lunedì 24 settembre 2012

14 capitulo


GRACIAS POR LAS FIRMAS J

+19 FIRMAS Y OTRO


Lali se cambió de ropa rápidamente y se cepilló el cabello. Al salir al pasillo se despidió de Peter, y acto seguido tomó aliento antes de reunirse con su madre y sus hermanos en el salón.
Jack Lawrence, el abogado de sus padres, se había presentado con un fajo de documentos y una expresión sombría que estremeció a Lali. Cuando la vio, asintió a modo de saludo y comenzó a hablar en un tono que seguramente utilizaba con todo el mundo en situaciones tan tristes como aquella. Pronunciaba las palabras en voz baja y monótona.
—He sido abogado de vuestra familia durante muchos años. En cuanto me dieron la terrible noticia del fallecimiento de Nicolas, comencé a reunir toda la información que os puede afectar de algún modo. Aquí tengo su testamento. Si os parece bien, dejaré a un lado las formalidades y me limitaré a explicar lo que dice.
—Sí, te lo ruego —dijo Emilia.


—Muy bien, en tal caso… Nicolas te lo ha dejado a ti, Emilia, pero añadió una cláusula para que a tu muerte se divida, a partes iguales, entre Luca, Leon y Lali.
Lali miró a su madre y vio que estaba apretando los puños con tanta fuerza que los nudillos se le quedaron blancos.
—¿Y qué tenemos exactamente? —preguntó Emilia—. Sé que Nicolas tenía alguna póliza de seguros.
El abogado los miró con incomodidad.
—Ya me he informado al respecto, pero existe un problema. Todavía no se ha declarado oficialmente que la muerte de Nicolas fuera un accidente, y la aseguradora no pagará nada hasta entonces. Pero estoy seguro de que lo hará en cuanto tengamos esa notificación oficial.
Lali observó a su madre al oír las palabras del abogado, pero Emilia no mostró el menor gesto de desagrado. Una vez más se preguntó si Emilia compartía sus propias sospechas. Tal vez también creyera que Nicolas se había suicidado, lo que explicaría su negativa original a ver a sus amigos y su extraño comportamiento general.
—Comprendo —dijo Emilia, en voz baja—. Entonces, ¿qué tenemos?
—Una cuenta bancaria con algo de dinero, el dinero de la jubilación, esta casa y, por supuesto, el Flamingo Diner. Tú sabes mejor que yo cómo va el restaurante, pero supongo que estarás bien desde un punto de vista financiero mientras el local siga funcionando. Los plazos del crédito son más altos de lo que esperaba, pero los has estado pagando durante meses y no creo que tengas problemas para seguir haciéndolo.
Su madre palideció.
—No lo entiendo. No es posible que estemos pagando un crédito… Pedimos un crédito para abrir el local, pero eso fue hace treinta años.
El abogado pareció sorprenderse mucho.
—Emilia, me temo que aquí hay algún malentendido. Según los informes de los que dispongo, el crédito no estará pagado hasta dentro de catorce años. Nicolas pidió uno nuevo al banco el año pasado.
Lali tomó de la mano a su madre. Estaba helada.
—¿Cómo es posible? No es lógico que mi madre se equivoque en una cosa así…
—Solo sé lo que el banco me ha dicho —dijo Jack a la defensiva—. Nicolas también pidió un crédito sobre la casa, y estará pagado más o menos en el mismo plazo. También lo hizo el año pasado.
—Oh, Dios mío… —susurró Emilia, completamente confundida—. ¿Qué nos ha hecho?
Emilia salió de la habitación, llorando, y cerró la puerta a sus espaldas. Emilia, Luca y Leon la miraron en silencio.
—Lo siento mucho —dijo Jack a Lali—. Yo no podía sospechar que ella no lo sabía…
El abogado recogió sus papeles y añadió:
—Si hay algo en lo que os pueda ayudar, lo que sea, dímelo.
Lali no tenía intención de volver a llamar al abogado; aquel hombre acababa de destrozar la escasa paz que aún quedaba en su familia. Y en cuanto a ella, la noticia significaba que no podría regresar a Washington en mucho tiempo.
Además, la revelación del desastre financiero que había organizado su padre destrozaba también la leve esperanza que había albergado: que a pesar de lo que todo parecía indicar, su muerte hubiera sido un simple accidente.
Lali sintió una intensa envidia de Jack Lawrence. Deseaba poder hacer lo mismo que había hecho el abogado: marcharse y no volver. No quería tener que enfrentarse al sinfín de preguntas que seguramente le iban a hacer sus hermanos, y no sabía cómo iba a conseguir calmar su preocupación cuando ella misma estaba desesperada. En cuanto a su madre, temía que no fuera capaz de superarlo.
Cuando consiguió tranquilizarse un poco, regresó al salón. Sus hermanos estaban discutiendo acaloradamente.
—Es increíble lo que nos ha hecho papá —estaba diciendo Luca—. ¿No has visto la cara que ha puesto mamá? No sabía nada de esos créditos. Seguro que se gastó todo el dinero en otra mujer.
—¡Eso no es cierto! —protestó Leon—. No te atrevas a decir eso.
—Leon tiene razón —intervino Lali—. No permitiré que hables de esa forma de nuestro padre.
—Entonces, explícame adonde fue a parar todo nuestro dinero —dijo Luca.
—No lo sé, pero lo averiguaré.
Leon miró a su hermano y preguntó:
—¿Estamos arruinados?
Lali temió lo que Luca pudiera decir, de modo que decidió intervenir otra vez.
—No. Mientras tengamos el restaurante, no estaremos arruinados.
—¿Y qué vamos a hacer ahora? —preguntó Leon, sin dejar de mirar a su hermano—. Yo podría dejar el equipo de fútbol y buscarme otro trabajo. Y podría posponer un año más mis estudios universitarios.
A Lali no la sorprendió que Leon se mostrara dispuesto a sacrificarse todavía más, pero no estaba dispuesta a permitirlo.
—No seas ridículo. No eres tú quien tiene que resolver este problema.
—Entonces, ¿quién lo hará?
—Entre todos, supongo —respondió Luca.
—¿Y eso incluye a Lali?
Leon habló como si Lali no se encontrara presente. Resultaba evidente que no creía que su hermana fuera capaz de ayudarlos.
Lali suspiró. Leon seguía odiándola por no haber vuelto a casa cuando se lo había pedido, de modo que pensó que tendría que hablar con él en algún momento.
—Por supuesto que os ayudaré —dijo.
—¿Sí? ¿Cómo? ¿Enviándonos un cheque desde Washington de vez en cuando? —preguntó Luca con ironía—. Qué maravilla.
Lali pensó que tal vez merecía la actitud de sus dos hermanos, pero mantuvo la mirada de Jeff.
—¿Qué quieres que haga? —preguntó.
—Sinceramente, me da igual lo que hagas —respondió Luca.
Acto seguido, su hermano mayor se alejó hacia la salida de la casa.
—¿Luca?
Luca no hizo ningún caso, así que Lali se volvió hacia Leon.
—Dilo, venga. No te calles.
Leon parecía estar muy incómodo. No le gustaban los enfrentamientos.
—¿Y bien?
—¿Qué quieres que diga?
—Sé que estás muy enfadado conmigo. Sé que piensas que las cosas podrían haber sido distintas si yo hubiera vuelto a casa cuando tú me lo pediste.
—Sí, es verdad —admitió—. Si hubieras venido, papá no habría muerto. Es culpa tuya, Lali. Y te odio por ello.
Leon intentó emular a su hermano y marcharse del salón, pero Lali lo agarró de un brazo y lo detuvo.
—Escúchame, Leon —acertó a decir, entre lágrimas—. Sé que debí haber venido, que tendría que haberte hecho caso. Nunca lo lamentaré lo suficiente.
Lali fue totalmente sincera. Ella no podía saber lo que iba a suceder, pero a pesar de todo, se arrepentía de no haber vuelto a casa en cuanto recibió la llamada de Leon.
Por desgracia, lamentarse no servía de nada.


Estan en problemas...estoy haciendo los capitulos,ahora estoy al 17,voy a hacer muchos mas.Hasta ahora no hay ningun beso laliter jajaja Hay que esperar,ya que en los proximos capitulos se hablarà sobre los problemas con el restaurante.Despues de eso,si me acuerdo bien,lali y peter haran algo que los llevarà a pasar mas tiempo juntos...
Otra cosa:estoy haciendo los capitulos mas largos
+19 FIRMAS Y OTRO

18 commenti:

  1. Esto va de mal en peor!1 pobre lali!! Más!!

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  2. Pobre lali se esta bancando una tras otra

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  3. Para mi Maria tiene algo que ver con lo del supuesto suicidó de nicolas y sobre los créditos

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  4. Maria no apareció en el entierro por algo me parece

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  5. Quiero saber que haran lali y peter que les llevara pasar tiempo juntos

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  6. M A S M A S M A S
    M A S M A S M A S
    M A S M A S M A S

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  7. Ay!Ojala aunq sea como amigos aparezca Peter!Lali lo necesita cerca,la veo re perdida en medio de tanto lío!

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