giovedì 1 novembre 2012

32 capitulo


Lali habría dado cualquier cosa por no tener que volver a casa con su mejor amiga. La conocía mejor que nadie y naturalmente quería saberlo todo sobre Cande y sobre la relación que mantenía con él. Pero después de lo sucedido durante la noche anterior, no estaba segura de tener respuestas. La idea de marcharse de Winter Cover ya no le resultaba tan atractiva.
—¿Qué te parece si damos un paseo por el lago antes de volver a casa? —sugirió Lali, tras dejar a Cande.
—¿Quieres agotarme para que así no haga preguntas indiscretas?
—No. Sé que pasas mucho tiempo en el gimnasio y no lo conseguiría.
Cande asintió.


—Cierto, pero me encantaría pasear.
Para alivio de Lali, Cande se mantuvo en silencio mientras paseaban. Al cabo de un rato divisaron un puesto de helados y a Cande se le iluminaron los ojos.
—¿Quieres uno? Invito yo.
—No, no, te invitaré yo. Eres mi invitada…
—Pues hace un rato me ha dado la impresión de que no te alegrabas mucho de verme.
—Es que te has presentado en un momento bastante complicado.
—¿Porque te he pillado en una situación comprometedora? —preguntó—. Francamente, me he sentido muy aliviada. Empezaba a preocuparme que fueras una santa o algo así.
—¿Una santa? Solo soy una mortal muy confundida —comentó, mientras compraba dos helados de chocolate.
Cande hizo un gesto hacia un banco cercano y las dos mujeres se dirigieron a él y se sentaron.
—Háblame de esa confusión —dijo Cande—. ¿De qué se trata? ¿Es que no estás loca por ese tipo?
Lali asintió lentamente.
—Creo que me estoy enamorando de él.
—Pero eso es maravilloso…
—No, no lo es. ¿Cómo puedo amarlo? No quiero quedarme aquí.
—Entonces, que se vaya contigo a Washington. A juzgar por la forma en que te mira, no creo que le importara.
—No puedo pedirle algo así. Adora este sitio tanto como yo adoro Washington. Además, trabaja como jefe de policía y no puede dejarlo de repente.
—Entonces, quédate.
—¿Para hacer qué?
—Abre tu propio negocio de antigüedades.
—Haces que todo parezca muy sencillo…
—Porque lo es, Lali. Si un hombre tan atractivo como Peter se enamorara de mí, no dejaría pasar la oportunidad.
Lali miró a su amiga y cayó en la cuenta de que su dilema, en realidad, no era nada grave.
—Descuida, encontrarás al hombre que estás buscando —dijo, para animarla—. O él te encontrará a ti.
—Lo sé, pero me gustaría que se diera prisa. No quiero ser demasiado vieja cuando llegue. Me apetece disfrutar de los fuegos artificiales.
—Nunca se es demasiado vieja para el amor. Por lo menos, mis padres nunca lo fueron.
Cande la miró con seriedad.
—¿Cómo está tu madre? Tiene buen aspecto, pero solo estuve un rato en el restaurante antes de ir a buscarte y no hablé mucho con ella.
—Mejora día a día. Aunque le ha costado volver al trabajo, creo que es bueno para ella.
--¿Y qué hay de Jeff? Sé que estabas preocupada por él.
Cande negó con la cabeza.
—¿No estaba en el restaurante esta mañana? —preguntó, frunciendo el ceño.
—Yo no lo vi. Leon estaba cocinando. Y tu madre, sirviendo las mesas.
—¡Maldita sea! Pensé que Peter había conseguido que reaccionara, y si descubre que no ha ido al restaurante, mi hermano va a tener problemas.
—¿Por qué? Eso no es asunto de Peter…
—Cande, sospechamos que mi hermano se ha convertido en un adicto. Peter habló con él a petición mía, para intentar que lo dejara, pero al parecer no ha servido de mucho. Se ha juntado con un grupo de gente que le está haciendo daño. Al principio creía que era culpa de su novia, Marisol, pero después de conocerla ya no estoy tan segura.
—Bueno, preséntamela si puedes. Dado que yo también soy una mala influencia, sabré si estabas o no en lo cierto —bromeó Cande.
—Si las malas influencias que está recibiendo mi hermano fueran como tú, no me preocuparía en absoluto.
—Tal vez deberíamos dejar de hablar de Luca por el momento. Es obvio que te incomoda —comento Cande—. Volvamos a Peter.
Lali frunció el ceño.
—Pues pensar en él me incomoda aún más.


Peter no estaba pasando una buena noche. Se sentía muy frustrado por la negativa de Lali a considerar la posibilidad de quedarse en Winter Cove. Además, Mariano le había dado un montón de quejas de ciudadanos en cuanto entró en comisaría; la mayoría eran protestas por los parquímetros del pueblo: querían que los retirara o que aumentara el tiempo que se concedía antes de poner una multa.
—¿Vas a hacer algo sobre esos parquímetros? —preguntó el sargento.
—¿Qué quieres que haga?
—No lo sé. Tal vez deberías darles los números de teléfono de los concejales del ayuntamiento para que los llamen a ellos y protesten. A fin de cuentas son los responsables, no nosotros.
—Vaya, por fin tienes una buena idea. Hazlo.
—¿Por qué tengo que hacerlo yo? Ya tengo bastante trabajo con intentar calmarlos.
—En ese caso, se alegrarán mucho cuando oigan tu idea. Serás su héroe.
—No quiero ser el héroe de nadie. Me encanta estar detrás de un escritorio. Si hubiera querido ser diplomático, habría trabajado para el Departamento de Estado —gruñó Mariano—. Además, hay ciertas cosas que no merecen la pena por el sueldo que me pagas.
—Pero soy tu jefe y me temo que tienes que obedecerme.
—¿qué tal con Lali?
—Somos amigos, como siempre, nada más.
—¿Eso es todo? —preguntó con escepticismo.
—Es todo lo que te voy a contar.
Mariano asintió lentamente y sonrió.
—Oh, vaya, ahora lo comprendo… ¡Por fin lo has hecho! ¿Y cómo ha sido?
—Mariano, no sigas por ese camino… Podría despedirte.
—Pero no lo harás. Conozco todos los secretos de este pueblo. Incluidos algunos sobre ti que seguramente los demás desconocen.
—Mi vida es un libro abierto —protestó Peter.
Mariano rio.
—Entonces, supongo que le habrás contado a Lali lo tuyo con Maria Sawyer.
Peter lo miró con cara de muy pocos amigos.
—No, seguro que no se lo has contado —continuó Mariano—. E imagino que no te gustaría mucho que todo el mundo se enterara de tu pequeño idilio con Lali, ¿verdad? Ten en cuenta que todos están deseando saber lo que pasa.
—¿Quién, además de ti, ha estado especulando sobre mi vida?
—Ya te lo he dicho. Casi todo el mundo.
Peter gimió.
Justo entonces, Mariano miró hacia la entrada de la comisaría y dijo, sonriendo:
—No mires ahora, jefe, pero sospecho que tu noche se va a complicar bastante.
Matt se volvió hacia la entrada y vio a Gabe y a Harley.
—¿Se puede saber qué os pasa ahora? —preguntó, irritado.
El agente Juan Gómez, que los acompañaba, intentó contener la risa.
—Los he encontrado rebuscando en la basura junto al edificio Yeager —dijo, mientras daba a Peter una cartera—. Afirman que esta agenda puede aportar algo sobre la muerte de Nicolas, y como el caso está cerrado, me pareció sospechoso.
—Yo me encargaré de ellos. Gracias, Juan.
—¿Quieres que los encierre?
—¿Por qué? —preguntó Gabe, indignado—. Rebuscar en la basura no es ningún delito, hasta donde yo sé.
—Eso es cierto —dijo Peter—. Pero entrar en una propiedad privada sí lo es.
—¿Esa es tu forma de darnos las gracias por haber encontrado la agenda de Maria Sawyer? —preguntó Harley—. Dudo que Lali fuera tan ingrata como tú, aunque es posible que no le agradara verla: seguro que tu nombre aparece muy a menudo.
Peter echó un vistazo a la cartera.
—¿Estáis seguros de que es de Maria?
—Totalmente —respondió Gabe—. Lo sabemos porque solía llevarla siempre al restaurante. Si fueras más observador, te habrías fijado.
—Pues a mí me parece una agenda normal y corriente, como muchas otras.
Gabe lo miró con exasperación.
—Para ser un jefe de policía, no eres muy perceptivo. Ni siquiera te has fijado en las iniciales. Mira, ahí están. Son las iniciales de Maria.
—Es cierto…
—Bueno, ¿no vas a echar un vistazo? —preguntó Gabe.
Peter miró a los dos hombres con sorpresa.
—¿Es que no la habéis abierto?
—Por supuesto que no
Peter los llevó a su despacho, se puso unos guantes de látex y solo después abrió la agenda.
—Sentaos mientras la miro —ordenó.
Los dos hombres obedecieron y él empezó a leer la agenda. Buscó el día de la muerte de Nicolas y fue retrocediendo. Al parecer había estado con Maria ese mismo día, y muchas veces más durante los meses anteriores; al menos, una vez cada semana.
Naturalmente, empezó a hacerse un sinfín de preguntas sobre la relación de Maria con Nicolas, preguntas que exigían sus respectivas respuestas. Pero el asunto era tan delicado que se dijo que no las compartiría con Lali a no ser que se tratara de algo realmente importante.
Ya se estaba dirigiendo hacia la puerta cuando recordó que Gabe y Harley seguían en el despacho. Entonces, los miró y dijo:
—Habéis hecho un gran trabajo esta noche, pero es hora de que colguéis las botas y dejéis de jugar a policías. A partir de ahora, dejad el asunto en mis manos.
—¿Has descubierto algo? —preguntó Harley.
—Una pista, solo eso.
—Pero una buena pista…
Peter sonrió.
—Sí, muy buena.


+11 FIRMAS Y MAS

12 commenti:

  1. Mas Novee!!!! Que Lali Se Quede, O Que Se Vaya Pero Que Peter Vaya Tras Ella.Masssss



    @nathies1024

    RispondiElimina
  2. jajaja esos viejos son lo mas
    lo enloquecen a peter jajaja
    beso

    RispondiElimina
  3. Hahaha espero q lali reaccione y se de cuenta q su lugar es cn peter haha

    RispondiElimina
  4. Cada vez más cerca de la verdad pero también más cerca de que lali se entre el pasado de maría y peter que pasará?? Más!

    RispondiElimina
  5. que intriga, quiero más

    RispondiElimina
  6. Me acabo de poner a leer el CAP apenas y me muero de intriga sobre la pista. Me encanta que los dos viejitos anden de detectives jajajajajja
    Saludillos eapero que estés bien y pronto subas otro CAP!!!
    @Titel842

    RispondiElimina