lunedì 12 novembre 2012

33 capitulo


Eran las diez de la mañana y todavía no había señales de Peter en el restaurante. Lali trataba de aparentar que no le importaba pero, en el fondo, se sentía desconcertada. Él siempre estaba allí para el desayuno, y aun cuando suponía que la incomodaría verlo rodeado de amigos y vecinos después de lo que había ocurrido, no quería que aquella noche cambiara su rutina.
—¿Sabes una cosa? —dijo Cande con indiferencia—. Probablemente obtendrías más propinas si prestaras atención a los clientes que están aquí, en lugar de preocuparte por los que no han venido.
Lali frunció el ceño.
—No estoy preocupada por Peter. Sabe cuidarse solo.


—No me refería a su capacidad física, sino a que no ha llegado —replicó Cande—. ¿O insinúas que no lo has notado?
—Está bien, lo admito, lo he notado. ¿Merezco morir por ello?
—Entonces, ¿dónde crees que puede estar Peter?
—Imagino que ocupado con algún caso —respondió.
Sin embargo, Lali sabía que hasta entonces nunca se había mantenido alejado del bar durante toda la mañana por semejante razón. Un pensamiento repentino la paralizó. Gabe y Harley se habían estado comportando como una pareja de gatos a punto de atrapar a un canario particularmente sabroso. Lali los miró con desconfianza; sospechaba que sabían algo. Tomó la cafetera y fue a averiguar qué era lo que sabían. Si algo fallaba, siempre podía verterles el café caliente en sus duras cabezas para obtener alguna respuesta sincera.
—Eh, vosotros dos, ¿qué es lo que ocurre? —preguntó Lali con tono intimidatorio, mientras les llenaba las tazas.
—No sé a qué te refieres —le contestó Harley.
Harley se mostraba tan inocente como un monaguillo, o mejor dicho, como un monaguillo de bastantes años con el rostro entrecano y remordimientos de conciencia.
—Me refiero a que Peter no ha venido esta mañana. Pensé que tal vez vosotros sabíais dónde estaba —dijo Lali con exagerada paciencia.
—No lo hemos visto —insistió Harley.
—No desde ayer por la noche —agregó Gabe.
Gabe dio un grito entrecortado cuando, aparentemente, Harley le pateó un tobillo y lo miró con mala cara.
—Anoche nos encontramos de casualidad con él. Eso es todo lo que he dicho —añadió.
Lali pensó que bastaría un pequeño empujón más para conseguir que hablaran.
—¿Dónde? —preguntó.
Gabe miró a su compañero buscando ayuda.
—No lo recuerdo —dijo Harley.
Lali dejó la cafetera en la mesa para poder inclinarse y mirar con intensidad a Gabe, que parecía el más bocazas de los dos.
—Vosotros dos podréis ser muchas cosas, pero no desmemoriados, Gabe Jenkins. ¿Dónde visteis a Peter?
—Por ahí —respondió Gabe.
—¿Dónde? —insistió con impaciencia.
Harley suspiró con resignación.
—En el departamento de policía, ya que insistes. Estaba trabajando —dijo.
Lali tuvo un mal presentimiento.
—¿Y qué hacíais allí vosotros?
A Gabe se le iluminó la cara.
—Fuimos a ver a Mariano.
—Exacto —dijo Harley, visiblemente complacido por la rapidez mental de su amigo.
—¿Y desde cuándo sois tan amigos de Mariano? —preguntó Lali—. Nunca os he visto juntos a los tres.
—Desde hace poco tiempo —explicó Gabe—. Peter…
Gabe no terminó la frase. Al parecer, Harley le había dado otra patada por debajo de la mesa.
—Os preguntaré de nuevo: ¿por qué estabais en el departamento de policía? No voy a marcharme de aquí hasta que me lo digáis, así que será mejor que habléis de una vez.
—Está bien… Estuvimos en el edificio Yeager —admitió Harley—. Y encontramos una agenda.
Resultaba evidente que Harley se había resignado a darle un poco de información para calmarla.
—¿De quién era? —preguntó ella mirándolos a ambos—. ¿De Maria Sawyer, tal vez?
Gabe y Harley asintieron con expresión de culpabilidad.
—¿Y Peter está ahora con ella?
—No lo sé —respondió Harley.
—Está por ahí.
Lali se quitó el delantal, se lo arrojó a Cande y se dirigió a la puerta. Si Peter está interrogando a Maria sin ella, lo colgaría del primer árbol que encontrara. Ningún jurado en el mundo la condenaría si supiera que él actuaba a sus espaldas después de haber prometido mantenerla al tanto de todo lo que tuviese que ver con la muerte de su padre.




Peter llevaba horas ante la puerta del despacho de Maria. No había tenido suerte al intentar localizarla la noche anterior, así que a primera hora de la mañana había ido a su trabajo esperando encontrarla allí a las siete, o como muy tarde, a las ocho. Pero no daba señales de vida.
Rochi llegó finalmente a las ocho y media y lo encontró caminando impaciente por el pasillo que daba al despacho.
—¿Dónde diablos está? —reclamó Peter mientras seguía a Rochi al interior del despacho—. No habrá vuelto a salir de la ciudad, ¿verdad?
Rochi frunció el ceño por el modo en que le hablaba y no respondió a sus preguntas.
Una hora más tarde, ella seguía sin hablarle. Pero Peter no se lo tuvo en cuenta: no tenía sentido molestar a ana mujer embarazada, con las hormonas más desaforadas que un boxeador novato.
Justo entonces, y como si hubiera sentido que el mal humor de Peter se había aplacado, Rochi levantó la vista de lo que fuera que estuviera escribiendo en el ordenador y le dedicó una sonrisa tímida.
—¿Quieres tomar un café o alguna otra cosa? —le preguntó en un aparente intento de hacer las paces—. Me preocupaba ofrecerte cafeína antes, porque parecías bastante excitado.
Peter se encogió de hombros.
—Disculpa. Ha sido una noche larga. En cuanto al café, olvídalo. Prefiero alguna información sobre el paradero de tu jefa.
—Eso no puedo dártelo —dijo ella—. Lo siento.
—¿Te ha hecho prometer que no dirías nada? —preguntó Peter.
—No, pero no tengo idea de dónde puede estar. Es uno de los defectos de su personalidad. Cree que no necesita mantenerme informada de sus planes.
—Mala manera de dirigir una oficina —comentó Peter.
Rochi se encogió de hombros.
—Estamos trabajando en ello.
Peter sonrió a pesar suyo.
—¿Y quién está ganando el pulso?
—La semana pasada solo llamó una vez, así que puedes imaginarlo.
—¿Y no sabes nada de ella desde la semana pasada?
—Bueno, estuvo ayer, pero eso no cuenta. Hablaba de las ocasiones en que desaparece sin decir ni una palabra y sin que exista nada en su agenda que lo justifique.
—¿Y eso ocurre con mucha frecuencia? —preguntó sorprendido.
—Lo suficiente como para volverme loca, especialmente los últimos meses.
—¿Tienes alguna idea de dónde va cuando desaparece? ¿Sabes si está con alguien en particular?
—Tengo mis sospechas, pero nada más —dijo, mirándolo con mala cara—. Y antes de que preguntes, no, no las voy a compartir contigo. Puedes preguntarle tú mismo.
Rochi se detuvo un instante, y preguntó:
—No es por cambiar de tema ni nada, ¿pero cómo van las cosas entre Lali y tú?
Peter consideró cuidadosamente su respuesta y decidió optar por algo neutral.
—Bien, supongo.
Rochi alzó los ojos al cielo.
—¿Has hablado con ella sobre la posibilidad de quedarse en Winter Cove?
—No, pero estoy intentando mostrarle las ventajas.
—¿Y tú eres una de ellas? —preguntó Peter con un brillo travieso en los ojos.
—El jurado aún no ha decidido si me ve como una ventaja o una desventaja —dijo él.
Peter pensó en el modo en que Lali había perdido los estribos la última vez que habían estado juntos.
—Entonces debes de estar perdiendo tu toque. Tal vez no deberías concentrarte en tus virtudes, sino en lo que Winter Cove tiene que ofrecerle.
Él entrecerró los ojos.
—¿Por ejemplo?
—He oído que el señor Mullins está pensando en vender la tienda que tiene en Palm Drive. Podría ser la oportunidad perfecta para una mujer que ha trabajado en un anticuario. Bajo los objetos viejos que Mullins tiene en su establecimiento, hay cosas valiosas; y por lo que he oído, Lali tiene ojo con los negocios. Nicolas siempre fanfarroneaba con eso.
El cerebro de Peter se puso a trabajar a toda marcha. Pegó un salto y besó a Rochi en la frente.
—Eres un genio.
—Díselo a Maria —dijo ella sonriendo.
—Avísame cuando vuelva y se lo diré —le prometió.
Luego, dejó una tarjeta sobre el escritorio y agregó:
—Llámame al busca.
—Lo haré —asintió ella—. Ah, Peter…
—¿Qué?
—Suerte con Lali. Lamento que las cosas no funcionaran con Maria, pero siempre he pensado que tú y Lali estabais hechos el uno para el otro.
—Yo también —dijo él.
Peter estaba a punto de salir del despacho y cuando se tropezó con Lali, que acababa de entrar.
—Oh, eres tú… —dijo ella.
Lali intentó golpearlo, pero él la detuvo.
—¿Hay algún problema?
—Por supuesto que sí —respondió, con expresión de ira—. Me prometiste que sería la primera en saber si habías descubierto algo.
—Pero no he descubierto nada —dijo Peter.
—Mientes descaradamente —lo acusó Lali—. Sé lo de la agenda que encontraron Gabe y Harley.
Él suspiró.
—Ya imaginaba que lo sabrías.
—Bueno, entonces, ¿qué es lo que tienes que decir? —demandó Lali.
Peter se metió las manos en los bolsillos para no abrazarla. Sabía que aquel no era el momento más oportuno para decirle lo guapa que estaba cuando se ponía furiosa. Tampoco era un buen momento para besarla, aunque si ella insistía en hablar sobre la maldita agenda, tendría que hacer algo para acallarla.
Además, Rochi estaba escuchando la conversación con ávida fascinación y él no quería que se lo contara a su jefa. Quería sorprender a Maria con lo que había descubierto, y no podría hacerlo si Rochi se lo contaba antes.
—No mucho —dijo finalmente.
—¡No mucho!
—Estás gritando, Lali.
La voz de Peter sonó deliberadamente tranquila.
—No estoy gritando —dijo ella, en un tono que probablemente habrían podido oír a miles de kilómetros—. ¡Esto es gritar!
Lali subió tanto los decibelios que Peter pensó que los cristales de las ventanas iban a estallar.
—Obviamente estás molesta. ¿Por qué no vamos a otro sitio y hablamos sobre esto? —sugirió él.
Peter la tomó del brazo para sacarla del despacho, pero Lali se mantuvo en el sitio.
—No quiero ir a ninguna parte. Quiero saber qué eso que has descubierto, y quiero saberlo aquí y ahora.
—Nada.
—Quiero conocer cada detalle, por pequeño que sea…
Lali no terminó la frase. Lo miró confundida y preguntó en voz baja:
—¿Es verdad que no has descubierto nada?
—Nada. Maria no está. No ha venido. Y no quería que Rochi sepa nada de lo de la agenda, porque podría sentirse en la obligación de informar a Maria.
Lali se ruborizó, con gesto culpable.
Peter movió la cabeza en gesto negativo y la miró a los ojos.
—Lali, ¿no confías en mí?
—Por supuesto que confío en ti. O confiaba hasta que he sabido que venías aquí sin mí.
—He venido sin ti porque no sé lo que puede haber en esa agenda. No quería decirte nada hasta averiguar algo más concreto.
—Pero esa agenda te ha hecho sospechar que Maria sabe más de lo que admite, ¿no es así?
—Sí.
—¿Qué?
Peter supo que ocultarle la verdad ya no tenía sentido.
—El nombre de tu padre aparece bastante. Una vez a la semana, de hecho, desde principios de año.
Lali palideció.
—¿Qué crees que significa?
—No lo sé. Eso es lo que he venido a averiguar. Pero Maria ha desaparecido otra vez. —Rochi dice que no es nada raro que se vaya sin decírselo a nadie. Pero me ha asegurado que me llamará cuando Maria aparezca y entonces podremos verla juntos, si eso te hace feliz.
—No sé si exactamente feliz —dijo Lali—. Pero quiero estar presente cuando hables con ella. Mientras tanto, me tranquilizaría ver esa agenda.
Peter ya había supuesto que ella querría ver la agenda si llegaba a enterarse del asunto, así que respondió:
—Lo siento. Es una prueba. Está guardada bajo llave en la comisaría.
Lali lo miró con recelo.
—Pensaba que este no era un caso oficial.
—Y no lo es.
—Entonces, ¿por qué guardas esa agenda bajo llave? ¿Qué más hay en ella? ¿Qué es lo que no quieres que vea?
Matt consideró la posibilidad de revelarle el resto en ese momento, pero estaba demasiado exaltada como para comprender o perdonar.
—Nada —le aseguró—. Mientras esperamos la llamada de Rochi, ¿qué te parece si comemos algo? Me muero de hambre; no he desayunado.
—Ya lo había notado —admitió Lali.
Peter apenas pudo contener la sonrisa.
—¿De verdad? Qué fascinante. Tal vez podríamos saltarnos la comida e ir a mi casa.
—No, de eso nada —dijo ella—. Sigo molesta contigo.
—¿Por lo de esta mañana?
—No, por lo de anoche.
—Podríamos hablar sobre eso también —indicó él—. Comunicarse es muy importante. De hecho, la comunicación es la base de una buena relación.
—Nosotros no tenemos una relación; tenemos sexo.
—Bueno, llámalo como quieras.
Lali hizo un gesto burlón.
—Apuesto a que puedo conseguir que cambies de opinión —afirmó Peter con una sonrisa.
—Estoy segura de que lo conseguirías, ¿pero eso qué demostraría?
—Que es mejor dejarse llevar por el deseo.
Lali trató de contener la risa, pero no lo consiguió.
—Me vuelves loca, Peter Lanzani.
Peter pensó en todas las cosas que quería hacer con ella. La tomó de la mano y juntos se dirigieron al edificio Yeager. Cuando llegaron a la calle, preguntó:
—¿Te vuelvo loca en el mejor sentido, o en el peor?
La expresión de Lali se volvió reflexiva, como si estuviera considerando la pregunta desde todos los ángulos posibles.
—En los dos sentidos, supongo —dijo finalmente.
—Excelente —dijo Peter con tono triunfal—. Una cosa compensa la otra.
Lali rio y él aprovechó para robarle un beso. Después, cuando ella se dejó llevar, Peter se inclinó y susurró a su oído:
—Como ya sabes, tú también me enloqueces. Siempre.


Perdon,de verdad....estoy estresada..demasiado estudio ajajaja en serio,mil perdones...Capitulo bastante largo asique quiero muchas firmas.eh! J

+11 FIRMAS Y MAS

14 commenti:

  1. Me encanta, falta poco para que lali se entere lo de peter y maría no? que pasará?Más!!

    RispondiElimina
  2. Massss Noveee!! Si Vuelve Otra Vez Laliter!! Masss Y Gracias Por Avisarme!


    @nathies1024

    RispondiElimina
  3. Masssss y lali es de temer cuando esta enojada

    RispondiElimina
  4. Ya te extrañábamos, pero no te preocupes comprendemos que hay muchas cosas que hacer!!!
    Pero aquí estamos tus lectoras para darte animo :)
    El CAP esta interesante no pensé que Lali fuera a tras de Peter, creo que mas que saber lo de la agenda quería verlo!!!
    Gracias por los caps un beso y abrazo y aquí estamos :D
    @Titel842

    RispondiElimina
  5. quiero que Peter sea sincero con Lali antes que sea muy tarde :/ despues va a ser peor..

    RispondiElimina
  6. se te extrañaba, a vos y a la nove!! Sube otro, porfaaa

    RispondiElimina
  7. Me encanta la nove, y me encanto toda la escena Laliter, jajaja se vuelven locosss !!

    RispondiElimina
  8. creo que lali va a reaccionar muy mal cuando se entere lo de Peter y Maria :// Pero mientras tanto, que tengamos mucho Laliter jaja

    RispondiElimina
  9. Mas nove, mas caps.. porfa

    RispondiElimina
  10. me encantaaaaaaaaaaaaaa
    lo que extrañaba esta nove
    estas fechas son horribles, examenes y mas examenes
    besos

    RispondiElimina
  11. por fin moria por leer lo que seguia
    ojala no te demores mucho en postear
    mas nove!!!

    RispondiElimina
  12. por fin cap y me encanto en final
    @masi_ruth

    RispondiElimina