venerdì 26 ottobre 2012

23 capitulo


Los domingos por la mañana eran el momento preferido de Lali en el Flamingo Diner. Su padre siempre preparaba rollitos de canela y los clientes leían el periódico, tomaban café y se quedaban un rato a charlar con otros vecinos.
Lali no era tan buena cocinera como su difunto padre, pero estaba decidida a mantener la tradición de los rollitos, así que llegó al local a las cinco de la madrugada, dormida y necesitando un buen café. Después, buscó la receta de los dulces e intentó recordar, paso por paso, todo lo que hacía Nicolas.
Ya había empezado a prepararlos cuando oyó que se abría la puerta del restaurante. Y para su sorpresa, se encontró cara a cara con su madre.


—No me habías dicho que tuvieras intención de venir…
—No quería decir nada por si cambiaba de idea a última hora. Mmm… huele muy bien. ¿Estás preparando rollitos?
—Más bien, intentándolo. No estoy segura de haber hecho bien la masa.
—Deja que eche un vistazo.
Lali se sorprendió.
—Siempre pensé que los preparaba papá…
—Y es cierto, pero la receta original era de mi madre. Yo ya preparaba rollitos mucho antes de que lo conociera.
Emilia probó la masa, añadió un poco de harina y comenzó a amasarla otra vez.
Lali retrocedió un poco y la observó.
—¿Y por qué dejaste que los hiciera papá?
Su madre la miró con expresión nostálgica.
—Porque lo divertía hacerlos y a mí me gustaba hablar con los clientes. Con el tiempo nos dividimos el trabajo para hacer lo que nos gustaba a cada uno. Pensamos que así seríamos más felices —dijo, derramando una lágrima.
—Y lo fuisteis. Todos esos años no fueron una mentira.
—Pero ahora lo parecen.
Lali no quería que su madre se entristeciera después de haberse decidido a reaccionar. La tomó de la mano y dijo:
—Me alegra que hayas venido. Las cosas no eran igual sin ti.
Emilia asintió y se estremeció.
—No estoy segura de tener fuerzas para quedarme, pero te oí salir de casa y pensé que podía venir a ayudarte y a prepararlo todo antes de que abras el local.
Lali suspiró. No era gran cosa, pero era un comienzo.
—Quédate tanto como quieras.
Su madre trabajó en silencio durante unos minutos más. Añadió mantequilla a la masa y después echó una generosa porción de canela y azúcar.
—Siento haberte abandonado —dijo entonces.
—Haces lo que puedes, como todos.
Su madre la miró de forma extraña.
—¿Incluido Luca? ¿De verdad crees que lo está superando? Sé que no está durmiendo en casa. Hace días que no pasa por allí.
Lali dudó, pero asintió.
—¿Os ha ayudado en el restaurante? —continuó Emilia.
—No.
—Entonces, supongo que estará con esa chica. Marisol, creo que se llama.
—¿La conoces? —preguntó, sorprendida.
—La he visto varias veces. Se quedaba esperando a Luca en el coche cuando él entraba en el restaurante para pedirle dinero a tu padre. Pero bueno, supongo que ya no tengo que preocuparme por eso…
—Y yo que creía que Luca tenía un trabajo en el campus… ¿Qué hacía con el dinero que le dabais?
Su madre se encogió de hombros.
—A mí también me gustaría saberlo.
—¿Quieres que le pida a Peter que lo vigile? —preguntó Lali.
Emilia negó con la cabeza.
—No, ya reaccionará. Sé que ha dejado el trabajo que había conseguido temporalmente en el supermercado, así que se quedará pronto sin dinero —respondió—. Pero hazme caso, no le des ni una mísera moneda a no ser que se la gane. Y lo mismo vale para Leon.
Su madre se secó entonces las manos y añadió:
—En fin, ya me voy. Estás a punto de abrir… ¿Te he dicho ya lo agradecida que te estoy por tu decisión de quedarte? Sé que piensas que Washington es tu hogar, pero este lo será siempre. Espero que algún día te des cuenta.
—No te preocupes, eso no es un problema —mintió.
En realidad, Lali estaba deseando marcharse. Echaba de menos su vida en Washington y no tenía intención de quedarse indefinidamente en Winter Cove.
—Por supuesto que lo es. Es un gran sacrificio y lo sé, pero solo será cuestión de tiempo. Te lo prometo.
—Me quedaré todo el tiempo que sea necesario
Bueno, que tengas un buen día, cariño. Te veré en casa.
Lali abrazó con fuerza a su madre y notó que había perdido peso. Ya no tenía unos cuantos kilos de más. De hecho, parecía bastante frágil.
—Me alegra muchísimo que hayas venido esta mañana, mamá. Y sobre todo, que hayamos hablado.
—Yo también me alegro. Estaba pensando en cocinar algo especial esta noche para ti y para Leon.
Lali pensó en los planes que había hecho con Peter y con Rochi y se dijo que podía cancelarlos.
—¿Qué ocurre? ¿Es que ya habías hecho planes? —preguntó su madre, siempre perceptiva.
—Sí, pero no es problema. Lo dejaré para otro día.
—No, ni te atrevas. Debes divertirte un poco. En ese caso, es posible que me lleve a Leon a tomar una pizza. Le debo un poco de atención.
Lali la miró con intensidad.
—¿Estás segura?
—Completamente segura. Pero me quedaré un rato para ver si puedo ver a la persona con la que vas a salir…
—No es nada especial. Me voy con Peter.
Su madre la miró, primero con sorpresa y luego con agrado.
—Siempre pensé que había algo entre vosotros.
—Mamá, ya te he dicho que no es nada especial.
—Peter es un buen hombre. A tu padre siempre le gustó.
—Claro, Peter es parte de la familia —dijo Emma.
Rosa rio.
—¿Y crees que eso es relevante? Nicolas también formaba parte de la mía, en cierto modo. Pero tardé en comprender que mis padres lo querían como amigo, pero no como marido mío.
—¿Porqué?
—Porque no era cubano.
—¿Por eso no vinieron nunca de visita?
—Sí. Se mantuvieron alejados de nosotros desde que nos casamos, y te aseguro que me rompieron el corazón.
Lali la observó mientras se alejaba hacia el coche. Después, se despidió de ella y volvió a entrar.
Tras abrir el local, comenzó a preparar la panceta, sacó la primera hornada de rollitos y metió otra. Poco después se abrió la puerta y entró el primer cliente. Esperaba que fuera alguno de los dos ancianos, pero era Peter. Estaba muy atractivo; se había puesto unos vaqueros y una camiseta ajustada.
—He llamado a Leon y le he dicho que duerma un poco más esta mañana. Yo te ayudaré.
Lali no podía apartar la mirada de su cuerpo.
—¿Por qué has hecho eso?
—Porque sospechaba que harías rollitos de canela y me pareció una excelente excusa para conseguirlos gratis.
Lali hizo un esfuerzo por no sonreír.
—Las cosas te deben de ir muy mal si no puedes pagarte un simple desayuno…
—Oh, puedo pagarme los desayunos, pero pensé que sería más divertido robarte los rollitos.
—¿Cómo?
Peter se adelantó y le llevó un dedo a los labios.
—Tenías un poco de azúcar… ¿Has estado comiéndotelos?
Lali sonrió.
—Por supuesto. ¿Qué tiene de malo? ¿No es exactamente lo que tú pretendes hacer?
—Mmm…
Peter la miró de forma extraña y ella se estremeció.
—Los rollitos están en la encimera de la cocina —dijo ella.
—Lo sé, pero he pensado que prefiero empezar aquí. Creo que tienes más azúcar.
Entonces, Peter se inclinó sobre ella y lamió suavemente su labio superior. Ella se quedó sin aliento.
—¿Peter?
—¿Sí?
—¿Qué estás haciendo?
—Si no lo sabes, es que no lo estoy haciendo bien.
—No me refiero a eso. Me refiero a por qué.
—Porque esta mañana me he despertado pensando en ti.
Ella lo miró a los ojos y notó su brillo de deseo.
—Ah…
Peter rio.
—Sí, ah…
Por desgracia para ambos, Gabe y Harley eligieron aquel preciso instante para hacer acto de presencia. Y en cuanto vieron a Lali en brazos de Peter, se sorprendieron.
—Vaya, vaya, ¿ves lo que yo veo? —murmuró Gabe.
—Desde luego que sí. Ya era hora.
—Ciertamente…
Peter guiñó un ojo a Lali.
Me parece que nos toca empezar a trabajar. Además, sospecho que la panceta se está quemando.
Lali notó el olor a quemado, pero Peter ya se había dirigido a la cocina a solucionar el problema, así que ella se acercó a los ancianos para servirles el café.
—Como se os ocurra decir algo, os tiraré el café encima. ¿Entendido?
—Mis labios están sellados —afirmó Gabe.
—Y los míos también —dijo Harley—. Pero quiero que sepas que nos parece muy bien.
—Aquí no ha pasado nada —declaró ella—. Nada de nada.
—Bueno, lo que tú digas —se burló Gabe.
—Sí, Lali, lo que tú digas —dijo Harley.
Lali miró a los dos ancianos con cara de satisfacción e intentó recobrar el aliento mientras se alejaba.
Tuvo que hacer un verdadero esfuerzo por no llevarse la mano a los labios, al lugar donde había sentido el contacto de la lengua de Peter. Aún podía sentirlo, y aquello bastó para que cambiara la imagen que tenía de Winter Cove; siempre le había parecido que en aquel lugar nunca pasaba nada, pero se había equivocado. Su vida, al menos, se estaba complicando por momentos.


Acà està el capitulo..tiene de TODO ese capitulo:acà empienza el problema de luca,emilia està poco a poco mejorando y peter y lali mmmm sin palabras jaja
Creo que me hice perdonar bastante bien por desaparecer,no?
Si quieren y firman hoy subo mas capitulos J

+10 FIRMAS Y MAS

13 commenti:

  1. Wooww peter y lali sin palabra ...

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  2. Punto a favor para Emilia x lo menos salió
    En q andará Lucas jummm eso bo ne suena bien

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  3. Mas mas mas mas
    Mas mas mas
    Mas mas
    Mas

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  4. siiiiiiii.... te hiciste perdonar con semejante capituloooo
    quiero masssssssssss
    besos

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  5. quiero laliter a full jaja me gusta mucho la novee

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  6. No puedo creerlo nunca pensé que Peter iba a hacer eso, que genial y Lali se esta dando cuneta que tiene que ver a Peter de diferente manera.
    Que bueno que estas de regreso se te extrañaba!!!!
    @Titel842

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  7. ME MUEROOOOOOOOOOO!! Quiero más... se viene Laliter? Mas nove, porfa!!

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  8. adicta, me muero por más nove!! Dale

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  9. que atrevido lanzani che jaja me encanta más!!

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  10. Masss, Me Encato La Parte Laliter.Masssss


    @nathies01024

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