35 capitulo

Buen dia,chicas!Perdon por no subir mas ayer,no es de mala,pero de verdad no podia mas jajjaja

SE SABE QUIEN ES EL ENMASCARADO!!!!!!!!!!!!!!!

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¡Dios!, ¿cómo podía haber sido tan tonta?, ¿cómo no lo había visto? Aquellos ojos tan calmados... demasiado calmados, pensó atemorizada. ¿De veras había visto alguna emoción en ellos? Lali retrocedió un paso y miró a su alrededor en busca de algún sitio donde ocultarse. Pero el hombre alzó la cabeza. Su expresión se endureció al verla.

—Lali, ¿qué haces aquí?

—Me... me apetecía pasear —respondió, tratando de sonar natural. No tenía adonde huir. Se humedeció los labios y siguió hablando mientras él avanzaba—. Hace una noche preciosa. Aunque ya casi ha amanecido... No esperaba verte. Me has sorprendido. Creía...

—Creías que estaba en Atenas —finalizó Benja sonriente—. Pero, como ves, no lo estoy. Y me temo, Lali, que has visto demasiado —añadió al tiempo que dejaba caer la capucha sobre la arena.

—Sí —reconoció ella. No tenía sentido disimular—. Es verdad.

—Es una lástima. Aun así, podrías serme útil. Una rehén estadounidense —dijo con aire pensativo mientras examinaba su cara. La sonrisa había desaparecido de su rostro, como si nunca hubiese estado ahí—. Además, eres mujer —añadió mientras la agarraba del brazo y tiraba de ella por la arena.

Lali intentó soltarse.

—No pienso ir contigo.

—No tienes elección —Benjamin tocó la empuñadura del cuchillo—. A no ser que quieras acabar como Stevos.

Lali tragó saliva. Algunas personas no tenían capacidad de sentir emociones... ni de amor ni de odio. Benjamin no había estado hablando de Belen, sino de sí mismo. Era tan peligroso como un animal en estampida.

—Intentaste matar a Belen.

—Se había convertido en un estorbo. No sólo quería dinero, sino acapararme. Me estaba chantajeando para que me casara con ella —Benjamin rió—. Sólo tuve que tentarla con la heroína. Creía que la dosis que le di sería suficiente —añadió mientras tiraba de Lali, obligándola a andar sobre la playa.

Ella se dejó caer de rodillas sobre la arena, adrede, como si hubiera tropezado.

—La habrías rematado esa misma mañana si no la hubiese encontrado yo antes.

—Tienes la costumbre de estar en el sitio inadecuado en el momento inadecuado —Benjamin la obligó a levantarse—. He tenido que hacerme pasar por el amante preocupado durante un tiempo, yendo y viendo entre Lesbos y Atenas. Un incordio. Si hubiese podido quedarme un momento a solas con ella en el hospital... Pero va a sobrevivir. Y hablará. Había llegado el momento de irse, de todos modos —añadió encogiéndose de hombros, como si la vida de Iona no valiese nada.

—Perdiste tu último cargamento —soltó Benjamin, desesperada por distraerlo para que redujese el paso. Si subían las escaleras de la playa y la llevaba hacia los acantilados... y en la oscuridad...

Benjamin se quedó helado y se giró hacia ella.

—¿Cómo lo sabes?

—Ayudé a robarlo —contestó impulsivamente—. El sitio secreto de la colina. La cueva...

Benjamin la agarró por el cuello.

—Así que te has quedado con lo que es mío. ¿Dónde está?

Lali negó con la cabeza.

—¿Dónde? —insistió él apretándola con más fuerza.

Un dios, pensó ella mientras miraba su rostro bajo la luz de la luna. Tenía la cara de un dios. ¿Por qué no se había acordado de Benjamin al pensar que los dioses eran sanguinarios? Lali puso una mano sobre la muñeca de él, como indicándole que se rendía. Benjamin aflojó ligeramente.

—Vete al infierno.

Benjamin le dio una bofetada que la tiró al suelo. La miró con expresión vacía.

—Me lo vas a decir antes de que acabe contigo. Acabarás suplicándome que termine —dijo agachándose hacia ella—.Ya habrá tiempo cuando salgamos de la isla.

—No te diré nada —Lali se apartó unos centímetros—. La policía sabe quién eres. No podrás esconderte.

Benjamin la agarró por el pelo y le dio un doloroso tirón para que se pusiera de pie.

—Si prefieres morir...

De pronto la soltó. Lali volvió a caer de rodillas y Benjamin se dio de espaldas contra el suelo.

—Peter —Benjamin se limpió la sangre de la boca mientras alzaba la mirada—. Qué sorpresa. Una sorpresa tremenda —añadió mientras se fijaba en la pistola que Peter llevaba en la mano.

—¡Peter! —Lali se levantó y corrió hacia él, pero Peter no se molestó en mirarla—. Creía... tenía miedo de que estuvieses muerto.

—Levántate —le ordenó a Benjamin apuntándolo con la pistola—. O te meto un tiro en la cabeza ahí mismo.

—¿Estás herido? —Llai le agarró un brazo en busca de alguna señal—. Cuando oí los disparos...

—Considérate detenido —Peter apartó a Lali sin quitar ojo de Benjamin—. Suelta la pistola. Tírala hacia mí. Con dos dedos. Un movimiento raro y no volverás a respirar —añadió con frialdad.

Benjamin sacó su pistola con un movimiento lento y la echó a un lado.

—Debo reconocer que me asombras, Peter. Eres tú el que me ha estado persiguiendo todos estos meses.

—El placer es mío.

—Y yo que pensaba que sólo te interesaban tus objetos de arte y ganar dinero. Siempre he admirado lo bien que te iban los negocios... aunque parece que no era consciente de todos tus negocios —dijo enarcando la ceja—. ¿Eres policía? —preguntó y Peter sonrió.

—Sólo respondo ante un hombre: Adonti —dijo con calma y disfrutó de la fugaz expresión de miedo que advirtió en la cara de Benjamin—. Antes o después, tú y yo nos habríamos encontrado. Estuvimos a punto anoche.

—¿Anoche?

—¿Pensabas que era una cabra lo que te estaba vigilando?

—No —Benja asintió con la cabeza—. Me pareció intuir algo más... Debería haber investigado.

—Te has vuelto descuidado, Benjamin. Me hice pasar por ti en el último viaje e hice temblar a tus hombres.

—Tú —murmuró Benja.

—Un buen alijo, según mis socios de Atenas —comentó Peter—. Podía haberte cazado entonces, pero esperé hasta estar seguro de que Agus no estaba involucrado. Ha merecido la pena esperar.

—¿Agus? Agus no tiene estómago para esto. Sólo pienso en su esposa, sus barcos y su honor —Benja se echó a reír. Luego volvió a fijarse en Peter—. Pero está claro que me he equivocado contigo. Creía que eras un rico estúpido, pero nunca pensé que debiera preocuparme por ti. Mi enhorabuena por ese talento para el engaño... y por tu buen gusto —añadió desviando la mirada hacia Lali.

—Efxaristo.

De pronto, Peter dejó su pistola en la arena, junto a la de Benjamin. Lali lo miró confundida, aterrada. Las dos armas yacían negras sobre la arena blanca.

—Tengo el deber de entregarte al capitán Vazquez y a las autoridades griegas —dijo Peter mientras sacaba su cuchillo—. Pero será un placer arrancarte el corazón por haber puesto las manos encima de mi mujer.

—¡Peter, no!

Peter detuvo a Lali con una orden suave:

—Vuelve a la villa y quédate ahí.

—Por favor, Lali tiene que quedarse —interrumpió Benja sonriente mientras se ponía de pie y sacaba su cuchillo—. Un desenlace tan inesperado... Será el premio adecuado para el que salga con vida.

—Vete —le ordenó Peter de nuevo apretando el cuchillo. Era medio griego, suficientemente griego para haber deseado la muerte de Benjamin al ver que le pegaba.

—Peter, no lo hagas. No me ha herido.

—Te ha dejado la marca de la mano en la cara —dijo con suavidad—. Aparta.

Lali se llevó una mano a la mejilla y retrocedió.

En el proximo capitulo duello entre peter y benjamin...quien ganarà?El que gana se queda con lali,como premio...

Es benja! Pablo era demasiado poeta para ser contrabandista jaja

Se acerca el final,-2

Si firman rapido,la podemos terminar hoy y vemos cual nove hacer despues J

Voten en la encuesta ;)

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