola antes de matarme.

—Peter —Lali soltó el arma.

Peter se acercó a ella un poco renqueante. Se agachó para ponerla de pie.

—¿Qué ibas a hacer con la pistola, Afrodita? —preguntó con suavidad—. No habrías podido apretar el gatillo.

—Sí —Lali lo miró a los ojos—. Lo habría apretado.

Peter se quedó mirándola unos segundos y vio que lo que decía era cierto. Maldijo para sus adentros y la abrazó.

—¿Por qué no te has quedado en la villa? No quería hacerte pasar por esto.

—No podía quedarme quieta. No después de oír los disparos.

—Claro: oyes disparos y sales a ver qué pasa. Muy lógico.

—¿Qué iba a hacer si no?

Peter abrió la boca para reprenderla, pero la cerró de nuevo.

—Me has robado la ropa —dijo él. Se negaba a enfadarse con Lali en ese momento. No podía enfadarse con ella cuando todavía estaba temblando como una hoja. Pero cuando todo hubiese pasado...

—Tú me has robado la mía antes —contestó Lali tras un sonido que podía ser una risa o un sollozo. De pronto, sintió algo pegajoso en la palma de la mano. Bajó la vista y vio sangre—. ¡Dios!, ¡estás herido!

—No es nada.

—¡Maldito seas por ser tan macho y estúpido!, ¡estás sangrando!

Peter rió y la abrazó de nuevo.

—No estoy siendo macho ni estúpido, pero si eso te hace feliz, te dejaré que me cures todos los arañazos luego. Ahora necesito otro tipo de medicina —dijo y la besó antes de que pudiera contestar.

Lali agarró la camisa de Peter mientras volcaba su corazón en aquel encuentro de labios. El miedo que la había atenazado se disolvió, y con él, se disolvieron también las fuerzas que la habían sostenido. Se dejó caer sobre el cuerpo de Peter para alimentarse con su energía.

—Voy a necesitar muchos cuidados durante un montón de tiempo. Puede que esté más herido de lo que pensaba —murmuró él contra la boca de Lali. Al notar sus lágrimas sobre las mejillas, se apartó—. No, no llores. Es lo único que no podría soportar esta noche.

—No lloraré —aseguró Lali mientras seguían saltándosele lágrimas de los ojos—. No lloraré. Pero no dejes de besarme. No pares —añadió justo antes de buscar su boca. El calor del beso consiguió acabar con las lágrimas y con el temblor que sacudía su cuerpo.

—Veo, señor Lanzani, que ha podido interceptar al señor Amadeo.

Peter maldijo la interrupción en voz baja antes de girar la cabeza hacia Vazquez.

—¿Sus hombres han detenido a la tripulación?

—Sí —el capitán miró el cuerpo tendido sobre la playa, y se acercó a examinarlo. Miró las pistolas tendidas en la arena y sacó sus propias conclusiones—. Parece que el señor Amadeo ha ofrecido resistencia. Es una lástima que no pueda ir a juicio.

—Una lástima —convino Peter.

—Parece que se le cayó el arma mientras forcejeaban —comentó Vazquez.

—Eso parece, sí.

Vazquez se agachó a recoger la pistola y se la devolvió.

—¿Ha terminado su trabajo? —preguntó.

—Sí, ha terminado —contestó Peter y el capitán se inclinó ligeramente.

—Gracias, señor Lanzani —dijo—. Y enhorabuena —añadió después de mirar a Lali.

—Llevaré a la señorita Esposito a casa —comentó Peter—. Puede ponerse en contacto conmigo mañana si me necesita. Buenas noches, capitán.

—Buenas noches —se despidió Vazquez.

El proximo es el ultimo...........hayyy,por una parte quiero que termina y por otra no...Me encantan sus firmas!
Camila,como haces a volver a dormir cuando te levantas?Yo no puedo nunca jajaja

Si firman rapido,hay capitulo final y despues vamos a elegir la proxima nove!

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