domenica 23 dicembre 2012
37 capitulo
Al ver cómo se alejaba, Peter pensó que lo había estropeado todo. Pero no iba a dar por buena la pataleta de Lali. Aunque ella creyera que su relación había terminado, él no pensaba igual y estaba decidido a encontrar la forma de enderezar las cosas.
Sin embargo, sabía que tendría que haberle contado lo de su relación con Maria desde el principio, pero solo por poner todas las cartas sobre la mesa. Si hubiera hablado entonces, Lali habría sabido que esa relación había sido intranscendente. Ahora, en cambio, había adquirido una importancia mayor de la que originalmente tenía; tanto para él como para Maria.
Por otra parte, Peter estaba convencido de que nada de lo sucedido con Nicolas estaba ligado a esa ruptura. Maria no era del tipo de personas que buscarían vengarse de él a través de la familia de la mujer que amaba. Era más directa que eso. Si hubiese querido vengarse a través de alguien, lo habría hecho con él y, además, lo habría hecho con entusiasmo. Sin embargo, seguían llevándose bien; por lo menos hasta que sus preguntas la pusieron a la defensiva.
—Hola, jefe.
Peter se sobresaltó cuando Mariano se sentó junto a él en el banco que estaba a orillas del lago.
—¿De dónde diablos has salido?
—Siempre salgo a pasear con Gwendolyn a esta hora de la noche —respondió el sargento, mirando a su perra.
Mariano hizo un gesto al animal, que de inmediato, se tumbó en el suelo, jadeando.
—Parece que disfruta realmente de la caminata —ironizó Peter—. ¿Nunca has pensado que podría preferir tumbarse en la casa, cerca del aire acondicionado?
—Muy gracioso… Obviamente, los dos lo preferiríamos —dijo Mariano, algo disgustado—. Pero el veterinario dice que tiene sobrepeso. Así que estamos a dieta porque tenemos que bajar tres kilos, como mínimo.
Peter contuvo la risa.
—Ya veo. Siempre quise saber lo que hacías con tus tardes.
—Yo, en tu lugar, sería menos chistoso. Al parecer, la vida no va a ser muy emocionante de aquí en adelante. Me ha dado la impresión de que Lali se ha enfurecido contigo.
—¿Has estado espiándonos?
—Pasaba por aquí —aclaró Mariano—. Oí vuestra discusión y decidí que lo mejor era esperar, por si te hacía falta un hombro para llorar.
—Gracias, pero no —dijo Peter, lacónico.
—¿Quieres decir que lo tienes todo bajo control? —insinuó Mariano, con malicia.
—No exactamente —admitió Peter—. Pero lo tendré.
—¿Cuál es tu plan?
—Todavía no tengo ninguno.
—¿Te molestaría una sugerencia?
Lo que a Peter lo molestaba era tener a un sargento metomentodo que creía que podía inmiscuirse en sus asuntos privados, pero, al parecer, tampoco tenía mucho control sobre eso.
—Dime.
—Mete a esas dos mujeres en una habitación y aclara el tema antes de que se salga de madre. Según mi experiencia, las mujeres se ponen más difíciles cuanto más se tarda en resolver los problemas.
—No me digas —se burló Peter.
—Te lo digo. Sé muy bien de lo que estoy hablando —insistió Mariano.
Después revolvió en un bolsillo y sacó un busca.
—Por cierto, esto es tuyo. Lo dejaste en comisaría. Rochi te ha estado llamando toda la tarde.
Peter tomó el aparato y dio un respingo.
—¿Y por qué diablos no me lo habías dicho?
Mariano levantó la cabeza y gruñó ante el grito de Peter.
—Te mandé un mensaje —explicó Mariano, mientras acariciaba la cabeza de la perra para tranquilizarla—. Rochi hizo lo mismo. Luego, descubrí que te lo habías dejado en el escritorio.
—Maldita sea…
Peter frunció el ceño y miró su reloj aunque suponía que ya era demasiado tarde para encontrar a alguien en una oficina.
—Rochi dijo que podías llamarla a la casa —añadió Mariano—. El número está en la memoria de esa cosa.
Después, miró por encima del hombro de Peter y agregó:
—Ahí tienes un teléfono público.
Peter salió corriendo .
La mujer que había llamado por teléfono hablaba tan rápido y con la voz tan entrecortada por el llanto que, al principio, Emilia no consiguió entender ni una palabra de lo que estaba diciendo.
—Más despacio, por favor. ¿Con quién hablo?
—Soy Marisol.
Emilia sintió que se le paraba el corazón.
—¿Le ha pasado algo a Luca?
Del otro lado de la línea, solo se oían sollozos. Emilia quería gritar, pero pensó que con una mujer histérica ya era suficiente.
—Luca se puso muy mal y después se desmayó. Hawk no me dejaba llamar a una ambulancia, así que tuve que arrastrarlo hasta mi coche.
—¿Dónde estás ahora? —preguntó Emilia.
La sorprendía estar tan calmada, pero no era momento para dejarse llevar por pánicos o histerias, así que se limitó a intentar no perder el control.
—En la sala de emergencias del hospital —susurró la chica—. No dejan que lo vea y no me dicen nada porque no soy de su familia. ¿Puedes venir, por favor?
—Estaré ahí en quince minutos —prometió Emilia—. Pero no te preocupes, se pondrá bien. Te buscaré cuando llegue.
Emilia corrió hacia dentro, decidida a no quebrarse hasta saber exactamente cuál era la situación. Marisol saltó de su silla y se acercó a ella; tenía el rostro lleno de lágrimas y estaba sin maquillaje. Parecía exactamente lo que era: una jovencita asustada.
—Lo siento —le susurró—. Lo siento tanto. Todo esto es mi culpa.
Emilia la abrazó fuerte.
—Ya habrá tiempo de buscar culpables. Ahora mismo, necesitamos concentrarnos en Luca. ¿Has oído algo?
Marisol movió la cabeza como negando.
—Siguen sin decirme nada.
Emilia fue hacia el mostrador de información y explicó quién era.
—Haré que el médico venga enseguida para hablar con usted —prometió la enfermera—. Puede sentarse allí, si lo desea.
Minutos más tarde, llegaron Helen y el médico. Helen se sentó junto a su amiga y le agarró fuerte la mano. El médico se detuvo frente a ellas con expresión sombría, mientras se mecía sobre los talones.
—No le voy a mentir —dijo—. Su hijo está mal. No sabemos qué combinación de drogas ha tomado. Tendremos que esperar al informe de toxicología para saberlo con exactitud. Sea lo que sea, le ha provocado un paro cardíaco.
—Dios mío —susurró Emilia.
—Hemos conseguido estabilizarlo, pero no está fuera de peligro. Vamos a trasladarlo a terapia intensiva dentro de un rato y podrán verlo durante unos minutos.
El hombre miró con cara de pocos amigos a Marisol y agregó:
—Solo la familia.
—Entiendo —dijo Emilia.
—Lo lamento, sinceramente. Veo todo el tiempo casos como este y sigo sin entender el sentido de estas cosas. Espero que captes el mensaje ahora, jovencita —declaró, mirando a Marisol—. Sigue así y quizá seas la próxima
Lali se había cansado de esperar. Había puesto la investigación sobre el suicidio de su padre en manos de Peter; había dejado que Luca resolviera sus problemas solo; y había esperado pacientemente a que su madre le dijera que estaba repuesta para poder marcharse otra vez a Washington.
Por desgracia, se había dejado llevar por una corriente de culpa, pena y martirio autoimpuesto. Pero tenía que reaccionar, sobre todo ahora que sabía que Peter había demorado las cosas deliberadamente.
Maria Sawyer debía de tener respuestas y, aunque no fuesen todas, bastarían para orientarla en la dirección correcta. Ya no tenía sentido que siguiera esperando a que Peter hablara antes con ella. Si Maria seguía fuera de la ciudad, Lali se limitaría a echar un vistazo a su piso y a su despacho. No se le ocurrió pensar que pudiera ser peligroso, porque sabía que Maria no era una delincuente. Probablemente sería más aburrido que otra cosa.
Localizó su dirección en la guía telefónica y subió al coche de su madre, maldiciendo a Peter por su actitud.
Acababa de aparcar frente al domicilio de Maria, cuando vio luz en la casa. Al parecer, había estado allí todo el tiempo.
Impulsada por la furia y por una energía que no había sentido en varias semanas, salió del coche, cruzó el césped dejando la huella de sus pasos y golpeó la puerta principal. Iba a llegar al fondo de aquello esa misma noche y entonces podría volver a Washington y retomar su vida donde la había dejado. No quería pensar en el vacío que quedaría en su corazón al separarse de Peter después de lo que habían compartido en las últimas semanas.
Tocó el timbre y dio unos pasos hacia atrás. Cuando la puerta se abrió, tuvo la impresión de que el corazón se le subía a la garganta.
—Tú… —murmuró Lali.
Mil perdones,chicas!Me siento re mal por no haber subido por casi un mes! En estas dos semanas de vacaciones voy a subir lo mas que puedo,voy a hacer maratones y todo eso...ustedes quieren?
Firman mucho asì subo otros capitulos! :D
Iscriviti a:
Commenti sul post (Atom)
Se encontró con peter ahí?? Más me encanta!
RispondiEliminahay a quien se encontro lali???
RispondiEliminaquiero leer el proximo cap, me dejaste re-intrigada
beso
Mas
RispondiEliminaNo te preocupes por el tiempo te extrañamos pero te entendemos lo bueno es que estas de regreso!!!!
RispondiEliminaMuero de intriga por saber a quien se topa Lali del otro lado de la puerta :o
Saludos
Titel :)
Keep on working, great job!
RispondiEliminaAlso visit my webpage : male breast reduction
Masssssssssssssssssssssssssssss Brasillllllllllllllllllllll
RispondiEliminaEspero k puedas continuarla y k te encuentres bien.Mas capitulos.estuve desaparecida xk se rompio mi torre, ahora leo y comento x el movil.
RispondiEliminaSeguiiiii
RispondiElimina